El Macizo colombiano, región considerada estratégica, está convertida en territorio de guerras y sus habitantes en parte del botín. Y como tantos otros lugares de Colombia espera que todos iniciemos por ellos un trabajo de movilización y resistencias.
En alguna ocasión mientras recorría algunos senderos del imponente Macizo Colombiano vi una valla que decía en medio de una flor "El Macizo es un canto a la vida y a la libertad... está amenazado por los intereses imperialistas". Hoy, rememorando, encuentro que la amenaza es una agresión directa.
En los últimos meses la agresión ha implicado llenar de fuerza pública la cotidianidad campesina e indígena, a tal punto que en sitios como Valencia, en San Sebastián, por cada habitante existe uno y medio uniformado; pero la cosa es mucho más compleja de lo que en apariencia se ve: la gran mayoría de los uniformados son gente joven de la región que como soldados campesinos o policías creen encontrar la forma de arañarle a este sistema, excluyente algo con qué malvivir, sin importarles la perdida de cohesión y la confianza por parte de sus comunidades nativas. Las fuerzas militares cumplen así su objetivos de romper hasta los lazos familiares.
No satisfechos con la excesiva militarización que ha conllevado el acoso a la juventud (hombres y mujeres) y ha promovido el consumo de sustancias psico-activas, el Macizo también es objetivo prioritario de la ayuda de la Unión Europea, quien a través de los Laboratorios de Paz, hoy quiere dividir a comunidades milenariamente organizadas y unidas. Se fraccionan sus instancias organizativas y mediante la gestión de proyectos venden la idea de obtener algunos recursos para beneficio particular. Así, además de la infinidad de programas y proyectos aparentemente aislados y desinteresados que durante años y años se han desarrollado en todo el Cauca y la región Maciceña en específico, hoy se desarrolla uno de los tres nuevos Laboratorios de Paz a implantarse en todo el país y que se suman al ya existente en la arrasada región del Magdalena Medio y Sur de Bolívar.
Es decir que a la par que se ejecutan acciones del Plan Colombia (militarización, fumigaciones, judicializaciones masivas, etc.), se pretende mostrar al mundo los resultados en gobernabilidad, desarrollo democrático y paz sostenible (ejes del laboratorio) mientras que en medio de la miseria sus gentes padecen el terror de ser señalados como subversivos o colaboradores de estos, lo que les ha acarreado hostigamientos permanentes y detenciones masivas.2
Pero allí no para la cosa, recientemente nos sorprendió el S.O.S. publicitado por lo medios masivos de comunicación frente a la situación ambiental que padecen los páramos maciceños, constatación realizada por el mismísimo gobernador del Cauca, Juan José Chaux Mosquera, hijo de la rancia aristocracia payanesa, quien acompañado por el director de la Corporación Regional del Cauca – CRC, entre otros ecoturistas, visitaron la región después de las numerosas denuncias públicas de los bombardeos indiscriminados, las fumigaciones y la ampliación a sangre y fuego de las fronteras agrícolas por parte de grandes propietarios de tierra residentes en Popayán y Cali. Desde luego que las cosas en lugar de mejorar han empeorado para los habitantes de estas tierras.
Así que en suma, la agresión al Macizo Colombiano, a sus habitantes y comunidades organizadas no se ha limitado en el actual gobierno a la militarización, sino que conjuga de manera siniestra la cooptación económica y política acorde a los intereses recientemente firmados en Cartagena y que conocemos como TLC. Situación ésta que limita y coarta la posibilidad de expresión y pensamiento de los campesinos e indígenas que para dicha o desdicha nacieron, crecieron y se mantienen en tan rica e importante región, pues además de los mal contados 61 ríos que allí nacen (2 de ellos, Magdalena y Cauca, atraviesan nuestro país de sur a norte y han sido los ejes de gran parte de la economía nacional), el macizo une como intercepción importantes zonas del país y el continente: la amazonía con el pacífico, la zona andina y la extensa llanura; de allí que la misma Ministra del Medio Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial lo califique en su conjunto como un ‘Ecosistema Estratégico’.
Ahora al escribir estas notas y releerlo, da la impresión de ya haberlo leído con otros nombres y bajo otras latitudes de nuestra hermosa Colombia. No sé si fue por los lados de Urrá o en el oriente Antioqueño o en el Catatumbo, quizá por los lares de Chigorodó y Turbo, o a lo mejor algo de la Sierra Nevada de Santa Marta o el Magdalena Medio, tal vez la memoria me falle, pero lo que es cierto es que algo común hay allí, esperando que los rostros expectantes y las manos inquietas de tantos hombres y mujeres tomen pasen de la contemplación del problema a las acciones de resistencia y movilización.
1 Maciceño, estudiante de secundaria y miembro del grupo ecológico "Agua y Vida"
2 Alrededor de 100 personas han sido detenidas en la región en tan solo 9 meses.
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