Condoleezza Rice acaba de prestar juramento como secretaria de Estado norteamericana. Primera mujer negra en ocupar ese puesto, personalidad culta y brillante, carrera universitaria -en el sector del petróleo y la política, hermana gemela ideológicamente de Madeleine Albright, Condoleezza Rice ha sabido tranquilizar a los círculos WASP (White Anglo Saxon Puritans) oponiéndose siempre a los reclamos o exigencias de las minorías étinicas. Como sovietóloga se especializó en el containment (contención) de Rusia, inclusive después del derrumbe de la URSS.
Condoleezza Rice es el típico producto del «sueño americano». Nacida en Estados Unidos, país donde cerca del 10% de la población negra está bajo vigilancia penal (sea en prisión, sea en libertad bajo vigilancia o en libertad condicional), logró alcanzar la cima del aparato estatal estadounidense convirtiéndose en 2001, a los 46 años, en la primera representante de la comunidad negra en presidir el National Security Council.
Se convirtió después en la primera mujer negra que llega a dirigir el Departamento de Estado. Su ascensión recuerda la de su predecesor, el general Colin Powell. Las carreras políticas de ambos personajes, provenientes de la comunidad llamada «afronorteamericana», no deben, sin embargo, ponerse en el mismo plano.
Una infancia «sudista»
Condoleezza Rice nació el 1ero de noviembre de 1954 en Birmingham, Alabama, pequeña ciudad del sur de Estados Unidos. En 1963, la iglesia del barrio, a la que iban principalmente creyentes negros, es objeto de un ataque racista dirigido por miembros del Ku Flux Klan local. La bomba depositada en la cripta mata a cuatro niñas, entre ellas una amiga de Cordoleezza Rice, Danis McNair. El episodio pasará a la historia de la emancipación de la minoría negra con el nombre de Birmingham Sunday.
De esa experiencia, la ex-consejera de George W. Bush dice haber sacado varias lecciones, sobre todo en cuanto a la manera de abordar el terrorismo: «Si usted ha conocido el terrorismo doméstico, sabe que no sirve a ninguna causa... porque lo único que busca es poner fin a la conversación» [1]. Negando implícitamente los logros de la «discriminación positiva», también tomó conciencia entonces de la necesidad de ser «dos veces más brillante» porque somos miembros de una minoría y venimos de ahí.
Josef Korbel, el «padre»
A los 15 años entra a la universidad de Denver para continuar su formación musical, con la esperanza de hacerse pianista profesional. Sin embargo, la joven Condoleezza se da rápidamente cuenta de que no tiene el nivel de los prodigios que la rodean y cambia de especialidad. Conoce entonces al profesor Josef Korbel quien la inicia en las relaciones internacionales y la incita a estudiar la «sovietología».
Bajo su influencia, obtiene rápidamente el equivalente de una licenciatura (bachelor degree) en ciencias políticas, cum laude. La selecciona entonces la prestigiosa Phi Beta Kappa, una de las más antiguas asociaciones universitarias entre cuyos miembros se encuentran Isaac Asimov, Francis Ford Coppola, George W. Bush, Bill Clinton y Henry Kissinger [2].
Un año después, en 1975, termina la maestría en la universidad Notre-Dame y realiza seguidamente su tesis en la Graduate School of International Studies en la universidad de Denver, en 1981, siempre con Josef Korbel.
Este último juega un papel considerable en la formación de Condoleezza Rice. Su vida parece un largo exilio. De origen checo, huyó por primera vez de su país en 1939, luego de la llegada de las tropas nazis a Praga. Refugiado en Londres, fue consejero del presidente checo en el exilio, Eduard Benes. Después del restablecimiento de la paz, regresa a Checoslovaquia y es nombrado por un tiempo embajador en Yugoslavia.
La toma del poder por los comunistas que dirige Tito precipita de nueva su partida, esta vez a Estados Unidos. Convertido en ciudadano estadounidense y profesor de relaciones internacionales en la universidad de Denver, Josef Korbel no es un anticomunista rabioso y se pronuncia por la distensión con la URSS, apoyando sin embargo la intervención estadounidense en Vietnam hasta la ofensiva del Tet, en 1968. Sin ser un neoconservador es un convencido de la misión civilizadora de Estados Unidos y de la importancia de contener el peligro soviético.
Para Condoleezza Rice, a la que presenta como su «hija adoptiva» e influenciada también por Henry Kissinger, esto representa un rico legado intelectual. Josef Korbel ejercerá una profunda influencia y legado sobre la vida política internacional. Primero mediante su propia hija, Madeleine Korbel-Albright, y más tarde por intermedio de su «hija adoptiva», Condoleezza Rice.
La etapa «realista»
Después de terminar su tesis sobre las relaciones del ejército checoslovaco con la Unión Soviética y los dirigentes checoslovacos que la URSS apoyaba, «Condi» se convierte en profesora en Stanford. Los adeptos de Henry Kissinger y del realismo dominan la universidad en aquel entonces. Estos piensan que las relaciones entre Estados se rigen según consideraciones ligadas al poderío, no de orden moral.
Condoleezza Rice adopta esa visión del mundo, aunque manteniendo sin embargo una creencia en la importante influencia de los Estados Unidos. Es así que, después de haber votado por Jimmy Carter en las elecciones presidenciales de 1976 y haber seguido un curso en el Departamento de Estado, cambia de bando y apoya al republicano Ronald Reagan, traicionando de cierta manera al pobre Carter en 1980. La causa: le reprocha al presidente saliente su excesiva debilidad frente a la URSS.
Al menos esta es la explicación que «Condi» ha dado actualmente. En aquel entonces, participa sin embargo en el equipo de consejeros políticos de Gary Hart, candidato a las elecciones primarias de los demócratas [3]. Después de la elección del actor republicano para ocupar la Casa Blanca, Condoleezza Rice se muestra muy virulenta en relación con Caspar Weinberger, su secretario de Defensa, quien visita regularmente la sede del Hoover Institute, en Stanford.
Ella no se suma al discurso de Ronald Reagan sobre el «Imperio del mal» soviético: «Como la mayoría de los norteamericanos, oí con cierto escepticismo la afirmación durante la Guerra Fría de que Norteamérica era un "faro de la democracia" (...) Me sentía a veces un poco incómoda [por ese discurso] porque los Estados Unidos como mucho apenas llega a ser una democracia imperfecta» [4].
Probablemente conciente de que los republicanos estarán en el poder por largo tiempo, Condoleezza Rice se acerca poco a poco a los miembros más «realistas» del equipo Reagan, entre ellos a Brent Scowcroft. Este último la distingue y la observa en 1985, durante una cena organizada por los universitarios de Stanford especialistas en el control de armamentos.
Un año después, en 1986, Condoleezza Rice entra al Pentágono para trabajar durante un año con el Jefe del Estado Mayor Conjunto, el almirante William J. Crowe [5], para aportar sus conocimientos sobre las cuestiones de planificación estratégica nuclear. Acaba justamente de escribir una obra en la que explica que el control de la URSS sobre Europa oriental comienza a costar más de lo aporta [6].
Según ella, si la Unión Soviética fuera una empresa comercial se sentiría tentada de deshacerse de un sector tan costoso. Sin embargo, explica por otro lado que «nadie puede sugerir que eso esté entre en los planes de la Unión Soviética, sea cual sea el costo que puede representar Europa oriental. Los Estados, las grandes potencias en particular, no se comportan de esa manera».
Hacer frente «al Imperio del Mal»
Condoleezza Rice abandonará poco a poco ese realismo nacido de su formación universitaria, a medida que se introduce en los medios de la diplomacia estadounidense. En 1986, su entrada a la administración Reagan se produce en el marco de una asociación con el Council on Foreign Relations del cual acaba de hacerse miembro. Brent Scowcroft sigue su carrera con atención y la hace entrar al Aspen Strategy Group, un think tank [Centro de investigación, de propaganda y divulgación de ideas, generalmente de carácter político. Nota del Traductor] cuya principal misión consiste en formar a los dirigentes estadounidenses más cultos.
La posición de la Casa Blanca ante Moscú es entonces especialmente agresiva ya que el equipo de Reagan (sobre todo su asesor Casper Weinberger y el ayudante de este Richard Perle) está convencido que la URSS carece ya de medios para continuar la carrera armamentista y que una nueva era de dominación puede comenzar para Estados Unidos si este logra retirarse de los tratados de control de armamentos, estrategia que Ronald Reagan había formulado ante el Council on Foreign Relations en 1980 y puesto en práctica con la reanudación del costoso programa de «guerra de las galaxias».
Esta política suscita la oposición de los adeptos fieles a Henry Kissinger en el seno de la administración Reagan, entre ellos Brent Scowcroft, convertido en el «padrino» político de Rice. Luego de la victoria de George H. W. Bush (padre) en las elecciones presidenciales de 1988, este la recluta para el National Security Council como asistente especial para las cuestiones soviéticas en momentos en que la corteja también Dennis Ross, nuevo director del equipo de planificación del Departamento de Estado.
Desde su nuevo puesto, Condoleezza Rice define la política exterior estadounidense de la administración hacia la Unión Soviética. Su razonamiento es simple: Washington debe reforzar los lazos con la OTAN, concentrarse en el control de armamentos y tratar de establecer lazos con los países de Europa del Este antes de todo intento de acercamiento con Mijail Gorbatchov.
Como especialista de esa región y de Checoslovaquia, ella es quien preside las reuniones del NSC sobre Europa oriental mientras que Robert Gates dirige los debates sobre Rusia. También es invitada a Kennebunkport, la residencia de la familia Bush en el estado de Maine, como miembro de un grupo de especialistas sobre la Unión Soviética que debe asesorar al nuevo presidente [7].
«Manejar» a Yeltsin
Convertida en miembro del Consejo de Seguridad Nacional para los asuntos soviéticos en la administración de George H. W. Bush (padre), Rice viaja a Europa oriental y la Unión Soviética en 1989-1990. Vuelve diciendo que Estados Unidos, a pesar de sus imperfecciones, ha cumplido su papel de faro de la democracia. A medida que la política de Washington se hace más y más agresiva hacia Moscú, Rice sube en importancia dentro del aparato diplomático estadounidense.
En septiembre de 1989, mientras trabajo bajo las órdenes de Robert Blackwill, director de la división de Asuntos Europeos y Soviéticos en el NSC, se le encarga la misión de «manejar» a Boris Yeltsin durante su visita a la Casa Blanca. Este último, gran crítico de Mijail Gorbatchov, es ya el favorito de Washington para tomar las riendas de la URSS cuando el secretario del Partido Comunista sea derrocado. Sin embargo, es conveniente no herir la susceptibilidad de Gorbatchov y Condoleezza Rice se ve por consiguiente obligada a explicarle a Boris Yeltsin que el presidente estadounidense no lo recibirá en la Oficina Oval.
Ella sabrá mantenerse firme ante las protestas del político ruso [Boris Yeltsin] y obligarlo a aceptar un simple encuentro con Brent Scowcroft, al cual se unirá finalmente George H. W. Bush (padre).
Foto arriba: Brent Scowcroft click aquí para saber más sobre este personaje.
En lo adelante, Condoleezza Rica no intervendrá casi nunca en los debates internos de la administración Bush en cuanto a escoger el momento adecuado para apoyar a Yeltsin contra Gorbatchov.
La mayoría de los protagonistas de la época han conservado todos la impresión que Condoleezza Rice estaba «más bien de su lado» aunque defendían posiciones diferentes, cosa que indica una gran habilidad de parte de la futura jefa de la diplomacia estadounidense. Habilidad que no tarda en ser recompensada. En mayo de 1990 es nombrada directora de la división de Asuntos Europeos y Soviéticos del NSC y en agosto se convierte en asistente especial del presidente.
La aventura petrolera en Chevron
A principios de 1991, después de dos años en el National Security Council, Condoleezza Rice deja Washington. Considera durante un tiempo con Brent Scowcroft la posibilidad de presentar su candidatura para el puesto de senador por California que había dejado vacante la elección de Pete Wilson como gobernador. A causa de diferentes dificultades, abandona esa idea y vuelve a la universidad de Stanford, aunque expresando su deseo de pasar a alguna empresa privada. Para ello se pone en contacto con el ex-secretario de Estado George Shultz, miembro de la Hoover Institution en Stanford, quien le abre las puertas del consejo de administración de Chevron, al cual pertenece él mismo.
Cortejada desde entonces por el establishment económico, Condoleezza Rice es también llamada a integrar los consejos de administración de Charles Schwab Corp., Transamerica Corp. y Hewlett Packard así como el consejo internacional de J. P. Morgan, la Carnegie Endowment for International Peace y la Rand Corporation.
Pero será finalmente en la compañía petrolera Chevron donde es ubicada oficialmente como experta sobre Kazajstán (ex república soviética), puesto que ocupará por un tiempo de diez años, tanto que en 1995 la compañía bautiza con su nombre uno de sus buque-tanque petrolero registrado en Bahamas. Y es que durante ese mismo decenio la compañía aumentó considerablemente sus ganancias, esencialmente gracias a su actividad en Kazajstán y Angola, donde garantiza una parte esencial de la producción de petróleo y de gas. Sus ingresos netos pasan de 1,200 millones de dólares en 1991 a 5,200 millones en el 2000.
Lo que permitió a Chevron obtener tan grandes ganancias en Angola fue el apoyo o más bien el control que ejerció la administración estadounidense sobre el régimen de Eduardo Dos Santos y su Movimiento Popular de Liberación Angola (MPLA). Las elecciones de 1992, que mantienen a Dos Santos en el poder a pesar de las protestas de los observadores internacionales, tienen -por supuesto- una excelente acogida de parte de Herman Cohen [8], embajador estadounidense en ese país.
Seguirá una espantosa guerra civil durante la cual Dos Santos arma a la población contra los rebeldes de la UNITA de Joseph Savimbi, que serán calificados de «amenaza extraordinaria para la política exterior de Estados Unidos» tanto por Bill Clinton en 1993 como por George W. Bush (hijo) en septiembre de 2001. Las dos administraciones sucesivas imponen sanciones a la UNITA a medida que los proyectos de explotación offshore de Chevron se van ampliando.
Como en muchos otros países productores, las compañías extranjeras aportan la tecnología -factor primordial en el caso de Angola donde la perforación en aguas profundas comenzó durante la segunda mitad de los años 1990. A cambio, Angola concede a las compañías que participan una parte significativa de la producción durante un buen número de años, a la vez que se endeuda grandemente, lo cual permite garantizar su apoyo a la política de Washington.
Si no hay muchas precisiones sobre el papel exacto de Condoleeza Rice en ese contexto y en el seno del consejo administrativo de Chevron, lo cierto es que no fue por sus conocimientos en sovietología que obtuvo ese puesto sino más bien por su experiencia gubernamental y, por tanto, su capacidad para hacer coincidir los intereses de Chevron con la política exterior estadounidense.
En el caso de la actividad de Chevron en Kazajstán, en la cual Rice fue la principal consejera, los conflictos de intereses con su anterior función de consejera de seguridad nacional no son tampoco un misterio. La joint venture de Chevron con el gobierno kazajo, firmada en 1993, permite a la compañía multiplicar casi por dos sus actividades en lo tocante a los pipelines con la construcción del proyecto que conecta el yacimiento gigante de Tengiz al puerto ruso de Novorossisk, en el Mar Negro, proyecto terminado en 2001.
Es sin embargo el gobierno ruso, con cerca de 50% del proyecto, quien se lleva la mejor parte mientras que la Chevron no va más allá del 20%. Paralelamente, Zalmay Khalilzad, enviado especial de Estados Unidos ante el régimen talibán de Afganistán, negocia los derechos de paso de otro pipeline que parte de Kazajstán y que debe llevar el petróleo y el gas hacia el Océano Indico bordeando las zonas de influencia de Rusia. Esas negociaciones fracasan en 1998 cuando Bill Clinton ordena bombardeos contra Afganistán y las compañías comienzan a entrever la era postalibán. Khalizad se convierte entonces en empleado de la Rand Corporation en cuyo consejo de administración se encuentra Rice.
Después de la llegada de George W. Bush (hijo) al poder, en enero de 2001, Khalilzad entrará al Nacional Security Council bajo las órdenes de Condoleezza Rice para resolver el asunto de los talibanes. Para ello tendrá el apoyo del ex-consultor de la compañía estadounidense Unocal, Hamid Kharzai, quien abrirá definitivamente el camino a los intereses petroleros estadounidenses en Afganistán.
Charles Lewis, fundador del Center for Public Integrity, comentaba así la nominación de Condoleezza Rice en 2001 como consejera para la Seguridad Nacional: «Esos intereses petroleros cifrados en miles de millones de dólares están activos por doquier en el mundo.
¿Cómo demonios es posible entonces rechazar la importancia de los intereses de una empresa como Chevron? Se trata más bien de un problema ligado al proceso de recusar (sentido jurídico de negar) y la manera en que funciona. Yo realmente no veo cómo, honestamente, cómo puede ella ocupar el cargo de consejera para la Seguridad Nacional y decir al mismo tiempo que no tiene nada que ver (nepotismo) con los asuntos que puedan tener un vínculo con la Chevron, sean minúsculos o grandes al ciento por ciento. Creo que sería virtualmente imposible para ella ejercer sus funciones con toda honestidad.» [9]
Regreso a la Universidad de Stanford
Paralelamente a sus actividades petroleras, la carrera universitaria de Condoleezza Rice sigue su curso. En 1993, Gerhard Casper, presidente de la universidad de Stanford, la nombra encargada administradora de ese centro, lo cual le permite ocupar el segundo puesto administrativo en importancia de la misma, cuando sólo tiene 38 años de edad. Se encarga de supervisar cerca de 10,000 empleados, con un presupuesto de 1,500 millones de dólares.
Se mantendrá seis años en ese puesto. Durante los tres primeros logra reducir el presupuesto en 17 millones de dólares mediante medidas expeditivas y drásticas. Rice da incluso lugar a un importante movimiento de protesta por haber expulsado de Stanford a una importante responsable -una chicana [Estadounidense de origen mexicano. Nota del Traductor], considerada como «el alma de la facultad»-, algo inusitado a ese nivel administrativo.
A pesar de la huelga de hambre de varios estudiantes chicanos, Rice no se dará marcha atrás a su decisión. De la misma manera, con el gesto de mano, barre de un golpe las críticas provenientes del cuerpo de profesores sobre la escasa proporción de mujeres y de miembros de las minorías, ya sea entre los estudiantes o entre el personal de la universidad.
Veamos un pasaje de la «Petición contra la elección de Condoleezza Rice como oradora de la ceremonia de diplomas de Stanford en 2002» que aborda y describe sus actividades y comportamiento en la universidad: [10]
Cuando era encargada administradora en la Universidad de Stanford (1993-1999), Condoleezza Rice fracasó constantemente en resolver serios problemas en lo tocante a las prácticas de aceptación y de contratación de [miembros] de minorías (comunidad negra o hispana) y de mujeres. La doctora Rice también debilitó diversos grupos y programas universitarios, particularmente los que trataban de responder a las expectativas de las mujeres y las minorías étnicas. Por ejemplo:
– La doctora Rice se negó en varias ocasiones a conceder puestos a profesores mujeres o pertenecientes a estas minorías acentuando así la característica de Stanford de ser una de las menos mixtas entre las universidades de elite en Estados Unidos. Cuando la doctora Rice dejó su puesto de encargada administradora en 1999, había un 14% de mujeres en las cátedras de Stanford, mucho menos que la media nacional de 25% en el país [11].
– Defendió la política de contratación de Stanford a pesar de recibir quejas formales de parte de 15 profesoras que documentaban prácticas discriminatorias. Las estadísticas nebulosas de la doctora Rice (ver el informe de Stanford del 17/06/1998: «Divergencias sobre los datos concernientes a la atribución de cátedras») eran la base de la defensa de Stanford contra un informe del órgano de facultades femeninas que finalmente desembocó en una queja formal presentada por 15 profesores ante el ministerio del Trabajo [12].
– Debilitó el programa de Talleres Estudiantiles de Trabajo sobre Cuestiones Políticas y Sociales (SWOPSI) que había apoyado muchísimos cursos iniciados por los propios estudiantes, muchos de cuyos cursos se habían hecho tan populares que la academia los había incorporado. Su falso pretexto: «falta de fondos».
– Recomendó que todos los centros comunitarios étnicos fueran albergados en un mismo edificio (Old Union) convirtiéndolo así en la práctica en una colonia o ghetto para «gente de color» dentro del recinto universitario. Únicamente la resistencia del sindicato de estudiantes negros impidió que se aplicara su propuesta, lo que le valió a estos en represalia de ser confinados en un edificio ruinoso, rodeado de asfalto, hasta que el techo se deterioró tanto que finalmente hubo que otorgarles subvenciones.
– Despidió a Cecilia Burciaga, la hispana con más tiempo en Stanford (25 años en el recinto universitario) y miembro permanente de la Casa Zapata. También se alegaron esta vez recortes presupuestarias. Esta hostilidad hacia las comunidades étnicas de Stanford dio lugar a las huelgas de hambre de 1994.
– «Negoció» con los huelguistas cuatro demandas -NINGUNA de ellas fue enteramente cumplida por la universidad bajo su mandato. Como encargada administradora, la doctora Rice recurrió a todas las tácticas y maniobras mezquinas de subvenciones simbólicas posibles e imaginables para obstaculizar que se hiciera oficial el acuerdo entre los huelguistas y la administración universitaria. Su buró ignoró además las recomendaciones provenientes de varios informes pedidos por universidades sobre el espacio de las mujeres, de las personas de color y de la comunidad homosexual.
– Negó el otorgamiento del rango de departamento a los Estudios Africanos y Afronorteamericanos así como a otros programas de estudios étnicos vanguardistas, apoyando la proposición de crear un departamento de estudios comparativos sobre la raza y el carácter étnico para bloquear y anular las demandas de departamentos de estudios hispanos y asiáticos. Este «compromiso» fue la estocada final a la esperanza de ver que Stanford pueda obtener el estatuto departamental para los estudios étnicos individuales, al igual que para la proposición de Old Union de consolidar los esfuerzos por hacer adquirir una enseñanza y una investigaciones de análisis racial en Stanford. Esto los privaba de un estatuto que muchas otras universidades -entre ellas Harvard y Princeton- han sido capaces de conceder a sus diferentes departamentos de estudios étnicos.
– Se negó a abordar el problema del fracaso de la universidad en la búsqueda de un director para el Centro Stanford de Investigaciones Hispanas (SCCR) debilitándolo al extremo que Stanford no tuviera «otro remedio» que incorporar a los estudiantes rescatados al Instituto de Investigaciones CSRE aprobado por Rice.
– Hizo anular el voto de 1969 del Senado académico que había puesto fin a la utilización por el ROTC (Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales Reservistas) de las instalaciones de Stanford (después de privar a los instructores del estatuto universitario) y firmó un acuerdo con el ROTC autorizándolo a usar instalaciones de Stanford y atribuyéndole créditos para sus propios cursos dentro del recinto universitario.
En aquella época, Condoleezza Rice se mantiene relativamente alejada de la vida política e incluso del mundo de las ideas. Su obra, escrita conjuntamente con Philip Zelikow, es un elogio consentido del éxito de la alianza entre Margareta Thatcher, François Mitterrand, Helmut Kohl y George H. W. Bush (padre) para hacer caer el muro de Berlín [13]. Se mantiene durante mucho tiempo silenciosa en cuanto a las relaciones del presidente demócrata Bill Clinton con la Rusia de Boris Yeltsin.
Jefe de los Vulcanos
Sin embargo, su carrera política no ha terminado. En 1996, después de la creación del Congressional Policy Advisory Board por Martin Anderson, se une a ese grupo de responsables republicanos encargados de elaborar el programa de su futuro candidato a las elecciones presidenciales del 2000. En el equipo especializado en política exterior se codea con Donald Rumsfeld, Dick Cheney y Paul Wolfowitz así como con su amigo George Shultz y con Caspar Weinberger.
En agosto de 1998, tiene su primer encuentro con el gobernador de Texas, George W. Bush (hijo), en la residencia familiar de Kennebunkport para conversar sobre la futura elección presidencial. Al mismo tiempo, mientras la economía rusa se derrumba, Rice lanza violentos ataques contra el gobierno de Yeltsin y el apoyo que le conceden los demócratas.
Recomienda que Estados Unidos se desentienda de la Federación Rusa y que refuerce la oposicióna la guerraen Chechenia. Numerosos especialistas interpretan sus palabras como un llamado al regreso a la política del containment. Poco después, George W. Bush pone a su cargo el sector «política exterior» de su futura campaña electoral. Lo hace con el respaldo de Paul Wolfowitz aunque su relación privilegiada con el futuro presidente le garantiza cierta preeminencia.
En 1999, ambos forman un equipo de consejeros llamados los Vulcanos que incluye a Richard Armitage, Richard Perle, Dov Zakheim, Stephen Hadley, Robert Blackwill y Robert Zoellick.
La aventura presidencial concluye con un gran éxito, la victoria de su candidato. A pesar de graves lagunas en cuanto a conocimientos geoestratégicos, George W. Bush toma el 20 de enero de 2001 el poder de la Casa Blanca, por decisión de la Corte Suprema. Los Vulcanos, Conleezza Rice en primera fila, forman la nueva administración. Con menos de cincuenta años, se convierta en la primera mujer y la primera representante de la comunidad negra estadounidense a la cabeza del National Security Council.
[1] «A lesson from Condoleezza Rice», por Derrick Z. Jackson, Boston Globe, 20 de noviembre de 2002.
[2] «Famous Members, Phi Beta Kappa Website.
[3] Bushwomen - Tales of a Cynical Species, de Laura Flaunders, Verso, 2004.
[4] «Small Steps, Giant Leaps», por Condoleezza Rice, in A Voice of Our Own, ed. Nancy M. Newman, Jossey-Bass, 1996.
[5] El almirante William J. Crowe prestó servicios en Vietnam y el Golfo, más tarde dirigió las fuerzas aliadas en el sur de Europa de 1980 a 1983. Se convirtió después en jefe del Estado Mayor Conjunto bajo Ronald Reagan y George H. W. Bush (padre), y fue embajador en la Cour St James en Gran Bretaña, de 1994 à 1997. Es es miembro del Council on Foreign Relations en el que presidió un grupo de trabajo en febrero de 2001 sobre los medios de preparar a Estados Unidos contra la amenaza terrorista. Es presidente de Bioport, la empresa farmacéutica encargada de «producir, poner a prueba, embotellar y almacenar la vacuna contra el ántrax». Ver «Intoxication à l’anthrax» texto en francés, por Paul Labarique, Voltaire, 10 de marzo de 2004.
[6] «The Soviet Alliance System», por Condoleezza Rice, in The Gorbachev Era, d’Alexander Dallin et Condoleezza Rice, ed, Stanford, CA, 1986.
[7] The Rise of the Vulcans, de James Mann, Viking, 2004, p. 172.
[8] «Chevron oil and the Savimbi problem», redactado por James P. Lucier para la publicación moonista Insight, 29 de abril de 2002.
[9] En el momento de su nominación como Consejera para la Seguridad Nacional, en 2001, Condoleezza Rice declara poseer de un monto de 250 000 dólares en stock options de Chevron, además de un ingreso anual que sobrepasa la suma de 550,000 dólares.
[10] El texto íntegro de la petición puede ser consultado en el servidor de la universidad de Stanford.
[11] Más informaciones en Stanford report, en CSF Guarsman y Stanford Magazine.
[12] Más informaciones en el servidor del consejo de la facultad.
[13] Germany Unified and Europe Transformed - A Study in Statecraft, de Philip D. Zelikow y Condoleezza Rice, Harvard Edition, 1995.
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