La política europea está profundamente afectada por la posibilidad de un «No» francés al referendo. El ambiente actual en las instituciones europeas refleja el fin de la visión romántica de la ampliación al Este. En lo adelante, lo que predomina es el miedo. Este miedo del gobierno francés por parecer débil es lo que ha dictado su actitud en cuanto a los textiles chinos, a la conmemoración del genocidio armenio para recordar que la adhesión turca no es para mañana, o también a la congelación de la directiva Bolkestein.
¿Cómo explicar lo que sucede en Francia? En primer lugar, hay que comprender que existen varios «No» en ese país. Hay un «No» por razones de soberanía que rechaza la construcción europea y que olvida que Dominique de Villepin pudo hacer su discurso en la ONU contra la guerra en Irak pues sabía que la economía francesa estaba protegida por el euro. El otro «No» tiene una visión contraria: el Tratado Constitucional no va muy lejos y ese texto abre la vía a la competencia social y tributaria. En realidad, están más preocupados por la situación del país que por el contenido del texto. Los de la izquierda piensan que el texto permitirá la renegociación. ¿Por qué, si los franceses dicen No, los demás socios aceptarían lo que ellos rechazaron la primera vez?
La campaña francesa está contaminada por los elementos que no tienen nada que ver con el texto, como por ejemplo la adhesión de Turquía. De todas formas, las dudas en Francia permiten por lo menos reactivar el debate sobre Europa.

Fuente
El Periodico (España)

« La encrucijada francesa », por Josep Borrell, El Periodico, 2 de mayo de 2005.