En primera instancia la política de reforzar la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha sido efectiva en cuanto a preservar el valor de nuestra riqueza no renovable más importante. Los precios actuales del petróleo a valor corriente en promedio para el año 2004 superan los 31,4 dólares el barril, muy por encima de las estimaciones presupuestarias. Igualmente se dio la recuperación de los volúmenes de producción luego del sabotaje petrolero de finales de 2003 y principios de 2004, cuestión que ha sido también ampliamente demostrada.

En esa misma dirección, la inversión que actualmente se realiza en Venezuela por parte de los ingresos petroleros no sólo para recuperar su potencial de producción, sino también en la reconstrucción de su tejido social y de infraestructura, tan disminuidos gracias precisamente al fenómeno de descapitalización antes mencionado; han hecho que se comiencen a revertir aun lentamente dichas tendencias.

Dentro de la tendencia secular de decrecimiento, el ciclo de corto plazo petrolero permite auspiciar un nuevo reforzamiento del aparato productivo. Ubicado este último en el contexto de lo que hemos llamado la emergencia del submarino productivo. Ya de hecho tuvo progresos notorios durante los años 1999 al 2001 antes de que se iniciara la ofensiva destructiva llevada a cabo por la oposición venezolana, para terminar cueste lo que cueste, según han sido sus fracasados propósitos, con el gobierno legítimamente elegido en diciembre de 1998, que luego fuera ratificado en julio de 2000 y finalmente relegitimado, una vez más, de manera fehaciente en el reciente proceso constitucional reafirmatorio del 15 de agosto pasado.

Las cifras que nos ofreció el Banco Central de Venezuela (BCV) relativas al primer semestre del 2004 confirman que nos encontramos en una nueva fase del ciclo productivo venezolano. El Producto Interno Bruto creció durante ese primer semestre la significativa cifra de 23,1%, en contraste con lo ocurrido durante el mismo período del 2003 cuando decreció en 15,2%. La economía petrolera lo hizo en un 25,9% contrariamente a un -17,8 del año anterior. Más significativa se observa la diferencia en cuanto a la economía no petrolera que creció un 14,3% en el 2004 como reverso de un decrecimiento de -2,0% en el 2003. Contraposiciones que señalan una tendencia cada vez más definida y consistente.

A nivel de los diferentes sectores también se observan marcados contrastes. Pruebas al canto. La actividad de manufactura que decreció en primer semestre de 2003 en 20,6% revirtió de manera positiva a 37,9% en el 2004. Igual tendencia se dió en el valor agregado bruto del sector privado que tuvo un decrecimiento de 20,5% en el primer semestre del 2003, versus el crecimiento de 37,4% en el 2004. En particular los volúmenes de los subsectores manufactureros tales como el cultivo y adobo de cueros; la producción y fabricación de la madera; y la fabricación de automotores dieron la pauta en ese significativo cambio. Igualmente de manera significativa deben mencionarse las cifras obtenidas en la fabricación de textiles, la fabricación de maquinaria y equipo, y la fabricación de muebles.

Otros sectores también dieron pauta de ese crecimiento semestral, tal es el caso de la construcción que marcó el inicio de su recuperación durante el 2004 con un crecimiento semestral de 33,6% en amplio contraste con el decaimiento durante el primer semestre de 2003 cuando llegó a un doloroso -45%. También las comunicaciones marcaron la ruta retomando la senda que se había observado durante los primeros años de gobierno,al pasar de -3,5% en el primer semestre de 2003 versus un crecimiento de 16,4% en el primer semestre del 2004.

No podemos dejar de mencionar otra faceta del crecimiento semestral observado al contrastar el consumo final privado que pasó de un valor negativo de -8% durante el primer semestre del 2003 a un valor positivo de 10,7%. En esa misma dirección la inversión bruta fija cambio de signo en los semestres comparados al pasar de -47,2% a 51,9%.
Superado el primer semestre las estimaciones que se tienen para el segundo semestre dan un rango de crecimiento para todo el año que supera las expectativas iniciales que se tenían de un 6%. Con los valores ya obtenidos según las cifras del BCV durante los dos trimestres que quedan para completar el 2004, y tomando en cuenta los resultados obtenidos se supera hasta la fecha la meta estimada, pudiendo realísticamente pensar en un crecimiento mayor del 10% para todo el año de acuerdo a los esfuerzos que ya se notan para el tiempo que transcurre y que podrían alcanzar y superar algunos puntos adicionales. De esta manera el crecimiento que tendrá Venezuela será por mucho, el mayor crecimiento del Producto Interno Bruto en todo el continente latinoamericano.

Signos estos de los nuevos tiempos enmarcados dentro del respeto a la Carta Magna, y dando lecciones y señales al mundo de que en Venezuela se construyen nuevos futuros dignos de ser observados por el resto de los países latinoamericanos.

No sólo crece el valor agregado de nuestra economía, sino que le acompañan por un lado el mejoramiento de las metas sociales a base de una estrategia clara de inclusión social, y por el otro lado, la legitimidad política que terminó dándole el reciente proceso concluido de reafirmación democrática, más que representativa para adentrarse en los cánones de ser participativa y protagónica.

De un total de 14 millones de venezolanos que podían expresar su voluntad de manera directa alrededor de 10 dieron fe de su respeto al texto constitucional y a la voluntad soberana de superar sus diferencias en un clima de mutuo respeto y tolerancia.
Signos alentadores estos valores semestrales que nos muestra el aparato productivo nacional.

Publicado en Revista Quantum No.30