Soy de un país poderoso y (cada día menos) anglo sajón pero en este momento vivo en la ciudad de México y me impresionan las visiones distintas del mundo en los dos paises. En particular, me impresionan las diferencias en como se les ve a Ustedes los venezolonos, y a la situación política y el proceso bolivariano. Y quiero compartir con ustedes algunas de mis observaciones. (Claro hay muchas diferencias entre opiniónes derecha-izquierda, nacionalista-globalizador y, sobre todo en los EEUU, entre quienes saben y los que no tienen ni idea donde quedan los países de latinoamerica - o aún que hay países diferentes en América Latina. Igualmente en los dos países, pero particularmente en los EEUU, hay una fragmentación de información, o sea, hay fuentes muy diversas que forman opiniones también diversas.)

Primero, en los dos paises, la política latinoamericana se ve en el contexto (a la sombra) de la dominación estadounidense de la región, o sea en el contexto de la relacion EU latinoamericana. Entonces lo primero que salta a la vista en los dos paises -ante cualquier evaluación del proceso dentro de Venezuela- es la amistad entre Hugo Chávez y Fidel Castro.

En México se escuchan muchos comentarios como este: “Este Chávez está loco al desafiar tan abiertamente a los EEUU.” Muchas veces este tipo de comentario contiene dos sentimientos, uno de admiración y otro de incertidumbre: “Este Chávez es como un chamaco muy valiente pero cuidado, ¿a donde va?...". Es visto con simpatía pero al mismo tiempo con precaución, como se ve el chico rebelde que lleva la foto de Che en su franela.

Y claro, este sentimiento tiene mucho que ver con la historia mexicana. Es un país en que aún vale el dicho “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca a los Estados Unidos.”

En esta manera Chávez está comparado con los izquierdistas cautelosos como Lula o Kirchner o las figuras del mismo PRD, el partido de la centro-izquierda en México. Y ni gana ni pierde en la comparación. Solo destaca como un hombre más audaz que los otros.

En EEUU la amistad con Cuba quiere decir “el amigo del enemigo es enemigo.” O sea, Chávez es del otro bando. (Hay gente, incluso muchos latinos, a quien les cae bien precisamente porque es del (llamado) otro lado. Pero este tiene que ver más con la cultura que con la política.)
Y ahora, en plena campaña presidencial en EEUU, el candidato opositor John Kerry parece tener una sola estrategia: demostrar que es más macho, más duro, más fuerte que George Bush. No tiene programa alguno para América Latina pero le conviene decir que actuará duro contra Fidel Castro y Hugo Chávez. Y el único comentario de Kerry que iba más allá fue “Su relación cercana con Fidel Castro ha planteado dudas serias en torno a su compromiso con la democracía.” (Claro, lo dijo en la zona metropolitana de Miami...) Y esto influye la percepción popular: “No sabemos donde está Venezuela, ni que pasa adentro pero sabemos quienes son los amigos de nuestros enemigos.”

En México, aunque no hay ningún deseo de instalar un regimen estilo cubano, tampoco existe la misma satanización de Fidel Castro. Es visto como caudillo interesante de otro país. Entonces hay interés en la amistad Chávez-Castro en torno a como va a influir las relaciones Venezuela-EEUU.

Muy importante aquí es la cuestión de la soberanía. México, en la puerta del famoso patio trasero de los Estados Unidos, siempre ha estado celoso de su independencia de los EEUU (en parte porque lo que una vez fue el norte de México ahora es el oeste y suroeste de los EU.) Y por eso siempre ha dado mucho apoyo a la cuestión en general. (Es un actitud que explica sus relaciones complicadas con Cuba y, digamos, el cariño popular para Chávez.)

En el mismo contexto, para los mexicanos Venezuela es un país hermano. Este sentimiento tiene rasgos culturales, emocionales y políticos. Es en este sentido que entre los mexicanos se entiende el significado de la imagen de Bolivar. O sea, se ve Chávez, junto con Lula y Kirchner, como el abanderado de la idea de una integración latinoamericana. Y hasta el gobierno centro-derecha de Vicente Fox ahora quiere afiliarse al Mercosur.

A pesar de eso, en México se percibe el bolivarianismo venezolano como un proceso personal. Y aunque admiran mucho la relación cercana entre Chávez y los llamados “excluidos,” hay dudas en torno al proceso. Están siempre cautelosos en cuanto a las señales de “los personalismos”, como ahora en el caso de la esposa del Presidente Fox, Doña Marta, quien abiertamente tiene aspiraciones a la presidencia. (Después de la revolución mexicana había un intento fuerte -y exitoso- de institucionalizar los personalismos de la revolución. Resultó el PRI: Mejor una “dictablanda” institucional que una dictadura personal.)

Otra cosa: La carrera militar de Chávez es algo que preocupa más a los mexicanos que a los norteamericanos. De hecho los militares ahora están de moda en los EEUU pero la misma memoria histórica de que hablabamos antes pone nerviosos a los Mexicanos. Fue precisamente después de la revolución a partir de los años cuarenta y cincuenta que los mexicanos pusieron fin al gobierno militar. En Estados Unidos son precisamente gente de la izquierda (o centro-izquierda) que se oponen a la militarización de la campaña de Kerry que en este momento tendría dudas sobre el fondo militar de chavismo.

En México la reacción contra el golpe de abril, 2002 fue imediata y fuerte. En EU, menos en algunos círculos, no fue gran cosa.
En EEUU también se entiende el proceso como algo muy personal. No entienden para nada un movimiento llamado bolivariano, ni para mal ni para bien... Ni es comunismo, ni liberalismo, ni priismo. Es Hugo Chávez.
Aquí cabe mencionar el asunto de los derechos humanos. Se puede encontrar en México la idea de que dentro de los derechos humanos se encuentran los derechos sociales. Y ya que los derechos sociales en México (y en el mundo) se encuentran disminuidos (la educación, la salud, los pensiones, etc.) frente la lógica del neoliberalismo globalizador, hay alguna simpatía por un régimen que intenta cambiar las cosas en sentido contrario.

Por otro lado, ya que México está dejando atrás un régimen que violaba los derechos humanos tradicionales (libertad de pensamiento, etc.) reaccionen ante los reportajes de periodistas golpeados por pandillas y bandas. El ex-presidente Luis Echeverría ahora podría ser juzgado precisamente por haber alquilado y acarreado golpeadores (los famosos “halcones,” descrito por Carlos Fuentes en la novela Agua Quemada) para enfrentar a los disidentes estudiantiles de los años sesenta y setenta. Y dado el fin de setenta años del partido único, también se preocupan al respecto frente a otros reportajes sobre Venezuela.
En Estados Unidos también hay preocupación por los derechos humanos, sobre todo dentro la comunidad activista.

Otra cosa: La oposición venezolana tiene sus aliados y contrapartes tanto en México como en los Estados Unidos. Acción Democrática tiene sus vínculos, por ejemplo, tanto con el PRI mexicano como con grupos laboristas y socialdemócratas en Estados Unidos. Igualmente el CTV tiene sus lazos con el CTM y (un poco menos) con el AFL-CIO. Y hay fuertes vínculos entre grupos empresariales en los tres países, sobre todo en la industria petrolera. Han habido conflictos muy parecidos, por ejemplo, en PDVSA y PEMEX en torno a la gerencia cotidiana, la autoridad estatal contra la autoridad empresarial, el destino y uso de los ingresos, etc. Hay varios grupos, entonces, que ven la situación, ven la coyuntura, por medio de los lentes de sus contrapartes venezolanos.

Antes del referendum, el New York Times opinó en contra de las llamadas “tendencias autoritarias” de Chávez, y le recomendó aceptar los resultados del referéndum sin mencionar las tendencias de la oposición. Por otra parte, Marcos Roitman opinando en La Jornada, también antes del referéndum, escribió: “El referéndum adquiere un carácter plebiscitario en tanto la oposición busca construir una nueva mayoría política si consigue destituir al presidente. [...pero...] El dilema de la oposición es claro. Apostó por el referéndum. Pero su derrota es una posibilidad. Mientras el gobierno de Hugo Chávez contempla el ser destituido, sus enemigos no. ¿Será capaz la oposición de asumir su derrota o se retrotraerá a las prácticas de sedición y golpismo ya utilizadas en abril de 2002?”

No he visto tal preocupación en Estados Unidos.

Finalmente en el contexto actual global la buena relación de comunicación entre Chávez y los pobres -la inclusión de los excluídos-puede ser más que simbólico. La globalización neoliberal, el modelo que Chávez ha prometido a combatir se basa en la disciplina y exclusión de participación de las poblaciones pobres y obreras. Un programa inclusivo es antitético a un programa neoliberal que se basa en la libertad y mobilidad máxima del capital global y nacional. Aunque Chávez no ha desarrollado todavía tal programa, la “inclusión” de los pobres es preocupante para aquellos que abogan por el desarollo neoliberal en Venezuela y en América Latina. Y los neoliberales cuentan con sus aliados mundiales, sobre todo en los Estados Unidos.