¡Para no creerlo! Pluspetrol, empresita argentina de quinta o sexta categoría en el universo del petróleo, no le vende gas a Petroperú. En cambio, sí lo hace con Lima Gas, Zeta Gas y Repsol, de capitales chilenos y españoles. ¿Cuál el avieso propósito? ¡Quebrar a las empresas peruanas y apoderarse del mercado en situación cuasi monopólica! ¿No hay parlamentarios con cierta decencia en este país? ¿Qué explicación puede dar Norberto Benito, contador público platense, y gerente de una empresa energética (¿?), sobre este atentado contra el Perú?

Así lo denunció Carlos Jara de la Asociación de Empresas de Gas que agrupa a múltiples organizaciones nacionales que ya tienen un contrato por tres años con Petroperú pero que no reciben respuesta de Pluspetrol para comprarles directamente y -lo que sería natural- abaratar costos en beneficio del público consumidor.

El gobierno delincuencial de Fujimori regaló La Pampilla por apenas 150 millones de dólares a Repsol, empresa española. Después vino la firma, durante el paniaguato nefasto, del contrato de Camisea y la famosa cláusula 8.6 que hemos denunciado en múltiples oportunidades y que dejaba la puerta abierta a la diferenciación de ingresos por concepto de regalías del Estado peruano.

Con toda la frescura de que es capaz, Norberto Benito, nunca contesta porque se siente todopoderoso. Total, durante este régimen, ha gozado de la protección que le diera desde Energía y Economía, el vendepatria Jaime Quijandría, individuo que condujo en 1992, la destrucción de Petroperú con la venta parcial de sus unidades. Ahora este miserable está, enviado por el gobierno, en el Banco Mundial. Su sitio natural debía ser la cárcel y no un puesto dorado.

Ha poco Pluspetrol, integrante de TGP (Transportadora del Gas Peruano), provocó en Túpac Amaru, distrito de Echarate, Valle de La Convención, Cusco, un derrame de gas que produjo la muerte de especies de río y contaminación del medio ambiente. Que se sepa, hasta hoy no se ha aplicado la sanción que merecen estos sinverguenzas aprovechadores de los regímenes traidores.

Se ha criticado con justa razón, la desnacionalización acelerada, vía la privatización o venta amañada, de las empresas peruanas durante el fujimorato. ¿Por qué no se investiga la continuación que ha persistido en éste? ¿Cómo se ha otorgado, Pagoreni, a Pluspetrol, sin concurso público o licitación y sólo se la ha llamado la continuación de Camisea? ¡Qué falta de pantalones la de los parlamentarios! Con la excepción denunciatoria sobre este tema de Javier Diez Canseco, el resto se ha cuidado muy mucho de decir una sola palabra.

Cuando los gatos están de despenseros, caso de Pluspetrol, y sus operadores cínicos, como Norberto Benito, actúan como dueños de un país que lo ha acogido fraternamente, se producen traiciones descaradas y oprobiosas como ésta. Botar con mañas, vía el aprovechamiento de su situación de privilegio en el mercado, deviene en que el gas peruano, lo tienen en el Perú empresas chilenas y españolas.

Vendepatria Jaime Quijandría dijo semanas atrás que el balón de gas podía remitir hasta S/. 10 (US$ 3.00) con Camisea. Sin embargo, los peruanos advierten, no sin razón, que el precio superaría en breve los S/. 60 (US$ 17). ¡Qué desastre!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!