Es un buen conocedor de la realidad latinoamericana y así lo dejan entrever sus ensayos y artículos de prensa en los que expresa sus opiniones en torno de los fenómenos sociales y políticos de esta región.

Se trata del sacerdote y sociólogo belga François Houtart, miembro del Consejo Directivo del Foro Social Mundial, director del centro Tricontinental en la Universidad Católica de Lovaina y uno de los más destacados representantes del movimiento antiglobalización.

Houtart tiene estrechos vínculos con Latinoamérica. Fue profesor y amigo personal de Camilo Torres Restrepo, el sacerdote revolucionario colombiano que en los años 60 hizo parte del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y quien fue muerto en combate en una región montañosa del departamento de Santander.

En diálogo con www.cronicon.net este sociólogo habló de la importancia de la confluencia de los sectores sociales y los partidos políticos de izquierda para enfrentar la amenaza neoliberal de la ultraderecha latinoamericana.

- Usted ha señalado que para enfrentar los fenómenos políticos y sociales predominantes en el mundo por parte de los llamados países del tercer mundo es necesario ejercer una resistencia. ¿En Latinoamérica cómo se podría articular una resistencia política?

- La única manera por el momento en función de la situación existente en América Latina es una convergencia de fuerzas políticas de izquierda que puedan ponerse de acuerdo en torno de un programa que permita trabajar para alcanzar unas metas muy precisas. De esta manera se podría lograr una toma de poder con un apoyo realmente popular.

- Gobernar es muy difícil y en la generalidad de las veces los candidatos presidenciales progresistas tienen muy buenas intenciones pero al llegar al poder no pueden ejecutar lo que prometieron durante la campaña electoral como es el caso del presidente Lula en Brasil. ¿Usted que tiene un amplio conocimiento de la realidad latinoamericana, cómo ve este fenómeno de contradicción entre el discurso y la praxis?

- Es verdad que el entorno dentro del cual los gobiernos socialistas tienen que ejercer el poder es extremadamente difícil y hay presiones enormes, pero también hay una falta de visión fundamental. Es decir que una opción social demócrata no es una opción fundamental y muchos de los líderes de izquierda que fueron radicales en un momento abandonan esa posición. Sin embargo no debemos despreciar los pequeños pasos para realizar las transformaciones porque eso significa que estamos reproduciendo un nuevo sistema y es lo que vemos. Pero ahí está el papel y el desafío de las fuerzas populares organizadas o espontáneas en el sentido de ejercer presión sobre este tipo de gobiernos como el de Lula en Brasil para tratar de recrear una correlación de fuerzas que permita reorientar la política. De todas maneras una reorientación política tímida termina en un reformismo muy poco eficaz para la transformación de la sociedad.

- Usted fue compañero y amigo de Camilo Torres Restrepo, el legendario cura guerrillero colombiano. ¿A la luz de la historia y en su condición de sacerdote, considera que la lucha de resistencia armada de Camilo fue equivocada?

- El asunto no se puede juzgar en abstracto. El problema de la lucha armada como una forma de resistencia o de una vía para tomarse el poder se debe siempre juzgar en el entorno del momento. Cuando Camilo tomó su decisión el entorno social y político era muy diferente al de hoy, era un momento en el que estaba en pleno auge la revolución cubana, posteriormente se produjo la revolución sandinista, así entonces había ejemplos en los que la lucha armada se presentaba como la alternativa para lograr un cambio real. Y es en ese contexto en el que se movía Camilo. Hoy día la situación es muy diferente. Yo no veo que a través de la lucha armada se llegue a un resultado que permitiera en América Latina un cambio fundamental en beneficio de los intereses del pueblo, lo que no significa que esta salida sea excluida en principio, pero debemos juzgar las situaciones muy concretas dentro de las cuales estamos.

- En esa perspectiva ¿cómo analiza el conflicto armado en Colombia?

- En primer término quiero señalar que no descarto que en ciertas coyunturas la lucha armada sea legítima, lo digo por experiencia, por cuanto yo participé activamente en la resistencia armada de Bélgica durante la Segunda Guerra Mundial y nadie podrá discutir la legitimidad de nuestra causa. Lo importante no es caer en una acción puramente pacifista, ni tampoco en un fundamentalismo a favor de la lucha armada. En cuanto a su pregunta del conflicto en Colombia considero que en el actual entorno la resistencia armada no es la solución. Creo que la salida al problema colombiano es la organización del pueblo a través de la consolidación de una fuerza social con vocación política que luche contra el modelo neoliberal.

- ¿En su concepto cuáles son las secuelas que está dejando el neoliberalismo en los países subdesarrollados?

- Las políticas neoliberales que han privilegiado la privatización de lo público han conducido a que cada vez más y más sectores de la vida colectiva y de los servicios públicos se transformen en mercancías y, por lo tanto, los grupos más pobres quedan excluidos de su acceso.