Si alguien nos preguntara, desde dónde han salido las frases, los conceptos, las demandas de esta Declaración, que es de todos/as nosotros, escrita por lo menos a veinte manos y esperamos que suscrita por miles de personas, tendríamos que decir que desde ese espacio inalienable, ese espacio profundo, ese espacio soberbio donde somos libres.

Esos espacios, esas estructuras colectivas, esas identidades, esas prácticas productivas, esas fuentes de animación desde donde soñamos y creamos, desde donde somos, pero también esa vida de todos los días donde la piel fronteriza se convierte en llaga por las fumigaciones o donde el generoso mar se convierte en tumba de navíos migrantes dignos de mejor suerte. Desde allí es donde reafirmamos que queremos ser soberanos y soberanas.

Esta Declaración, que será leída para ustedes por encargo del Grupo por la Dignidad y la Soberanía, es un texto multi-voces.

La fácil manera con que fluyeron los acuerdos, no sólo nos sorprendieron sino que nos descubrieron un estado de ánimo, una voluntad durmiente, una voluntad despertando, un deseo de luchar por la descolonización de nuestro país, de poner nuevamente en valor la soberanía y la dignidad de nuestra Patria.

Remarco esto porque queremos enfatizar en dos hechos.

El primero, es que pensamos y sentimos -los afectos, los sentimientos, son también parte de nuestras posturas más dignas—, que esta fluidez de los acuerdos afirma que este país, Ecuador, sí puede luchar contra la rendición de nuestra soberanía, que no lo hemos perdido todo aún, que podemos levantar un proyecto que nos abrace —desde nuestras diversidades, desde los pueblos y nacionalidades— en una corriente emancipatoria que ponga nuevamente de pie nuestro ser colectivo.

Una corriente emancipatoria con la que deberemos, disputar el sentido, el significado de los objetivos, de las metas, del horizonte de la política, que establezcan el sendero a seguir para nuestro país y que incluso rescriba el significado profundo de esta Patria desde nuestros impostergables anhelos de integridad, de dignidad, de equidad, de verdadera democracia, de participación, de justicia.

El segundo hecho que queremos enfatizar es que para nosotros ésta no es apenas una lucha para hoy. Ciertamente tenemos un cúmulo de tareas cuyo horizonte es el corto plazo. Por ejemplo, vísperas de concluir la III ronda de negociaciones del TLC prevista para Febrero del 2005, se posiciona al frente la campaña para someter a consulta popular la firma del TLC, objetivo que viene reuniendo ya a importantes actores sociales y que tendrá en nosotros a un grupo actuante. Otro ejemplo, el proceso con el que intentan coludirse las compañías petroleras dolosas con las autoridades y que tendrá en nosotros un grupo vigilante y denunciante.

Sin embargo, queremos decir que a través de estas luchas particulares, enfatizamos ante ustedes, con ustedes, amigos y amigas, compañeros y compañeras, el carácter estratégico de esta lucha, la necesidad de sostener con fé en nosotros mismos, con generosidad, con chispa, líneas de pensamiento y acción que desbaraten los ejes sistémicos en que se ha ido anudando nuestra subordinación.

Es nuestro país el que necesita que esta corriente se convierta en un torrente. Es nuestra patria la que necesita de nuestros recursos, fortaleza y en especial, de nuestra sabiduría colectiva, sabiduría para sumar, multiplicar, para potenciarnos, para colocar piedras fundacionales -como miles de nosotros venimos ya haciéndolo—allí donde vivimos, actuamos y nos relacionamos día a día.

Es por eso que les invitamos a continuar levantando esta causa desde todos los espacios, desde la cotidianidad, desde lo público, en fin desde allí donde podamos cada uno, cada una, actuar en defensa de la vida y la libertad. Nuestro pedido a ustedes es: ¡mantengamos esta lumbre estratégica prendida!.

Además del ideario y plataforma de 10 puntos que presentamos hoy, aspiramos construir con vuestras sugerencias e iniciativas un Plan de Trabajo. Y con ello, esperamos llegar a diversos confines de esta Patria donde héroes humildes pero inmensos como Lázaro Condo, asesinado un 26 de septiembre hace 30 años en la comunidad de Toctezinin, vienen haciendo patria con su sangre.

DECLARACIÓN POR LA DIGNIDAD Y LA SOBERANÍA

Ecuador desciende vertiginosamente por la pendiente a la que la ha llevado la ineptitud y sumisión de varios de sus gobernantes. La dominación de intereses foráneos sobre los nacionales ha ocasionado destrucción, desesperanza, desconcierto y pérdida de fe en la capacidad de la Nación para existir como Estado independiente. Unidos, desde nuestra diversidad, ciudadanas y ciudadanos de distintas posiciones y tendencias ideológicas, políticas y económicas, hacemos un llamado a la conciencia nacional para decir ¡BASTA! HA LLEGADO LA HORA DE RECUPERAR LA DIGNIDAD Y LA SOBERANÍA DEL PAÍS.

Responsabilizamos al actual gobierno por haber arrastrado al Ecuador a los niveles más bajos de indignidad y descrédito debido a su ineptitud e inmoralidad; por haber aislado al país de los comunes intereses sudamericanos y por haberlo sometido impúdicamente a la hegemonía de los Estados Unidos.

El gobierno ha cedido la conducción de la política económica al Fondo Monetario Internacional, permitiéndole intervenir hasta en las decisiones más elementales de nuestra organización administrativa y fiscal. El endeudamiento externo a más de atentar contra el bienestar del pueblo ecuatoriano es un instrumento de control político. El Ecuador aumentó su dependencia al haber renunciado a su soberanía monetaria.

La riqueza petrolera ha sido abusivamente administrada y entregada al capital extranjero en condiciones desventajosas para el país. Paradójicamente, quienes debieron proteger los intereses nacionales son los principales defensores de las petroleras y del capital transnacional. Para ello, se ha utilizado el Tratado Ecuador-Estados Unidos de Protección de Inversiones, instrumento que desconoce las instancias judiciales y administrativas del Ecuador y somete al país a tribunales internacionales, como en el caso de la Occidental Petroleum Company.

Se lesionó la soberanía nacional al conceder la Base de Manta a un país extranjero, bajo el pretexto de controlar el narcotráfico. Este convenio ha sido extendido, de facto, durante el actual régimen permitiendo la violación de nuestro espacio territorial, marítimo y aéreo, y admitiendo la presencia de tropas estadounidenses y mercenarios extranjeros que nos comprometen en el conflicto colombiano. A esto se suma el consentimiento de fumigaciones y la violación a nuestro territorio atentando contra la vida de nuestra población fronteriza. Todo esto con la complicidad de la Cancillería y del alto mando de las Fuerzas Armadas, y la permanente intervención de la Embajada de los Estados Unidos.

Los últimos pasos dados por el régimen en materia bancaria, tributaria y de contratación pública son una muestra más de su afán de favorecer a la oligarquía, a los banqueros corruptos y a las transnacionales.

En estas condiciones de sometimiento a los Estados Unidos, el Tratado de Libre Comercio coloca en peligro a la Nación. El TLC destrozará la producción agropecuaria y farmacéutica, la artesanía y la industria, eliminando fuentes de empleo; restringirá el acceso al agua y a medicamentos genéricos; sobreexplotará los recursos naturales, sacrificará nuestra biodiversidad, los conocimientos y valores ancestrales, imponiéndonos una concepción de propiedad intelectual que implica el saqueo de nuestros recursos biológicos y culturales.

Frente a esta situación, proponemos:

1. Auditoría de la deuda externa y de los contratos del Estado.

2. No al involucramiento del Ecuador en el Plan Colombia.

3. Denuncia del convenio y cierre de la Base de Manta; recuperación de la soberanía aérea y marítima.

4. Consulta popular sobre el ALCA y el TLC.

5. Renegociación del Tratado Ecuador-Estados Unidos de Protección de Inversiones y revisión de la legislación que atenta contra nuestra soberanía.

6. Política petrolera, energética y de recursos naturales que dé prioridad a los intereses nacionales.

7. Respeto de los derechos humanos y colectivos, y vigencia de las garantías constitucionales.

8. Educación basada en valores cívicos y principios éticos que fortalezcan la unidad y la soberanía nacional.

9. Promoción de la unidad de pueblos, naciones y Estados de Sudamérica.

10. Construcción del proyecto nacional.

Ante lo expuesto, convocamos a las mujeres y los hombres, civiles y militares, de todas las provincias y nacionalidades del Ecuador, a organizarnos y luchar para devolver a la Patria su dignidad y su soberanía.

¡RECUPEREMOS EL ORGULLO DE SER ECUATORIANOS!

Sala Capitular de San Agustín, Quito. 28 de Septiembre de 2004.

Lugar Sagrado de la Patria donde se firmó en 1809 el Acta de la Independencia de lo que hoy es el Ecuador