Aunque usted no lo crea, los taxistas se bajan a abrir las puertas o a contribuir en el desplazamiento de las maletas; los policías saludan afablemente; la gente usa los celulares a la cintura; los paquetes no se pierden con facilidad y la cordialidad aflora con sencillez inverosímil para quienes somos de fuera y estamos acostumbrados a la rudeza y mala cara que en Lima suele ser la forma más amable de tratar a la gente. En Arequipa, por pocos días, me sorprendí de todas estas cosas. ¡El Perú está vivo!

Lima hiede y navega entre escándalos políticos de políticos inmorales y oportunistas y de un gobierno cuyo mejor mérito ha sido entregarse al festival de concesiones y contratos leoninos que contemplan la rentabilidad de las empresas y el empeño cuasi total del patrimonio peruano a las transnacionales. La capital resume el fango y la bosta: el interior responde con alegría de hombres y mujeres bien alimentados y entre quienes reina un ánimo festivo de querer seguir construyendo un país.

No obstante el maltrato que reciben las regiones en el plano administrativo y político, hay obras por donde uno pasa y el concepto modernizador a rajatabla tiene problemas serios con el cuidado del medio ambiente que en Arequipa suele ser un patrimonio de los más privilegiados. El problema surgido por la contaminación de Minera Cerro Verde tiene muy preocupados a los mistianos. Y así lo escuchamos durante una entrevista que nos hizo Alberto Núñez Borja, el fiero e indomable periodista de Radio Líder.

Esta vez en Arequipa tuvimos la oportunidad de participar en la IV Grafisur (Feria Gráfica) que se llevó a cabo en las cómodas instalaciones de la FIA (Feria Internacional de Arequipa) en Cerro Juli. El evento que congregó en tres días consecutivos a más de 10 mil visitantes tuvo un éxito muy destacado en los medios de comunicación. Ayer mismo, como director ferial, tuve la oportunidad de estar en Radio Melodía dando cuenta del cónclave y también del agradecimiento expreso al pueblo arequipeño. Con circunstancias como ésta, no se puede decir sino que ¡El Perú está vivo!

Grafisur IV contó con el concurso de más de 140 empresas que viajaron desde Lima hasta Arequipa a mostrar sus productos tecnológicos y maquinaria de última generación. Esta forma de descentralizar sin otro apoyo que la férrea voluntad de victoria de su principal organizador, Oscar Castañeda Arrascue, no tiene precedentes en la historia patria y, hay que subrayarlo, dista mucho de la estridencia frívola que sí ostentan otros improvisados e irresponsables.

¡El Perú está vivo!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!