Acaba de expresar el jefe del equipo “negociador” Pablo de la Flor que ahora sí cuentan con la información suficiente como para revisar los plazos del TLC (Tratado de Libre Comercio) con Estados Unidos. Pero ¿qué era lo que decía, hasta hace poquísimos días el ministro del TLC e Intereses Foráneos, (oficialmente de Comercio y Turismo) Alfredo Ferrero? ¿No era uno de los desesperados porque se firmara aquel convenio antes que su “amigo” Robert Zoellick se jubilara y ante el “peligro” demócrata que representaba el demócrata John Kerry?

¡Esta contradicción es escandalosa! Según lo dicho por de la Flor, recién poseen más información. ¿Entonces no la tenían? Si esos nuevos datos imponen una revisión calendaria de los tratos, ¿cómo se explica que Alfredo Ferrero hubiera estado haciendo cabildeo y presión para conseguir la firma inmediata, cuasi sin condiciones del TLC con Estados Unidos?

¡El pez muere por la boca! Si de la Flor dice con todas sus letras que han entrado en el gobierno de más información, ¿por causa de qué Ferrero decía otra cosa para promover la supuesta urgencia de engrilletarnos al TLC con Gringolandia? ¿De la Flor contra Ferrero? ¡Pero si ambos son prototipos de los regalones modernos de lo que no es suyo y además, especialistas en consultorías pagadas en dólares y con escaso, si alguno siquiera, concepto de patria, Ande o confín nacional!

Más de una vez Colombia y Ecuador se han distanciado de Perú en las rondas con Estados Unidos. Por una sola causa: la posición servil y claudicante de los peruanos avergonzaba a quienes, hermanos de latitud geográfica, idioma y hasta religión, sentían asco por tanta genuflexión tara que manejan con brillantez de la Flor y Ferrero y que arropan en un alud vomitivo de frases y estereotipos globalizantes. No enorgullece ¡de ninguna manera! tanta ramplonería.

En Tucson hay unos cuantos parlamentarios que decidieron seguir de cerca la ronda de negociación que acaba de culminar con el tema agrícola sin ningún progreso. La posición norteamericana sigue impertérrita y firme y eso anuncia un naufragio a ojos vista.

Los llamados “negociadores” deben ser pasibles de un juicio político y penal si se les comprueba colusiones y conductas impropias para con el Perú. No hay que dejar escapar con consultorías o contratos exclusivos y en dólares a ninguno de los que han participado en estas rondas porque el país tiene que aprender a escrutar detalladamente qué hacen sus supuestos portaestandartes. ¡Y a castigarlos ejemplarmente con la cárcel a aquellos que regalen el Perú vía entuertos no siempre claros y siempre muy bien remunerados!

El TLC con Estados Unidos no puede ser coto de caza ni refugio de una pandilla de logreros que luego de diluyen en el anonimato que dan los viajes de placer y las excursiones al campo muy lejos de la patria. ¡Eso tiene que terminar!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!