Con gritos como «globalicemos la lucha», se dio inicio al foro sobre El Asalariado Agrícola, en el teatro Bartolomé de las Casas en la Universidada Politécnica Salesiana, en el cual Alfredo Blouck (representante de Brasil), Martìn Pascual (representante de Chile) y María Elena (representante de Nicaragua) concordaron en que los derechos históricos del pueblo, los sindicatos van desapareciendo año a año.

Problemas como los que ocurren en Brasil: 5 millones de trabajadores asalariados rurales, menos del 30% de quienes tienen trabajo, cuentan con contrato de trabajo que les da un nivel de estabilidad, y el otro 70% son trabajadores informales.

«La globalización dominó la economía chilena, con las empresas multinacionales», nos cuenta Martín Pascual. También la salud depende de las multinacionales. El sector salmonero, junto al pesquero, han estado liderando la economía de La Estrella Solitaria.

De un millón de personas, 600 mil son trabajadores asalariados, trabajan 10 horas más de lo normal (es decir 58 horas), El 50% son mujeres, los 400 mil restantes son trabajadores temporales, es decir, su máximo de trabajo es de 3 a 4 meses al año, con lo cual obtendrán el derecho al seguro de la salud. Los agricultores venden su mano de obra a las empresas multinacionales con lo cual son explotados dantescamente, ya que los campesinos pobres dejando sus huertos y sus hogares van a trabajar a las multinacionales y son doblemente explotados como doble asalariados.

La desaparición del latifundio y la entrega de tierras a las mayorías fueron consignas importantes que se dieron con la caída de la dictadura nicaragüense.

Por tanto, en los países de Latinoamérica se dan problemas como la violación de los derechos laborales, el bajo pago de salarios, la no preocupación por sus trabajadores por parte de los contratistas, ya que los problemas en la mayoría de casos surgen a raíz de los tóxicos que emanan dichos fungicidas, y que conllevan el riesgo hasta de quedar estériles.

Estos problemas, según los pueblos latinoamericanos, se resolverían con la unión de los sindicatos contra la lucha del monopolio agrícola, la ratificación del convenio 184 de la OID (salud para los trabajadores agrícolas) y la creación de un nuevo sujeto trabajador, con alianzas con otros sectores.

Para Juan Tiney (representante de Guatemala), la organización, la lucha son factores claves para contrarrestar el subempleo en los sectores campesinos. El gobierno ha prestado poca atención a los sectores productores, en especial al sector indígena el cual en más de una ocasión se ha unido para combatir contra estas discriminaciones.

Sindicatos como la Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas, CONIC y CUC, son algunos de los más importantes de Guatemala. El trabajo exhaustivo, la unificación y la lucha decidida son las armas más poderosas para contrarrestar la discriminación a los trabajadores asalariados.