¡Qué duda cabe! Hay diferencia, no sólo de edad e inteligencia, entre la actual presentadora de Panorama, Jéssica Tapia y y su predecesora Mónica Delta. Debe haber resultado sumamente incómodo para la Tapia estar al medio de una evidente, arreglada y funcional presentación televisada del presidente Toledo. Pero bien dice el dicho: donde manda capitán, no manda marinero.

Es importante subrayar el desmadre innegable. Si el mandatario Toledo pudo presentarse ante cámaras ¿por causa de qué ha hecho lo imposible -y con él, todos sus ayayeros- para evitar hacerlo frente a la comisión parlamentaria con registro, vídeo y todo lo que ello conlleva? La majadería no sólo es palmaria, sino que algo huele mal y por eso el temor.

Si intentáramos una analogía con el ajedrez, podríamos decir que Jéssica Tapia es un trebejo que evoluciona según le comisionen u ordenen. No tiene mayor autonomía, es un elemento útil y su rostro bello, engalana lo que a veces, como el último domingo, resulta un sapo intragable por no espontáneo y comedido. Cuando ella protesta que redacta las preguntas, hay derecho a guardar piadoso y conmiserativo silencio ante tamaña irrealidad.

¿Puede culparse a la señorita Tapia de ser una obsecuente e incondicional servidora de los intereses que despliegan los dueños o responsables de su canal? Por lo menos, que se sepa, jamás observa o dice mayor cosa. Dirá, en el futuro, que ella obedecía órdenes. Y así, los soldados nazis, asesinaron a 6 millones de judíos. Libertad de prensa: ¡cuántos crímenes se cometen en tu nombre!

El cinismo cómplice con el gobierno delincuencial de Kenya Fujimori de que hacía gala Mónica Delta, con propagandas pro domo sua, “reportajes independientes”, y una identificación con aquel período de bandidaje a diestra y siniestra, retratan a ésta como dueña de una posición y de un poderío del cual terminó cayendo sin pena ni gloria. Su cuarto de hora, profundamente vasallo, culminó. Sería muy difícil equiparar los larguísimos años de connivencia de la Delta con sus patrones de lo que actualmente sucede con la Tapia.

Sin embargo, no podría decirse que en el caso reciente o los anteriores, la prensa salga airosa. El pueblo, más sabio que todos los sabios, no es idiota. Percibe, intuye, anota, condena y blasfema la basura que le inoculan en forma de violaciones, crímenes en las pistas, balaceras infernales y crónicas desopilantes, pero no puede hablar porque carece de tribuna. De cada diez personas, por lo menos 8 afirman que lo del domingo en Panorama fue arreglado a favor del presidente Toledo. ¿Es así cómo querían conseguir más crebilidad, no digo para el jefe de Estado, sino para el canal? ¡Pamplinas!

Definitivamente, si bien es cierto que Mónica Delta, no está más, hay ecos pálidos y deprimentes, que señalan que su escuela al revés, no ha dejado de tener vigencia para desgracia de los televidentes.

Mientras que persistamos en los yerros envilecedores del alma nacional, sólo conseguiremos valores falsos, líderes apócrifos, mesías de juguete, catones de alquiler o financiados por los caza-dólares que se venden al mejor precio.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!