Por: Allende La Paz, Agencia Anncol de Colombia

El inquilino de la Casa de Nariño tiene una marca en la mano derecha y en la frente. Más bien es un número. Es un número indeleble.

Jamás de los jamases podrá borrárselo, así trate de expiar sus culpas sirviendo cual vasallo solícito de su amo imperial.
Según Newsweek Internacional, citada en www.rebelion.org el 21.01.2005 dice textualmente: "en septiembre de 1991 el departamento estadounidense de defensa compiló una lista de individuos que creía estaban asociados con el conocido cartel colombiano de la droga de Medellín.

Hay más de 100 nombres en el recientemente desclasificado documento de inteligencia, allí se puede ver quiénes están señalados de ser criminales, asesinos, traficantes de nivel medio y abogados corruptos.

El cruel jefe del cartel, Pablo Escobar, era el principal en la lista, claro, junto con el antiguo dictador panameño General Manuel Antonio Noriega. Pero lo que verdaderamente llama la atención es el ítem No. 82 que dice: "Álvaro Uribe político colombiano y senador dedicado a la colaboración con el cartel de Medellín en los altos niveles del gobierno.

Uribe se vinculó a un negocio involucrado en las actividades de los narcóticos en los Estados Unidos.... Uribe ha trabajado para el cartel de Medellín y ha sido un amigo íntimo de Pablo Escobar Gaviria".

Ese equipo, encabezado por el No 82, no gobierna. Tampoco sabría gobernar si lo intentara. Su especialidad es el manejo mafioso. Saben, y mucho, de compra de coca y heroína, de rutas de transporte de los alucinógenos; de precios internacionales, pero no del petróleo, ni del café, ni del euro, sino del precio del kilo de coca en Nueva Coca, perdón Nueva York, o Washington, Moscú, o Madrid.

Y también saben, y mucho ya que son súperespecialistas en asesinar, desaparecer, desplazar campesinos e indígenas para robarles las tierras.

Y como equipo mafioso de desgobierno, ninguno responde por los actos cometidos, así sean los más canallezcos. Si estuviéramos en una democracia, por los hechos de los secuestros de estos dos dirigentes populares, uno de la insurgencia y el otro agrario, habría caído por lo menos el ministro de Defensa Jorge Alberto Uribe. Pero éste no cae porque es primo del No 82. Tampoco cae el Director General de la Policía, Jorge Castro, porque es socio de trasfugadas, cómplices en el arte de delinquir.

Tampoco cae el Vice, Francisquillo el inepto ineptus, que babeante y voz chillona, soltó por su boca la mayor estupidez dicha por un vicepresidente, ni siquiera por los más descerebrados vices gringos: "Ojalá vengan todos los cazarecompensas del mundo a capturar a esos bandidos, que la plata está ahí para ellos".

Frase que está en el libro Record Guiness como la mayor estupidez dicha por un ser humano en los años de existencia del Homo. Y ese puesto no se lo quitará nadie, según me dice un experto en eso de los Records. Que además demuestra por qué está en la cúspide de la escala del Homo ineptus ineptus.

Mucho menos va a caer la bobalicona canciller, Carolina Barco Isackson, porque ella, la pobrecita, se vino a dar cuenta que el secuestro de Rodrigo Granda no era una acción policial normal sino un escándalo diplomático como a los quince días. Ahora, todavía no se ha enterado del secuestro de Pedro Mosquera en territorio venezolano y su asesinato en tierra colombiana. Ella, parafraseando a mi admirada Shakira, es sorda, muda, boba.

Y es que definitivamente, en una democracia responde el jefe de gobierno por lo que sus subalternos hagan o dejen de hacer. En la dictadura narcoparamilitar nadie responde por nada. Es el ejercicio fascista del poder, en lo que son especialistas los oligarcas colombianos, de mano con los halcones imperiales.