De momento, también parece que aceptaron el llamado gubernamental al diálogo -no se sabe si por convicción o por conveniencia- como la única vía para tratar las diferencias y buscar salidas dialogadas directamente entre los actores. El fin es subirse todos al mismo barco y trabajar por el bienestar propio y general.

No es la primera vez que en cinco años y medio los sectores enfrentados de este país hablan de "disposición a dialogar" sin que después no pase nada más que se radicalicen las diferencias entre el gobierno y sus adversarios.

El ministro de Finanzas, Tobías Nóbrega, celebró los intentos de dialogar pero también pareció asumir unas condicionantes.

"Yo creo que la filosofía del gobierno es recoger las expectativas de los empresarios desde la base, creo que Fedecámaras, como miembro de la Coordinadora opositora es un factor político que será considerado en su momento cuando el vicepresidente José Vicente Rangel tenga a bien reunirse y hacer los contactos con los factores políticos", puntualizó.

En lo que pareció un cambio total de timón, la presidenta de la organización empresarial Fedecámaras, Albis Muñoz, dijo que para reconstruir al país el sector empresarial necesita un ambiente "amigable" que debe ser promovido por el gobierno, así como reglas claras de seguridad jurídica, el respeto a la propiedad privada y el levantamiento de los controles de cambio y de precios, que considera ineficientes.

Nada que no haya pedido antes, pero con menos furia.
"Hay dos Venezuelas que tienen que ser conciliadas", sostuvo Muñoz en una reciente rueda de prensa en la que estuvo flanqueada por la principal organización industrial, Conindustria, y la mayor del sector comercial, Consecomercio.

"Hoy que ya se cumplió la gesta, hacemos el llamado para que unos y otros pensemos en una Venezuela mejor en una Venezuela que hay que reconstruirla económicamente porque hemos perdido espacio empresarial, hemos perdido alrededor de una tercera parte del entramado empresarial del país y ese país requiere puestos de trabajo y estamos plenamente concientes todos que sólo fortaleciendo a la empresa privada podremos generar esos puestos de trabajo que la familia venezolana requiere", agregó.

Algunos analistas temen que la ratificación de Chávez traerá en lo inmediato una radicalización de las políticas de su gobierno, con represalias contra sectores que aún no domina. Hay muchos empresarios, también, con su participación protagónica en el golpe de Estado de abril de 2002 y en el paro-sabotaje petrolero de fines de ese mismo año y comienzos del 2003.

Entre los principales objetivos que temen algunos analistas y empresarios estaría una toma de control del Banco Central de Venezuela (BCV), que ya ha sido centro de diatriba en el pasado. Desde esa posición podría tener una suerte de control indirecto y cercano del sistema financiero del país, dicen.

Otro punto clave será el Tribunal Supremo de Justicia, donde dentro de poco se espera sean nombrado nuevos jueces que, obviamente, no declararían un "vacío de poder".

Tras su triunfo, Chávez convocó al diálogo a sus adversarios, entre quienes nombró directamente a Fedecámaras, una organización que fue corresponsable del paro opositor de del 2002-2003 que hundió a la economía en su peor crisis.

"Así que reitero mi llamado a la unión, a la comprensión, a la tolerancia de todos los sectores", dijo Chávez en su primera conferencia de prensa tras ser ratificado. "Vuelvo a hacer el llamado a todos a que vayamos por el mismo camino todos vamos en el mismo barco", dijo.

Muñoz dijo que "en ningún momento hemos estado cerrados a conversaciones sobre todo orientadas al fortalecimiento del sector privado". Pero agregó que "en primer lugar se requiere una definición con relación a políticas monetarias, fiscal y cambiaria", especialmente con los controles que son "nocivos para la economía".

La empresaria precisó que los controles de cambio y de precios, adoptados por el gobierno en febrero del 2003 tras el paro, han debilitado la competitividad de muchas empresas y han creado distorsiones en la economía.

Una de esas principales distorsiones tiene que ver con una formación de precios asociada mayoritariamente por la cotización del dólar en el mercado negro, que en algunos momentos llegó a duplicar el valor del tipo de cambio oficial fijo de 1.920 bolívares por dólar.

El presidente de Conindustria, Lope Mendoza, también tomó una línea similar. Celebró que "pueda abrirse un diálogo con las distintas instancias del gobierno nacional para poder implementar las medidas económicas que se necesitan para la reactivación de la economía, de la industria, del comercio de los servicios".

"Esperamos que haya una receptividad por parte de esos entes del ejecutivo nacional para sentarnos con ellos a analizar nuestras propuestas y tratar de buscar la implementación de las políticas necesarias para retomar la confianza y la inversión en el país. Estamos a la espera de la respuesta de los distintos ministerios y empresas del estado a los cuales le hicimos llegar el referido documento", agregó.

Fedecámaras y Conindustria, que aglutinan a la mayoría de empresas del país, apoyaron publicamente el voto en contra de Chávez en el referendo del 15 de agosto y que pretendía poner fin anticipado a su controvertido mandato.

Sin embargo, hubo quienes dijeron que para poder sentarse a dialogar había antes que resolver algunos aspectos pendientes con el referendo, avalando las denuncias de fraude que se han lanzado la Coordinadora Democrática (CD).

"Mientras ese escenario de conflicto persista, va a ser inviable a nuestra manera de ver el que nosotros recompongamos un escenario distinto aún cuando intentemos propiciar un diálogo", afirmó en esa misma conferencia de prensa hecha dos días después del referendo.

El Consejo Nacional Electoral determinó que Chávez fue ratificado en la presidencia con más del 58% de los votos en el referendo, resultado que fue avalado por los observadores internacionales exigidos por la oposición.

Publicado en Revista Quantum No.28