Dos hechos recientes llamaron la atención del país respecto al Departamento Nacional de Estadísticas -DANE-, que es la institución gubernamental que produce la mayor parte de la información económica y social del país. El primero de estos hechos tiene que ver con la salida del hoy ex director César Caballero, por presiones del alto Gobierno ante el anuncio de una encuesta sobre la percepción ciudadana de seguridad aplicada en las cuatro principales ciudades del país. La exigencia de “negociar” los resultados de dicha encuesta con la Presidencia de la República llevó a Caballero a presentar su renuncia, hecho que revela lo que desde hace meses era una sospecha generalizada: el Gobierno presiona al DANE para manipular los resultados de las encuestas.

Este acontecimiento arroja un manto de dudas sobre la capacidad del DANE para conservar la independencia del Gobierno, el cual está urgido de presentar resultados positivos no sólo en el tema de seguridad, sino también en la creación de empleos y crecimiento económico. Luego de la presentación de la crítica situación de la pobreza en Colombia, que hicieron no sólo el DANE sino otras instituciones gubernamentales y académicas, el gobierno de Álvaro Uribe no está dispuesto a que las estadísticas dañen su campaña reeleccionista, por ello la renuncia de Caballero debe interpretarse como un paso más para lograr la manipulación total de la información en un país que va mal... a pesar de las estadísticas.

Y como a «rey muerto, rey puesto» el nuevo director de la institución Ernesto Rojas, llegó a revolver todo lo que había hecho su antecesor, y el primer paso fue anunciar que el Censo 2005 no hará un análisis de la población y sus perfiles de vivienda, salud y educación, sino solamente se concentrará en contar el número de ciudadanos y reseñar su lugar de vivienda. Es decir, el Censo revive la propuesta uribista del empadronamiento, que la ciudadanía rechazó vehementemente en las urnas en la propuesta de referendo del año pasado y sin lugar a dudas busca evitar que revele lo que es un secreto a gritos: que la situación social del país es grave, y que las políticas del Gobierno no han hecho sino empeorarlas.

Mientras tanto Uribe sigue campante, creyendo que la verdad se puede tapar con estadísticas en las que nadie cree como lo afirmaron los colombianos en otras encuestas publicadas por los medios de comunicación, en las que el DANE tiene el menor nivel de credibilidad de todas las instituciones económicas del Estado.