Entrevista:

El periodista Pascale Zimmermann del diario ginebrino La Tribune de Geneve entrevista al reconocido escrito e inteletual suizo Georges Haldas acerca de la muerte del Papa y lo que significa la Iglesia católica de hoy para muchos cristianos.

Foto de Georges Haldas por Philippe Dubath.
© Philippe Dubath

Reflexión

Pascale Zimmermann: ¿La muerte de Juan Pablo II suscita emoción en usted?

Georges Haldas: No especialmente. Es un hombre, y como tal mortal. No hay nada más que decir, a no ser que siempre se puede deplorar la muerte de un hombre.

Pascale Zimmermann: ¿Encuentra usted fuera de lugar que se haya asistido a su agonía casi hasta el final?

Georges Haldas: Su persistencia en mostrase a pesar de su enfermedad estaba únicamente relacionada con su propia conciencia. No me permitiría juzgarlo. He respetado la energía y el coraje de un hombre que quiso cumplir su misión hasta el final. Quiso dominar lo físico y lo biológico para transmitir un mensaje precisamente más allá de lo físico y lo biológico.

Pascale Zimmermann: ¿Qué le inspira la muerte del Papa como figura dirigente de la Iglesia Católica?

Georges Haldas: Tengo muchas reservas en relación con la Iglesia, pero es en nombre de Cristo -y no en el mío propio- que me distancio de la Iglesia Católica, pues ella se ha alejado de la enseñanza de Cristo.
Cristo era una persona, mientras la Iglesia es una institución dogmática, jurídica, moralizante y cultural. Y eso es mucho. No veo al Papa como el representante de Jesús en la Tierra. No asume la sucesión de Cristo.

Pascale Zimmermann: ¿Puede usted explicar esto...?

Georges Haldas: Vivimos en un universo condicionado por el espacio y el tiempo. Cristo trasciende toda la realidad terrestre. Es «hijo de Dios» y existía antes de la creación del mundo. No está «contra» todo lo que sacraliza la Iglesia -el matrimonio, la familia, la patria-, él está más allá. El hombre, por el contrario, como decía (el filósofo) Kierkegaard, comete su mayor falta al hacer absoluto lo que es relativo y relativo lo que es absoluto.

Pascale Zimmermann: Por lo tanto el Papa no podría ser el sucesor de Cristo.

Georges Haldas: Cristo es una instancia personalizada, única, descendiente de una persona única. Como cada uno de nosotros. En ese sentido el Papa es como él, pero también está en la cima de esta organización que es la Iglesia, a la cabeza de una jerarquía, por lo tanto posee poder y poderío. Está profundamente implicado en conflictos alrededor del poder y del poderío.

Pascale Zimmermann: Eso es lo que le molesta

Georges Haldas: Así es. En el desierto, Cristo rechazó al poderío que le ofrecía Satanás. Rechazó la dominación del otro hasta su liquidación, hasta su homicidio, e invirtió el problema: prefirió morir para servir al otro, más que matar al otro para asegurar su poder.

Pascale Zimmermann: ¿Está la Iglesia del lado del poder y del poderío?

Georges Haldas: Por supuesto. ¡Piense si no en las luchas de influencia que se dirimen en este momento en el Vaticano! La Iglesia tiene como base el poderío. Está inmersa en eso. Recuerde su posición poco clara con los nazis o con el dictador Franco...

Pinochet y Juan Pablo II

Pascale Zimmermann: Rechaza usted igualmente la relación del Vaticano con el dinero

Georges Haldas: «No se puede amar al mismo tiempo a Dios y al dinero», dijo Jesús. He oído mucho a la Iglesia y al Papa condenar el sexo, el preservativo, la homosexualidad, pero nunca el poder absoluto, mafioso, del dinero como lo conocemos hoy.

Pascale Zimmermann: La Iglesia le parece poco relacionada con Cristo, pues pacta con el poder y el dinero. También le reprocha usted su actitud para con las mujeres...

Georges Haldas: Exacto. Inmerso en una misoginia mediterránea, Cristo valoró a la mujer. La cruz de madera tiene dos ramas: la vertical conduce de Dios a Cristo; la horizontal de Cristo a los hombres, a la humanidad. En eso también no se puede amar a Dios si no se ama a los hombres, a todos los hombres. Cristo, al ser al mismo tiempo hijo de Dios e hijo de hombre, nacido del vientre de una mujer, le dio a esta una dignidad fundamental.

Pascale Zimmermann: ¿A la mujer o solamente a la madre?

Georges Haldas: A la mujer como madre, es cierto, pero también a la pecadora, a la mujer adúltera. Fue por una mujer, la Samaritana, que se hizo llamar por primera vez Mesías. Y fue a una mujer, a María Magdalena, a quien escogió como primer testigo de su resurrección. Ahora bien, la Iglesia se ha alejado completamente de ese espíritu y rechaza el sacerdocio a las mujeres. Les niega toda dimensión espiritual y sexual, evidentemente.

Pascale Zimmermann: ¿Cuál es su pertenencia religiosa?

Georges Haldas: Fui bautizado como ortodoxo, en Grecia, pues mi padre era griego. Mi madre era protestante, ginebrina, y fui educado en el protestantismo. Luego, para casarme con la mujer que quería, y que era católica, me convertí al catolicismo. Pero eso no es muy interesante. Esas separaciones en el cristianismo me parecen totalmente anacrónicas y arcaicas.

Agradecemos sinceramente a la Tribuna de Ginebra y al periodista Pascale Zimmermann por haber permitido la publicación su artículo en la Agencia IPI.


© Traducción al castellano Agencia IPI.
Informe de Prensa Internacional

Leer especialmente de Georges Haldas: «Le Christ à ciel ouvert» (El Cristo a cielo abierto), «Mémoire et résurrection» (Memoria y resurrección), «Marie de Magdala» (María Magdalena), «Socrate et le Christ» (Sócrates y el Cristo) Libros en francés.