Por un lado, debido a que estas elecciones son las más importantes en el mundo. En adelante todos los habitantes del planeta tendrán que asumir de una manera u otra los planes estratégicos, económicos, culturales y ecológicos que se derivan de las políticas de los Estados Unidos, al igual que las consecuencias de las decisiones adoptadas por el jefe de la única hiperpotencia mundial.

Sus consecuencias son tales que nos preguntamos si los habitantes de la tierra no deberían finalmente reclamar un derecho de voto en las elecciones presidenciales norteamericanas ya que son, a final de cuentas, el patrón del mundo.

Por otra parte, la agresiva y peligrosa política puesta en marcha por Bush desde hace cuatro años, -restableciendo a las fuerzas armadas en un rol de instrumento privilegiado de la política extranjera- aseguran que un nuevo mandato profundizaría esta actitud de "emperador del planeta" animándolo, a retomar seguramente nuevas expediciones armadas.

Democracia para unos pocos

El principal evento liderado por Bush durante su mandato se concentra en Iraq. El cuadro, después de la invasión, se revela catastrófico: su población se da cuenta de que la situación de inseguridad es mayor que bajo la dictadura de Saddam Hussein; el terrorismo, muy lejos de reducirse se ha intensificado y diseminado hacia otros continentes; el Cercano Oriente es más inestable que nunca..

En el plano interno, el cuadro no es mejor. La acción de Bush y su administración se ha caracterizado por una baja drástica de impuestos y por la transferencia sistemática de recursos hacia la minoría rica de parte de las clases medias y pobres. Todas las leyes fiscales aprobadas después de enero de 2001 reducen o suprimen las cargas al capital financiero. Los recursos de asistencia medica pública se han reducido de tal manera que los millones de personas muy pobres para pagar un seguro individual están privadas de la salud. Las leyes ecológicas que protegían los grandes bosques del noreste y de Alaska fueron modificadas para favorecer la explotación petrolera. Los grandes grupos mediáticos que controlan la información, la comunicación y la cultura de masas han visto sus monopolios privilegiados y fortalecidos. Las leyes liberticidas aprobadas bajo el sentimiento de indignación elevada por los atentados del 11 de septiembre, como el Act Patriota y el Homeland Security Act, han creado una atmósfera de sospecha que recuerda la América del maccartismo.

Las jerarquías de poder y de la riqueza de los Estados Unidos son el resultado de decenios de injusticias cometidas a nombre de cierta concepción de la democracia. Después de treinta años, el 80% de los bienes fueron transferidos a un 10% de la población. Este 2 de noviembre, no será una simple elección presidencial que modificara radicalmente las cosas. Pero revisando la ambición tejana de Bush los electores americanos tal vez eviten que se agraven más.

La Región Andina en peligro de incendio

Como se sabe, Bush heredó de su antecesor -Clinton- el Plan Colombia. Ese "Acuerdo" por medio del cual los Estados Unidos legisló sobre el conjunto de la política colombiana, borrando de un solo golpe la soberanía y la dignidad nacional. Los millones de dólares aprobados para irrigar una guerra sin descanso han sido invertidos en contra de la seguridad y la paz nacional. Pero también con grandes riesgos para los habitantes de los países vecinos. El riesgo continúa.

El saliente Jefe del Comando Sur, General James Hill, no oculta esa realidad. Reconoce sin tapujos que los Estados Unidos ha concretados alianzas con Ecuador, Brasil, Panamá y Perú para enfrentar a los alzados en armas de Colombia. Y se lamenta de que Venezuela no integré esa alianza.

Con grandes ofensivas en el Sur colombiano, de las cuales tan sólo en unos años se precisará el costo humano y ambiental, y con el riesgo de que algunas de esas operaciones se trasladen de frente, los colombianos -y los habitantes de las fronteras hermanas- viven la zozobra de una guerra que sólo puede ser solucionada por la vía de la negociación política.

El silencio por parte de los candidatos a la dirección del imperio sobre este tema, no deja dudas de lo que nos espera. Triunfe quien triunfe su intervención continuará, profundizándose. La reciente decisión de su Congreso de incrementar el número de sus tropas, directas y mercenarias en esta puerta de entrada de América del Sur, así lo ratifica.

Sin duda alguna, los únicos que impedirán que en cualquier momento la invasión gringa pase del bajo perfil a una acción abierta y multiplica, son sus habitantes, muchos de ellos asqueados con el papel de superpolicía del mundo.

Fuente
Manière de voir (Francia)