Laura Restrepo

Laura Restrepo, escritora y periodista colombiana, asegura que vino a Venezuela más que a opinar, a ver. ’’Para mí es un placer estar acá. Pienso que el proceso que están viviendo los venezolanos, con todo el debate, con todas las contradicciones que pueda tener, con todas las preguntas que puedan hacerse, es uno de esos cuartos de horas en los cuales los pueblos encuentran un momento de brillo, de identidad, de atención que se les presta, atención debida desde hace muchos siglos. Cuando se tiene la edad que tengo yo, se sabe que estas cosas no se repiten demasiadas veces, así que cuando pasan hay que observarlas, hay que gozárselas".

Considera que cuando hay grandes hechos históricos, "como es la posibilidad de una vía alternativa, una vía de cambio para estos pueblos nuestros, de búsqueda de nuestra dignidad, de nuestra independencia, de nuestra personalidad, de nuestro latido propio como seres humanos, pues esos procesos hay que celebrarlos, hay que seguirlos, hay que acompañarlos. Por eso cada vez que tengo la oportunidad de estar en Venezuela, pues vengo, a mirar qué están haciendo ustedes".

La escritora, con una larga trayectoria en la militancia de izquierda, viajó a Caracas para el relanzamiento de su primera novela, La Isla de la Pasión, y este miércoles conversó con el Vicepresidente José Vicente Rangel, a quien describió como un amigo, una persona a la que admira desde hace muchos años. "Siempre es un placer hablar con gente que lee, que disfruta la lectura y entiende el poder que tiene la cultura y la necesidad de que los libros buenos le lleguen a la gente".

Mientras esté en Venezuela, Restrepo tiene como proyecto conocer de cerca las misiones que adelanta el Gobierno Nacional. "Todo el proyecto de las misiones me apasiona. Quiero seguirle la pista. Quiero ver desde adentro las misiones, me interesa mucho ese tipo de procesos. Tengo un gran interés en poder hacer una evaluación por mí misma, ver cómo van las cosas, hasta qué punto se está tocando la estructura de la constitución social y política del país". Seguramente, hasta una novela podría escribir sobre las misiones. "Imagínense el montón de historias que pueden salir de allí", dice.

Para la escritora colombiana, autora de novelas como Delirio -ganadora del Premio Alfaguara 2004-, en Venezuela ocurren cosas muy literarias, que serían motivo de cuentos y novelas. "Cosas que a nosotros, las personas que escribimos, nos conmueven, como el hecho de que haya un millón de Quijotes por ahí circulando y que de alguna manera hay un pueblo que tenga esa posibilidad de encontrarse, de gozarse esa especie de símbolo de nuestra lengua y de nuestra alma, que es un libro como el Quijote".

Por ello asegura que viene a Venezuela con mucha alegría, pues lo que registra le gusta: "Tiene mucho que ver con lo que son mis propios sueños, con lo que yo creo que es un destino plausible para América Latina (...) Soy una persona pragmática y me gusta la gente que hace cosas, y me parece que aquí hay un proceso en el que se están haciendo cosas. Para mí eso es invaluable".

Sobre la situación en América Latina, con los gobiernos de izquierda, Restrepo afirma que es interesante que haya varios gobiernos que de alguna manera marchan en el mismo sentido. "Eso nos da una identidad como latinoamericanos, refuerza nuestra cultura. Nos da una posibilidad de futuro como pueblos".

Es necesaria una oposición con fair play

A lo largo de su encuentro con la prensa, Restrepo insistió en la necesaria existencia de una oposición, de un ojo vigilante, "de un señalamiento oportuno, y no tendencioso, no malicioso, de todos los errores que se cometen desde el poder".

"Una de las grandes urgencias que hay en Venezuela es que se consolide una oposición, pero una oposición con fair play, que no tenga detrás la carta golpista o que no esté manejada por el gobierno norteamericano. Que se consolide y que esté vigilante. No creo que al poder haya que dejarlo solo. Es lo peor que le puede pasar al poder", afirma la novelista.

Entre las cosas que le alegran del proceso venezolano, Restrepo menciona el debate. "Yo vengo de un país violento donde el debate desafortunadamente lleva a que corra sangre. A mí me admira que los venezolanos puedan discutir en un terreno simbólico, en el terreno de la palabra y les deseo de todo corazón que eso se mantenga así (...) Porque cuando empieza a correr sangre, ya nadie la para y esto se los dice una persona que viene de un país donde de eso sabemos demasiado".

Venezuela y Colombia tienen un destino común

Como vecina colombiana, Restrepo asegura que Venezuela y Colombia tienen un destino común. "Lo que pase aquí tiene que ver directamente con lo que va a pasar allá y viceversa. Siento que no hay futuro para nuestros hijos y para nuestros nietos, si no lo buscamos de común acuerdo, ustedes y nosotros. Cualquier intento de confrontación de los dos pueblos es una vil maniobra para desviar nuestros objetivos históricos, que desde luego es buscar un futuro común".

Advierte que cualquier invento que lleve a confrontar al pueblo colombiano y al pueblo venezolano es una maniobra para echar atrás la historia, "para borrar lo que es ese camino conjunto que tenemos que recorrer. En ese sentido, el ideal bolivariano es la única mentalidad que cabe. Somos la misma gente".

No hay que dejar solo al pueblo norteamericano

En el inventario de las cosas interesantes que están pasando en Venezuela, Restrepo incluye el hecho de que los venezolanos "se miden al tema de Estados Unidos. Ese es un tema incómodo y que la gente muchas veces lo pasa por alto, precisamente por las implicaciones que tiene medírsele".

Sin embargo, coloca el énfasis en que, no sólo en América Latina y en el resto del mundo, sino también en buena parte de la propia población norteamericana hay voces masivas de protesta "en contra de lo que es una política militarista, imperialista, de injerencia, de falta de respeto, de violación de todos los derechos de los otros pueblos".

Como ciudadana y latinoamericana, llamó a la solidaridad y la cercanía con la gran masa de opinión crítica que hay en Estados Unidos, "que está siendo víctima de violación sistemática de sus derechos, de lo que como República habían conquistado. Hay una actitud imperialista por parte del Estado norteamericano, que de pronto las primeras víctimas son ellos mismos (...) Hay una censura tremenda en Estados Unidos y hay una gente que está dando la pelea y hay que estar con ellos. Hay que estar con ese pueblo norteamericano que no cree en Bush y que no cree en su proyecto depredador y militarista".

El poder como antipoder

A diferencia de la posición de muchos intelectuales que desdeñan el poder, Laura Restrepo sostiene que cuando el poder se maneja para los más desfavorecidos, para lograr la autonomía y la dignidad de un pueblo, es una especie de antipoder. "Además es un deber moral. No creo en la posición de los intelectuales que se colocan por fuera y condenan el poder, porque el poder para qué. Está claro que quien desiste o renuncia a detentar el poder lo deja en manos del enemigo. No creo en un proyecto histórico consistente que no pase por asumir la responsabilidad con todos los claroscuros, con todos los dolores, todas las suciedades, que implica detentar el poder".

En literatura somos primer mundo

Ya en el terreno de la literatura, Restrepo asegura que el proceso literario en América Latina "es estupendo". "Si hay algún terreno donde no somos tercer mundo es en el terreno de la literatura. En eso, América Latina es primer mundo y se lo debemos en muy buena parte a toda una tradición literaria muy sólida", señala Restrepo, quien recuerda también que la gente del boom "ganó para nosotros un lugar de primerísimo orden en la literatura mundial".

"Eso es como un motivo extraordinario para que la gente lea, para que nuestros jóvenes lean y escriban, ahí no hay atraso por parte nuestra. Ese es un terreno que hay que saber que es nuestro, que ya lo conquistamos y que hay que saberlo disfrutar", concluye la escritora.