El 8 de mayo de 1945, ante el llamamiento del Partido del Pueblo Argelino, una gran multitud realiza una manifestación pacífica en Sétif para celebrar el fin de la Guerra Mundial, exigir la liberación de Messali Hadj y afirmar que ha llegado el momento de la independencia. Los argelinos, que habían luchado por la libertad contra el fascismo, consideraban que ellos también debían ser libres una vez restablecida la paz. Según el comunicado publicado cuatro días más tarde por el gobierno provisional del general De Gaulle, el estallido de los incidentes habría provocado «más de un centenar de muertos»; el gobernador Yves Chataigneau habría recibido instrucciones para «mantener la soberanía francesa».
En realidad, las masacres durarán cuatro días. Junto al centenar de víctimas «europeas», fueron muertas 45,000 personas. En la metrópoli, los acontecimientos son minimizados y no provocan ninguna reacción política. Albert Camus será el único editorialita que denuncia estos crímenes y reclama que se reconozca a los argelinos los mismos derechos democráticos que a los metropolitanos.
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