“El terrorismo hay que derrotarlo, el mundo necesita democracia y orden, y el gran desafío del orden es el terrorismo. Al terrorismo no se le ataja con consejos, al terrorismo hay que atajarlo es derrotándolo, por eso el pueblo colombiano, que ha sufrido tanto el
terrorismo se enerva cuando se conocen noticias de actos terroristas, como este acto que ha afectado a la hermana República de Venezuela” [1].
Fueron las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez cuando supo de la
noticia del atentado contra el fiscal venezolano, Danilo Anderson, ejecutado
a las 23:50 de la noche del jueves pasado en Caracas. Anderson tenía el caso
sobre las más de 400 personas, entre ellas, la cúpula de Súmate, organismo
creado después el golpe que recibía miles de dólares de las distintas
“Ong’s” de la CIA y el State Departement para derrocar al gobierno y
presidente constitucional venezolano.
Para todos no es un secreto que la labor de Anderson despertó rabia entre
los opositores, lo cual se reflejaban el cubrimiento periodístico en los
medios privados, verdaderos comandos centrales de inteligencia y de
propaganda durante el golpe de estado el 11 de abril 2002. En los canales de
televisión como el RCTV (Radio Caracas Televisión) salía las chispas cuando mencionaba el nombre y apellido del valiente fiscal cuando comenzó su labor a principios de octubre.
El presidente Uribe por su lado se ha rodeado y se rodea con ministros,
simpatizantes, tanto en el congreso como asesores políticos, que dieron la
bienvenida al golpe de estado en Venezuela el 11 de abril del 2002. Hasta
los uribistas en el senado sacaron una declaración pidiendo aislamiento del
“gobierno de Chavez y la aplicación de la Carta democrática de la OEA”,
recientemente.
Cada uno puede sacar sus conclusiones sobre el peso de la declaración desde
Costa Rica que hizo el jefe de estado colombiano pero lo que vale son los
hechos.
Desde mediados del 2002 se encuentran en Colombia el principal sujeto de los
golpistas venezolanos, Pedro Carmona, jefe de la organización empresarial
Fedecámaras. Carmona fue caracterizado por la canciller (e), Clemencia Forero,
el 12 de abril 2002 como una destacada y seria persona. La señora Forero,
que todavía se encuentra en la cancillería, respiraba optimismo por el
futuro de las relaciones entre los dos países.
Juan Manuel Santos el ministro de hacienda de Andrés Pastrana y hermano con
el actual vicepresidente Francisco Santos, que entonces era el director y co
dueño (con Juan Manuel) del único diario con cobertura nacional, El Tiempo,
tampoco perdió la oportunidad de lanzar palabras que más parecía escupiendo
balas, no tan diplomáticas contra el derrocado presidente venezolano . En
ese ilustre medio nacional no pudo aguantarse el principal columnista,
Roberto Posada, alias D’artgnan, calificando al presidente Chávez como “un
pequeño idiota”.
El embajador venezolano en Bogotá, Roy Chaderton, resumió las declaraciones
de esos personajes con una sola frase, el 14 de abril del 2002, cuando los
pobres de Caracas en alianza con los militares constitucionalistas retomaron
el poder y la democracia, diciendo ante la vergonzosa prensa colombiana:
“Algunos bailaron antes de que llegara la orquesta”.
Vale la pena de recordar esos fragmentos para entender la hipocresía
politiquera colombiana.
Y si el presidente Uribe realmente quiere ser tomado en serio por sus
declaraciones desde la Cumbre Iberoamericana en Costa Rica, la primera
decisión que debe tomar cuando regrese a Bogota es expedir el decreto de
extradición de Pedro Carmona a Venezuela, para que aquel señor pueda ser
juzgado por las decenas de muertes ocurridas en los días de abril del 2002 y
el derrocamiento de la democracia.
Y como el gobernante colombiano tiene bastante experiencia de extraditar sus
propios nacionales (casi 300 han sido enviados) a EE.UU., principal motor en
la conspiración en Venezuela, esperamos ansiosamente ver el resultado.
Por: Dick Emanuelsson
[1] Comunicado de SNE/Presidencia de Colombia
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