En obsequioso gesto, digno de un vasallaje intragable, el ministro “negociador” del TLC, Alfredo Ferrero, está en Washington, para conversar hasta el viernes 8, con el representante norteamericano Robert Zoellick. No olvidemos que aquél termina su período oficial en enero del 2005 y que las rondas de los tres países: Colombia, Ecuador y Perú, se llevarán a cabo entre el 25 y el 29. ¡Ferrero está dando palmarios signos de buena conducta! ¿Alguien necesita más pruebas del entreguismo de este sujeto?
Un tratado de libre comercio no compromete al gobierno sino al Estado, es decir a los 26 millones de peruanos que tendrán que asumir la actual actitud de sus pseudo-negociadores e insertarse en un cuadro mundial en que Estados Unidos privilegiará sus exportaciones -no sus importaciones- por razón de su agudísimo déficit de balanza de pagos. ¡Y lo que Perú necesita es exportar y conseguir divisas!
Día que pasa, día que se comprueba que no es el interés supremo del bienestar de los peruanos el que prima en cualquier negociación, y en lo del TLC no hay más que sumisión vergonzosa, y vale lo que manda la potencia del norte. El oprobioso pro-norteamericanismo de Ferrero, De la Flor y demás integrantes de la patota, es un asunto que debiera preocupar en sumo grado. Con sonrisas no se disimulan los grilletes a que nos pueden estar condenando unos patanes vendepatria y tampoco se forja un país desde dentro y desde abajo.
¿Qué dicen los parlamentarios? Las voces críticas son muy pocas, casi inexistentes. La mayoría congresal sólo se preocupa en que no le toquen el sueldo ni le afecten los pelotones de secretarias o brigadas de asesores. ¡Es un despropósito más que escandaloso! Hoy se descubren puestos de favor a granel y dispendios que no se condicen con la imprescindible austeridad que debieran mostrar quienes ganan mucho, hacen poco y son casi una lacra a la que debía fusilarse en masa.
Nótese que desde que comenzaron las “negociaciones” del TLC con Estados Unidos, Perú se ha distinguido por su borreguismo militante. Si Zoellick decía a, los mequetrefes peruanos exclamaban “algo más”, para contentar al gringo que se va irremisiblemente en enero próximo. Hasta Colombia y Ecuador, en más de una oportunidad, han quedado atrás de la obsequiosa posición nacional caracterizada por una postura desdorosa.
Propuse en un artículo anterior que como este TLC compromete al pueblo peruano, entonces sus interlocutores o negociadores, debían ser pasibles de un impedimento de salida del país por lo menos durante tres años y ser pasados por el más riguroso escrutinio público en caso de desaguisados o compromisos desiguales. Hay sospechas que más de uno de estos pelanduscos sí que tiene o conserva intereses de parte que no son los del Perú y su destino como nación y Estado libre.
Dar demostraciones de buena conducta en solitario sólo despierta comentarios y sospechas de una actitud indigna.
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
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