Carlos Bruce, se autodefine como mastín y califica de perrito faldero a Juan Sheput. Este retruca y exclama: “grosero”. ¡Nótese la altísima calidad intelectual y doctrinaria del debate que apasiona a los medios de comunicación. ¿Es un mastín Bruce? ¿Puede llamarse perrito faldero a Sheput? ¿Quién tiene la razón? ¿O los dos la tienen?

Hay que puntualizar una circunstancia: ambos son funcionarios del atribulado régimen toledista y sólo por esa razón, en un 99%, obtienen correlato y cobertura en los medios. Ninguno de los dos ha aportado ningún estudio sociológico o ingenieril con miras de horizonte, perspectiva o de nada en los últimos años. En consecuencia, o por la altisonancia de sus insultos o por el trabajo de los séquitos que se esmeran por llevar chismes, “noticias” o gestionar entrevistas, los dos, “están” en la imagen pública.

Por ejemplo, la única gran obra de Carlos Bruce, cuya paternidad, no se sabe si por un exceso de modestia o un miedo cerval, no se atreve a reivindicar, es la quiebra dudosa de una de sus empresas en Paita. Los trabajadores quedaron impagos y habrían ofrecido suministrar unos vídeos de lo más controvertidos. Más allá de eso, su transfuguismo es notorio y natural.

De Sheput se recuerdan algunos artículos combativos publicados en Liberación bajo la dirección de César Hildebrandt. Pero hasta hoy ningún estudio orgánico, aporte de crítica coyuntural o estructural, en quien gusta de llamarse político porque le han embutido la idea que lo es quien aparece en los medios, olvidándose que hay varios idiotas que fungen de escritores, analistas, estrategas, y no son más que palurdos limosneros de las mesas de redacción y edición de diarios y canales.

De repente, me equivoco, y pido disculpas anticipadas, pero esta guerrilla de dicterios es una nueva forma de hacer política trascendente y de futuro. Entonces hay que pensar que mañana, Bruce y Sheput aparecerán abrazados frente a cámaras, aunque ambos tengan, en la mano tras la espalda, sus respectivos y afilados puñales y pretendan dar una muestra hipócrita de unidad y disciplina.

Cuando acabe este gobierno tan alicaído, tanto Bruce como Sheput, tendrán que blindarse porque serán portadas de diarios y revistas, pero no en los términos que hoy gestionan sus adláteres, sino con caricaturas de rejas. Ciertamente, quien no la debe no la teme. Pero ¿puede alguien poner las manos al fuego por alguien? ¿Lo haría Bruce por Sheput? ¿O Sheput por Bruce?

Uno de estos dos ha tenido ofertas fraternas de aporte generoso. Las ha declinado con el peor argumento que puede usar quien no ha llegado a los 40 años, por tanto, aún carece, de la experiencia y sabiduría a que otros arribaron a patada limpia: rodéandose de adulones a quienes puede ordenar, gritar y, de cuando en vez, pagar por sus servicios. Olvida que cuando el dinero se esfume, esos mismos serán los más fieros “reveladores” de sus “inmoralidades”

A Perú Posible aguarda un final calamitoso y ni siquiera se puede asegurar que tengan bancada, salvo que ciertos holdings y consorcios, muy bien financiados, se encarguen de sistematizar la defensa de los próximos 5 años. Y hasta donde se sabe ya hay acciones en ese sentido.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!