El juez Eloy Zamalloa, de Arequipa, expidió una sentencia que ordenaba la paralización de operaciones de LanPerú (LanChile). De esto hace cuatro meses. Las instituciones -o más propiamente mamarrachos oficiales- han buscado todos los recursos y maniobras mañosas para impedir la aplicación de este dispositivo. ¡Una verguenza! ¡Dura lex, sed lex! ¡Dura es la ley, pero es la ley!

El Poder Judicial de por sí ostenta el dudoso prestigio de ser una cueva de hampones con toga, pleno en abogángsters y magistrados corruptos. Son muy pocos, apenas si un 20 ó 30% quienes pueden pasar el escrutinio riguroso de la opinión pública. Pero ¿qué ocurre cuando un gobierno se juega, en una interpretación sumamente vasalla de la coexistencia de los Estados, a favor de una aerolínea extranjera? En cambio sí que cerraron Aerocontinente con un entusiasmo incomprensible.

Es importante recordar que en el 2002, en junio, mientras que en Chile se hostilizaba a rabiar y a troche y moche, para cerrarla temporalmente entonces, a Aerocontinente, el mamarracho que fue canciller Niño Diego García Sayán, condecoraba a su par chilena Soledad Alvear que esos días estaba por Lima. Pregunté ¿la premiaban por clausurar Aerocontinente? Nunca respondió nada el fatuo representante de la izquierda caviar.

Si bien es cierto que el tema iba por carriles estrictamente comerciales, no es menos cierto que Perú no reaccionó y dejó pasar y hacer a los hunos que pulverizaron, meses después Aerocontinente. ¿Cuál su pecado?: haber conquistado una respetable porción en el mercado chileno de pasajes aéreos. Varios amigos de esa nacionalidad así me lo han confirmado y, es más, confesaron que su percepción era que se había cometido una injusticia aberrante.

Aquí se encuentra que Emilio Rodríguez Larraín, es un testaferro palurdo de Lan Chile y que con plata ajena “compra” el accionariado mayoritario de LanPerú, pero como detrás de este individuo hay una batería de canales televisivos y diarios, entonces los intereses hacen espíritu de cuerpo y lanzan todo el fuego contra una autónoma y decente decisión como la expedida por el juez Eloy Zamalloa.

El pretexto de “proteger” a los pasajeros es una estupidez porque hay un plan de contingencia publicado en todos los medios. ¿Acaso nos morimos si LanPerú paraliza? Siento mucho que esto afecte al personal peruano de esa empresa, pero si no aprendemos a respetar la ley, ¿cómo invocar su cumplimiento en cualquier otro caso?

Hay mucho más en juego que la infinita vanidad del grupo accionista de LanPerú, de descarado antiperuanismo militante; hay mucho más que la cerviz humillada que muestra el régimen de Toledo; hay mucho más que el bolsillo de unos cuantos badulaques empecinados en seguir haciendo del Perú un potrero sin leyes ni códigos ni jueces probos que demanden el cumplimiento de éstas. Está en juego la respetabilidad integral de la ciudadanía que ve asombrada cómo unos forajidos impulsan el irrespeto a las leyes porque NO convienen a sus intereses.

¡Dura lex, sed lex!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!