El Presidente Lula Da Silva manifestó su complacencia ante la ratificación del Presidente Chávez en el referéndum del 15 de agosto: “Ya no puede haber más dudas en ningún lugar del mundo de que Venezuela asumió la consolidación del proceso democrático. Nadie puede tener duda sobre este proceso, yo diría, sufrido y espinoso”, dijo.
Asimismo, afirmó a los empresarios venezolanos que “los que no ganaron deben colaborar tanto como los que ganaron, eso debe quedar como marca definitiva, el grado de conciencia política del pueblo de Venezuela no tiene ninguna duda para consolidar la democracia y para respaldar al Presidente, quien ha dado su vida a favor del pueblo venezolano”.
También celebró la iniciativa de los empresarios de ambos países por “impulsar las relaciones económicas y comerciales”, resaltando la importancia que tiene para su gobierno este encuentro en aras de las “asociaciones estratégicas entre empresas”. Asimismo indicó que “decisiones políticas como la integración de Venezuela al Mercosur y las señales de recuperación económica de nuestros países dan aliento a nuestras aspiraciones de que finalmente podamos proporcionar mejores condiciones de vida a nuestra poblaciones”.
“Sabemos que la reducción del desequilibrio de nuestras balanzas comerciales es la clave del éxito para el desarrollo económico en América Latina, la integración regional que tanto deseamos pasa por el aumento de los flujos del comercio de nuestros países”, enfatizó el mandatario brasileño.
“Queremos estimular el desarrollo económico y social del Amazonas para promover la inversión internacional y viabilizar el aumento de las exportaciones en esta zona”, e instó al sector empresarial tanto de Brasil como de Venezuela para trabajar en función de extender por toda América del Sur los esfuerzos realizados por ambas naciones para la integración regional.
“Quiero decirles a ustedes que no tengo miedo de hacer asociación con los empresarios venezolanos, no tengo miedo de invertir en Venezuela, tampoco los venezolanos tienen que tener miedo de invertir en Brasil o de hacer negociaciones con Brasil. Brasil y Venezuela tienen una oportunidad en la historia de nuestros países, nunca tuvimos un momento tan propicio para consolidar en la práctica, en proyectos concretos, la teoría que durante siglos se pasó en toda América del Sur con respecto a la integración política, comercial y cultural”.
“Las condiciones están dadas. La pelota no está solamente con el Presidente Chávez y con el Presidente Lula, la pelota está con todos nosotros. Al final de cuentas, tanto como en el fútbol, la actividad económica es un arte colectivo y tenemos que ejercitarla juntos, por eso les deseo buena suerte a todos ustedes”, concluyó.
Por su parte, Chávez aseguró que el momento histórico que vivimos “impone darle nuevos bríos a la idea y a la praxis de la integración”. “América Latina tiene todo para ser un polo de poder en el mundo, humildemente pero un polo de fuerza. Y esa idea de Bolívar, de Abreu De Lima, ese viejo sueño de integrar en esta parte del mundo un bloque, no debe quedarse solamente como bloque comercial sino que debe ir más allá a lo político, la integración social, es decir, la integración plena.
Asimismo sustentó las palabras expresadas por su Lula cuando refirió el enorme problema que se le presenta a la región la burocracia. “El principal enemigo de nuestro gobierno y por tanto de nuestro pueblo no está en el Pentágono, ni en los adversarios internos, está en la burocracia, una verdadera macolla histórica con unos valores, una cultura y a veces uno se ve obligado a hacer lo que hizo Alejandro Magno, de sacar la espada y cortar los nudos porque tienden a ahogar las más caras y buenas intenciones”. Chávez insistió en que muchas de nuestras leyes han sido hechas para evitar el desarrollo de nuestros pueblos y este es un tema muy viejo. Denunció que las clases dominantes hicieron leyes para impedir la justicia, el logro de la igualdad, impedir la unidad de nuestros pueblos. “Bolívar decía no son los códigos de Washington que tenemos que consultar, debemos inventar nuestros propios códigos, revisar las costumbres que hemos heredado y que siguen imponiéndonos una conducta arrolladora que destroza las mejores intenciones”.
Chávez ratificó su propósito de conducir una revolución pacífica, expresando la necesidad imperiosa de “darle poder a los pobres y allí es donde las clases altas que han tenido poder económico, político durante mucho tiempo deben entrar en un alo nivel de conciencia porque, o lo hacemos de esta manera o algún día el huracán de los pueblos empujados por la pobreza del hambre, la miseria y el desespero les pasaría por encima a los que pretenden vivir en un paraíso rodeados por un infierno de pobreza”.
Enfatizó que “nadie puede negar que en Sudamérica se ha venido levantando en los últimos años un nuevo horizonte, un nuevo mapa político e ideológico y ese nuevo perfil está recorriendo el espinazo, la columna vertebral y los músculos de todo el continente suramericano”.
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