La biodiversidad de cultivos y plantas que se dan en Venezuela forman parte de nuestro patrimonio natural. Al asegurarnos su preservación, defensa y usufructo, estamos garantizando el abastecimiento de las necesidades alimenticias de las familias venezolanas.

La biodiversidad de cultivos y plantas que se dan en Venezuela forman parte de nuestro patrimonio natural. Al asegurarnos su preservación, defensa y usufructo, estamos garantizando el abastecimiento de las necesidades alimenticias de las familias venezolanas.

Estamos hablando de soberanía y seguridad alimentaria y esto implica una larga cadena que involucra todo el proceso productivo del país. Estamos hablando de tierras, de la reivindicación del hombre a través de la tierra. Estamos hablando de estimular la producción agrícola y esto implica el derecho de los campesinos a producir alimentos y el derecho de los consumidores a poder decidir lo que quieren consumir. Estamos hablando, en síntesis, de recursos y el principio se encuentra en la creación de un sistema nacional para la producción de semillas, que incorpore a los productores y campesinos al proceso de desarrollo agrícola del país. Por eso nace el Plan Nacional de Semillas 2005-2009.
Podríamos preguntarnos, si realmente, es tan importante el abastecimiento de semillas y qué significa este elemento en la cadena de producción agraria. Veamos. En Venezuela más del 70% de los alimentos que consumimos son importados, pero además importamos el 100% de semillas de hortalizas, entre un 60 y 70 % de semillas de maíz, el 50% de semillas de papa, entre otros.

Ésta inquietante realidad del sector agrícola nacional incide negativamente en nuestra capacidad para fortalecer la soberanía alimentaria. Se requiere la articulación de muchos factores para su solución y en este sentido, la implementación del Plan Nacional de Semillas viene a consolidar el proceso de reforma agraria que se inicio con el Plan Zamora contra el Latifundio. Conclusión: la alimentación de nuestros pueblos, de nuestras comunidades depende de semillas importadas.

Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas, INIA

El organismo encargado de la implementación del Plan Nacional de Semillas es el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA) organismo adscrito al Ministerio de Ciencia y Tecnología. El INIA apoya técnicamente a los agricultores dedicados a la producción de semilla certificada, fiscalizada y artesanal a llevar el control de la calidad de estas producciones. Además, el INIA articula junto con los Ministerios de Agricultura y Tierras, Alimentación, Economía Social, Economía Popular y Zonas de Desarrollo Sustentable, todos los procesos necesarios para impulsar, a nivel nacional, el Plan Nacional de Semillas 2005-2009, cuyo presupuesto asciende a 92,9 millardos de Bolívares.

La sede principal del Plan Nacional de Semillas se encuentra ubicada en el estado Barinas, pero cada una de las 53 sedes del INIA a nivel nacional estará avocada a proveer a los productores con los recursos tecnológicos, el asesoramiento agrotécnico, así como los servicios de los laboratorios especializados necesarios para incentivar la producción de semilla artesanal en todo el territorio.

La estrategia del INIA se fundamenta en rubros importantes para la dieta del venezolano como: arroz, maíz amarillo, fríjol, caraota, papa, soya, yuca, caña de azúcar, hortalizas; además semillas forrajeras y sorgo que apuntalan la producción animal. El Plan está abriendo espacios para otros rubros estratégicos para el país como el tártago y en el mediano plazo se incorporará un componente de certificación de plantas frutícolas.

Los principales componentes de la investigación del Plan Nacional de Semillas, hacen énfasis en la producción de variedades que los productores podrán almacenar para conformar banco locales de semillas. Se impulsará la producción de semilla básica, pero todo tomado con una visión integrada de transferencia de tecnología, fortalecimiento de infraestructuras, capacitación y financiamiento a la producción de semilla certificada para los nuevos actores de la realidad agrícola nacional.
En este contexto se consideró prioritario orientar las acciones hacia el desarrollo de cinco programas iniciales, cuyos objetivos serán ampliados paulatinamente:

  1. Generación de capacidades en Fitomejoramiento
  2. Desarrollo de capacidades para la producción de la semilla básica.
  3. Capacitación de nuevos actores semilleristas
  4. Generación de capacidades para la producción de semilla certificada, fiscalizada y artesanal de alta calidad.
  5. Capacidad de procesamiento, almacenamiento y distribución de semillas.

La Amenaza de los Transgénicos

Los científicos han logrado develar la información genética de los seres vivos. Esta rama de la ciencia, llamada ingeniería genética, ha desarrollado técnicas para modificar las estructuras celulares de los organismos vivos, esos nuevos organismos son denominados transgénicos. Así se ha logrado alterar todas las limitaciones que la propia naturaleza pone para la relación entre organismos de especies alejadas o no emparentadas. Es decir, en la naturaleza hay límites para las mezclas, por ejemplo, una orquídea puede cruzarse con otro tipo de orquídea, pero no se cruzará con un plátano. Una planta transgénica ha cruzado esas barreras naturales, y además, no muestra diferencias físicas en comparación con una natural pues la variación se encuentra en su interior.

La manipulación genética se aplica, esencialmente, en el campo de la medicina y en la agricultura. No obstante, existe una incertidumbre, compartida entre muchos, acerca de la intervención humana en la información genética de los organismos vivos, mientras no se demuestre previamente que es inofensiva. Con mayor razón, por la alerta de numerosos especialistas que advierten sobre los riesgos, ya que es difícil predecir, dominar y controlar las consecuencias de la manipulación genética de las especies.

Las amenazas provienen de las compañías trasnacionales productoras de tecnología agrícola de punta. Estas empresas han desarrollado técnicas para producir la llamada tecnología “terminator” que comprende la alteración de la semilla para que ésta sea fértil durante una sola cosecha y muera después de ella. De manera que luego de cada cosecha el agricultor se vea obligado a comprar las semillas a la compañía. El peligro también radica en la contaminación de cosechas no-transgénicas convirtiéndolas en estériles, lo que significaría el monopolio total de las empresas globalizadas.

Debido a que los transgénicos son variaciones de las formas de vida conocidas, han estado sujetos a la especulación jurídica, en derechos de propiedad intelectual y patentes, que favorecen a las trasnacionales. La aplicación comercial de la ingeniería genética existe, porque en el país donde mayor aceptación ha tenido -Estados Unidos- se reconocen derechos de propiedad intelectual sobre la vida, sobre los procesos biológicos y sus productos. El peculiar formato de propiedad privada de las semillas transgénicas, coartan la libertad de los agricultores para conservar, producir e intercambiar sus propias semillas, lo que constituye una de las nefastas características, menos conocida, del fenómeno cultural conocido como la globalización.

A este peligro sobre la incertidumbre de los transgénicos, se unen los tratados de libre comercio, como el ALCA, que promueve la libre circulación de productos y semillas transgénicas, constituyéndose en la mayor amenaza que se cierne hoy día sobre las comunidades rurales tradicionales. De estas evidencias se refleja la enorme importancia que tiene para la República Bolivariana de Venezuela la implementación del Plan Nacional de Semillas 2005-2009.