Soldados y tanques rusos entrando en Berlín durante la Segunda Guerra Mundial

La pregunta formulada no es tan absurda como podría parecer. Cuando el profesor de la Universidad de California de EEUU, Michael Davis, la hizo hace unos días a sus estudiantes, la mayoría de ellos tuvieron dificultades en responder.

Muchos suponían que del lado de la Alemania nazi o del Japón... Los esfuerzos del profesor de aclarar ese importante hecho de la Historia mundial al principio fueron acogidos con mucha desconfianza por su joven auditorio.

«Los estadounidenses nunca han querido reconocer los méritos del Ejército Soviético, cuando les digo que la URSS y EEUU eran aliados, les cuesta trabajo creerlo y aceptarlo», dice Davis.

En opinión del historiador, los estadounidenses no son capaces de comprender que los soldados rusos sufrieron colosales pérdidas en Polonia, Budapest y Praga, cuando los alemanes ya habían sido expulsados de Rusia. Ellos no acaban de comprender cuántos millones de personas fueron salvadas por el Ejército Rojo.

No conviene reprocharles a los estudiantes de la Universidad de California su ignorancia. Desde el momento en que ellos aprendieron a deletrear, se les ofrecía una versión oficial de la Segunda Guerra Mundial escrita por un historiador influyente, pero poco escrupuloso: la Guerra Fría.

De acuerdo con la ideología de aquellos decenios, la Unión Soviética se presentaba del siguiente modo: dictador Stalin, que pactó con Ribbentrop y otros diplomáticos alemanes, ineptos mariscales y una población dispuesta a aceptar el yugo nazi.

Tal país simplemente no podía desempeñar el papel decisivo en la derrota del nazismo. Los laureles de los vencedores son de las democracias occidentales por el simple hecho de que ellas ya en aquel entonces eran democracias, a diferencia de la URSS, la principal ciudadela del totalitarismo.

Los estudiantes del profesor Davis habrán podido encontrar reminiscencias de esa tesis en «La Historia Militar de EEUU», cuyos autores afirman: «El aporte de la URSS está muy exagerado, pues la guerra que se libró en el Este era una guerra en tierra firme y en un solo frente, mientras que en el Oeste los aliados combatían en dos frentes en tierra firme, así como realizaban operaciones en aire y mar».

En 1944 la extensión del frente soviético-alemán era cuatro veces más grande que la de todos los frentes en que luchaban nuestros aliados juntos. En aquel período, en el frente del Este combatían a un mismo tiempo hasta 201 divisiones del adversario, mientras que las tropas anglo-estadounidenses tenían que hacer frente a un enemigo mucho menos numeroso, de 2 a 21 divisiones.

La apertura del segundo frente por Occidente cambió poco esa correlación. Los aliados tenían concentrados 1,5 millones de efectivos en Europa Occidental, y los alemanes, 560 mil. Al propio tiempo, en el frente soviético-alemán 6,5 millones de soldados soviéticos combatían contra 4,5 millones de alemanes.

Las bajas fundamentales fueron sufridas por las tropas de Hitler en los combates contra el Ejército Rojo: el 70 por ciento de los efectivos y el 75 por ciento de todo el material de guerra, incluidos carros blindados, piezas de artillería y aviones.

Al hojear un tomo de correspondencia entre Stalin y Churchill, uno encuentra una expresiva frase del primer ministro británico: «Fue el Ejército ruso que sacó las tripas a la máquina de guerra alemana».

En nuestros días se hace eco con él el presidente de EE UU, George Bush, quien al asistir junto con Vladimir Putin a los festejos por el 60 aniversario del desembarco de los aliados en Normandía, dijo: «Si no hubiera sido por Rusia, no existiría nada de esto...»

Pero esas valoraciones no les impiden a los tendenciosos interpretadores de la Historia militar seguir insistiendo en lo suyo hasta hoy día. Además, en Rusia ellos no son menos numerosos que en Occidente.

Algunos de los historiadores rusos continúan presa de las nociones estereotipadas de la «Guerra Fría». Ellos afirman que la ayuda que Occidente prestaba a la URSS en condiciones de «lend-lease» era un bluff, y la apertura del segundo frente, «un intento ruin de hacerse partícipe del triunfo militar soviético», subrayando que los laureles del triunfo sobre el nazismo le pertenecen a la URSS solamente.

En vísperas del 60 aniversario de la Gran Victoria esos puntos de vista opuestos parecen ser algo indecente. La Segunda Guerra Mundial fue ganada por toda la coalición anti-Hitler, incluida la URSS. Las efemérides es una ocasión poco propicia para dividir en porcentaje la Victoria.

Fuente
RIA Novosti (Rusia)