Brasil tiene seis blancos con títulos universitarios por cada negro o mestizo que lo alcanza, según estudio de una universidad que confirma la discriminación reflejada en todas las investigaciones realizadas al respecto.

Según datos del Censo realizado en el año 2000, la composición racial de la población brasileña es de 53,7% de blancos y 44,7% de negros y mestizos (el resto son indios o asiáticos).

Basado en estos datos, el Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad del Estado de Río de Janeiro indica en un estudio que del total de graduados universitarios 82,8% son blancos, 2,1% negros y 12,2% mestizos.

El estudio, que se presentará en un seminario que se inicia mañana, confirma, según el diario O Globo, que la universidad brasileña es “un lugar de élite, y un lugar de blancos”, pues estos constituyen hoy el 78,8% de los alumnos de ese nivel.

La investigación también indica que de los brasileños que concluyeron maestría o doctorado, 86,4% son blancos, frente a 9,2% mestizos, 1,8% negros, 1,9% de origen asiático y 0,2% indígenas.

José Luiz Petrucelli, del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) y que dirigió este trabajo, dijo que la discriminación racial comienza desde la enseñanza media, donde el 67,6% de los que la concluyen son blancos y el resto de los demás grupos étnicos.

“Si el nivel medio fuese más equilibrado, la desigualdad sería menor en la Universidad”, agregó y se pronunció a favor del sistema de cuotas en las universidades para reducir la desigualdad en un corto período de tiempo.

En la actualidad 13 universidades públicas ya reservan cupos para negros, deficientes, indígenas, alumnos de bajos ingresos y estudiantes procedentes de escuelas públicas.

Un proyecto enviado por el gobierno al Congreso dispone que la mitad de las capacidades de las universidades públicas se reserven para alumnos de esa enseñanza, y dentro de ellas asigna porcentajes para negros, indios, deficientes y otros sectores discriminados.

Los brasileños que terminan la enseñanza media en colegios privados, de mejor nivel que los públicos, prefieren las universidades de este último carácter, que son muy superiores en la calidad de la enseñanza a las privadas.