Según la Constitución, para acceder a la Vicepresidencia de EE.UU. hay que ser mayor de 35 años, haber nacido en el país y residir en él durante los catorce años previos a la elección. Aunque no lo dice la Carta Magna, también han de ser populares para sumar votos, obedientes para no crear problemas y naturalmente ricos.

Los vicepresidentes norteamericanos no son necesariamente herederos del trono, aunque una tercera parte de ellos ascendieron a la presidencia.

Una vez electos los vicepresidente pueden dedicarse a no hacer nada, opción escogida por muchos, pues sus únicas funciones son presidir el Senado y sustituir al Presidente en caso de que sea separado de su puesto, muera, renuncie o se incapacite para cumplir deberes del cargo.

Franklin D. Roosevelt fue el primero en invitar al vicepresidente a las reuniones del gabinete, En 1949, Truman comenzó a invitarlo a las reuniones del Consejo Seguridad, mientras que Eisenhower concedió a Nixon facultades para dirigir reuniones del gabinete y el propio Nixon los trajo a vivir en la capital, asignándoles una vivienda parecida a la Casa Blanca.

VICEPRESIDENTES ASCENDIDOS REGLAMENTARIAMENTE

En 1841, Tyler John, vicepresidente de William Harrison, inauguró el casillero de las sustituciones cuando el titular falleció de neumonía, apenas un mes después de acceder al cargo. Su administración estuvo marcada por la forma accidental en que se hizo del cargo, incluso en su propio partido lo consideraron un advenedizo y pretendieron echarlo. Su acto más trascendental fue la anexión de Texas. No se postuló para un segundo mandato.

El segundo vice en entrar en acción fue Millard Fillmore al sustituir a Zachary Taylor cuando este murió intoxicado. Su realización más importante fue haber despachado la expedición del comodoro Matthew Perry que, a cañonazos, obligó a Japón a abrir sus puertos al comercio con Estados Unidos. Al término del período de gobierno, su partido no lo postuló para otro ejercicio.

El fanático racista que asesinó a Abrahán Lincoln, hizo posible el ascenso de su vicepresidente Andrew Johnson que, una vez en el poder, sorprendido al aplicar una política excesivamente complaciente hacia la oligarquía sureña a la que concedió indemnizaciones, dispensas y privilegios, permitió que los negros fueran privado del derecho al voto y les confiscó las tierras entregadas por Lincoln. Tales actitudes provocaron la colisión con el Congreso que lo juzgó por traición, salvándose de la destitución al ser absuelto en Senado por un voto. Naturalmente no se presentó a la reelección.

En 1881, otro magnicidio, esta vez el de James Garfield a manos de Charles Guiteau, llevó al poder a Chester Arthur. Todavía se especula si las circunstancias en Garfield y Arthur asumieron sus respectivos cargos, como fórmula de compromiso en una pugna interna de su partido, tuvieron que ver con el fatal desenlace. No fue reelecto.

En 1923, otra vez un presidente, falleció de muerte natural, Warren Harding, víctima de un ataque cardiaco lo que llevó al poder a su vicepresidente Calvin Coolidge que luego se presentó a las elecciones de 1924 en las que resultó electo. Fue un defensor de las políticas liberales que rechazaban la intervención del Estado en la economía y se mostró inflexible respecto a exigirle a los europeos el pago de sus deudas contraídas durante la I Guerra Mundial, factores desencadenantes de la crisis de 1929 y la gran Depresión que no llegó a enfrentar, porque se retiro de la política activa en ese mismo año.

Harry S. Truman. Para muchos el hombre equivocado en el momento equivocado. En Washington era notorio que Roosevelt lo mantenía al margen de los asuntos de la política internacional, al punto de que cuando a su muerte, Truman asumió la presidencia, no conocía una palabra del proyecto para producir la bomba atómica, no había visto nunca a Stalin ni participado en una reunión con Churchill. Estando en la Conferencia de Potsdam, fue avisado de que la bomba estaba lista y desde allí autorizó a lanzarla sobre el Japón.

Truman modificó radicalmente el estilo de relacionarse con la Unión Soviética, acogiendo la Guerra Fría acogiendo la histeria anticomunista que lo llevó a antagonizar a China y la Unión Soviética. Se lanzó a una frenética carrera de armamentos, libró la guerra de Corea y lo más curioso, no resolvió ninguno de los problemas de las relaciones internacionales. Internamente trató de poner coto al Mcarthismo. Fue reelecto en 1948.

El próximo vicepresidente en llegar al poder fue Lyndon B Johnson que juró el cargo el día en que asesinaron a Kennedy. Únicamente los versados en los retruécanos de la política norteamericana pueden comprender las razones que llevaron a Kennedy a elegir como compañero de formula a un presuntuoso vaquero texano que consideraba snob a los intelectuales, comunistas a los liberales y enemigos a los críticos. Fue el penúltimo vicepresidente en sustituir a un mandatario y el primero en perder inequívocamente una guerra en Vietnam. Se presentó a elecciones en y ganó con una amplia mayoría.

La siguiente sustitución ocurrió cuando el vicepresidente de Richard Nixon, Spiro Agnew, juzgado y condenado por aceptar sobornos, fue sentenciado a libertad vigilada, circunstancia ante la cual renunció, siendo relevado por Gerald Ford que luego se convertiría en el único hombre que ha ocupado la vicepresidencia y la presidencia de los Estados Unidos, sin ser electo para ninguno de esos cargos. Sentado en la silla de Nixon, Ford adoptó la controversial decisión de exonerarlo de los delitos cometidos. Para muchos, un presidente por casualidad, anuló por capricho la acción de la ley, propició la impunidad y modificó el curso de la historia. Ford jugó a ser Dios y América no lo perdonó, en las elecciones de 1976 lo sacó de la Casa Banca.

ELECTOS COMO PRESIDENTES

John Adams. Uno de los líderes de la revolución, en dos oportunidades compitió contra Washington por la presidencia y fue su vicepresidente. Las rivalidades con Washington influyeron en que este lo marginara, creando la tradición que hizo del cargo de vicepresidente una función irrelevante. Fue el primer intelectual en ejercer la presidencia de los Estados Unidos, trasladando a ella su estilo polémico, creando las premisas para las pugnas partidistas que todavía caracterizan la vida política de ese país. Para ascender a la silla presidencial, derrotó a Thomas Jefferson que fue su vicepresidente.

Tomas Jefferson. El más culto y probablemente el más contradictorio de los políticos norteamericanos. Escritor, filósofo y pensador, autor de la Declaración de Independencia y... propietario de esclavos, aun después de la independencia. Fue el tercer presidente de los Estados Unidos.

Richard Nixon. Vicepresidente de Eisenhower, que luego resultó electo, resultó ser el paradigma del político tramposo que con su actuación borró las fronteras entre el pragmatismo y la falta de ética. Su anticomunismo visceral lo llevó al Comité de Actividades Antinorteamericanas, instrumento del Mcarthismo y a la temprana e injustificada hostilidad hacia la revolución cubana. Aunque tuvo lucidez necesaria para poner fin a la guerra de Vietnam, avanzó en las relaciones con China y en la distensión, con Watergate creó el funesto precedente de utilizar el poder para violar las reglas del juego político y fue sancionado al ser el único presidente norteamericano obligado a renunciar.

El vicepresidente de Ronald Reagan, George Bush padre, es el paradigma del cuadro que recibe la formación perfecta para el cargo: diplomado por Yale, piloto en la Segunda Guerra Mundial, millonario Representante, Embajador en Naciones Unidas y oficial jefe de enlace en Pekín, director de la Agencia Central de Inteligencia, en 1980 compitió con Ronald Reagan por la nominación presidencial, Reagan lo derrotó y lo hizo su vicepresidente durante ocho años. Bush llegó a la presidencia en las elecciones de 1988. Se aprovechó de los retrocesos políticos que se producían en Europa del Este, manipuló a Mijail Gorbachov, invadió Panamá y envió tropas a Somalia e Irak. Trató de reelegirse pero fue derrotado por Bill Clinton.

Algunos vicepresidentes, entre los cuales estuvieron figuras muy relevantes de la política norteamericana trataron sin éxito de alcanzar la presidencia. Ellos fueron:

Adlai Stevenson. Derrotado por Eisenhower en 1952

Hubert Humphrey. Perdió frente a Richard Nixon en 1968. Lo intentó otra vez en 1972 y fracasó.

Walter Mondale. Vicepresidente de James Carter y aspirante a la presidencia derrotado por Ronald Reagan.

Albert Gore. Semiderrotado por George W Bush en las elecciones del 2000.

GOBERNARON SIN VICEPRESIDENTE

Tyler John.

Millard Fillmore.

Andrew Jonson.

Chester Arthur.

VICEPRESIDENTES QUE RENUNCIARON AL CARGO

John Caldwell Calhoun.

Spiro Agnew.

VICES FAMOSOS

Aaron Burr. Destacado oficial durante la guerra de independencia en la que alcanzó grados de coronel. Compitió con Jefferson por la presidencia y quedó empatado, trasladando la decisión a la Cámara de Representantes que prefirió a Jefferson que lo nombró vicepresidente. Se implicó en una conspiración para ocupar territorio español en América y proclamar una república y en un proyecto para repoblar a Texas con alemanes. Fue acusado de traición y absuelto. Considerándose ofendido por Alexander Hamilton, lo retó a duelo y lo mató.

Schuyler Colfax y Spiro Agnew. Vicepresidentes de Ulysses Grant y Richard Nixon, involucrados en escándalos por corrupción.

Nelson Rockefeller. El más rico de todos los vicepresidentes, benjamín del más famoso de los clanes norteamericanos, notorio por su capacidad para hacer dinero. Fue gobernador de Nueva York desde 1958 hasta 1970. Intentó obtener en tres ocasiones: 1960, 1964 y 1968 la nominación para la presidencia por el Partido Republicano, nunca lo logró. Un pariente lo criticó: “El abuelo- dijo- hubiera comparado la presidencia y fin de la historia”.

Dan Quayle. Recordado como una figura esencialmente incolora, con desmesuradas ambiciones de protagonismo, aunque sin talento para ello. Notorio por sus meteduras de pata, dignas de figurar en las antologías del disparate: "Debemos intentar que los misiles sean más precisos para garantizar una precisión precisa." "La polución lo que daña al medio ambiente, es la contaminación” "Cuando no tenemos éxito, corremos el riesgo de fracasar." "Vamos a tener al pueblo americano mejor educado del mundo." "En mí viaje por Latinoamérica, no pude tener conversaciones privadas, no hablo latín."

TUVIERON CORAJE

Dos personas que lo intentaron merecen ser recordadas, no por haber llegado a vicepresidentes sino por haberlo intentado: Geraldine Ferraro, la única mujer que se ha propuesto llegar tan alto y sólo pudo acompañar a Walter Mondale en la derrota frente a Reagan y Joe Liberman que caminó al fracaso con Albert Gore. Fueron la primera mujer y el primer judío en atreverse a tanto, a sabiendas que para llegar enfrentarían los humillantes prejuicios de una América que no está preparada para ser gobernada por judíos, mujeres, hispanos ni negros.