El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, fue el protagonista del llamado internacional a la lucha contra la pobreza, en el marco del V Foro Social Mundial, y también centro de duras críticas de simpatizantes de extrema izquierda.
El mandatario participó el 27 de enero del lanzamiento oficial del Llamado Mundial a la Acción Contra la Pobreza (GCAP, por sus siglas en inglés), un movimiento de la sociedad civil para instar a los gobiernos a cumplir con sus promesas de ayuda al desarrollo.
Ante 12.000 personas congregadas en el estadio Gigantinho de Porto Alegre, la capital del meridional estado brasileño de Río Grande del Sur sede del Foro Social Mundial (FSM), Lula expresó su solidaridad con el movimiento, integrado por cientos de organizaciones civiles de todo el mundo.
Entre la multitud que vitoreaba su nombre, un pequeño grupo del Partido Socialista de Trabajadores Unificado (PSTU) lo llamaron "traidor" por su proyecto de reforma sindical y por su anuncio de concurrir esta semana al Foro Económico Mundial, que se celebra en forma simultánea en la localidad turística suiza de Davos.
No obstante, Lula hizo caso omiso a las críticas en su discurso.
"Estoy aquí porque creo que están dando un paso muy importante, un paso histórico del Foro. Están dejando de ser un conjunto de personas, cada uno discutiendo de lo que quiere, para resolver un tema como el hambre, que es un problema social y problema político", afirmó.
"Los de afuera que no se asusten. Los que no quieran escuchar son hijos del PT (el izquierdista Partido de los Trabajadores, en el gobierno), que se rebelaron. Es propio de la juventud que un día va a madurar y estaremos con los brazos abiertos para recibirlos", agregó luego en alusión a sus críticos.
El GCAP exige, entre otras cosas, que los países industrializados desmantelen ya los subsidios a su producción agropecuaria, cumplan con el compromiso de destinar 0,7 por ciento de su producto interno bruto a la ayuda oficial al desarrollo del Sur, y cancelen, junto con los organismos multilaterales de crédito y acreedores privados, 100 por ciento de la deuda de las naciones más pobres.
Además, el movimiento insta a todos los gobiernos del planeta a proteger los servicios públicos ante el incesante afán privatizador, garantizar el acceso a alimentos y medicamentos a la población, exigir mayor transparencia a las grandes corporaciones y redoblar esfuerzos para alcanzar en 2015 los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Guy Ryder, de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres, entiende que "este debe ser el año en que los gobiernos cumplan con sus promesas y con sus pueblos, en que respondan a los más de 1.000 millones de personas que están en la pobreza absoluta y que piden justicia".
Los gobiernos también "tienen que responder a los más de 185 millones de desempleados que buscan trabajo decente", añadió en el acto central de este jueves del FSM.
Ryder precisó que "uno de cada seis niños y niñas del mundo trabajan, cuando deberían estar en la escuela".
"Desde Porto Alegre estamos haciendo juntos, sindicalistas, representantes de la sociedad civil y autoridades políticas un llamado que llegue hasta Davos, hasta los líderes de los países más fuertes del mundo. Acabar con la pobreza es necesario y es urgente. Los que tienen hambre no pueden esperar", afirmó.
Por su parte, John Samuel, de la GCAP, subrayó la necesidad de que los gobiernos del Norte industrializado cambien sus agendas.
"En un tiempo en que las bombas, la seguridad y el terrorismo dominan la agenda política, es imperativo traer a la pobreza al centro del pensamiento de los gobiernos", sostuvo.
"No podemos permanecer callados mientras cada día mueren 50.000 personas por causas vinculadas con la pobreza, y los ricos y poderosos prefieren ignorarlo. La GCAP es un llamado para despertar a los pueblos, tanto en países pobres como en los ricos, para movilizarnos y obligar a los gobiernos a que tomen acciones", apuntó.
El GCAP tiene previsto realizar este año los llamados "Días de la banda blanca" (símbolo del movimiento), tres jornadas que coincidirán con la próxima cumbre en Gran Bretaña del Grupo de los Ocho países más poderosos del mundo, con la reunión de la Asamblea General de la ONU, y con la VI Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio.
Coumba Toure, representante del GCAP en África, entregó una banda blanca al presidente Lula, reconociéndolo como el líder de la campaña.
"Este es un momento clave en la lucha contra la pobreza. Somos un grupo masivo y diverso que se ha reunido este año para demandar un cambio. Es tiempo que los países adopten acciones para un comercio justo, mejoren la ayuda y cancelen la deuda externa", afirmó Toure.
"Por tanto, nuestro mensaje hoy es que unidos no podemos ser ignorados por nuestros gobiernos", agregó.
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