Algo se está moviendo en Latinoamérica; los pueblos, golpeados durante décadas por dictaduras sangrientas y por procesos de empobrecimiento de la mano de recetas neoliberales, están comenzando a reaccionar. Las reacciones son diversas, por cierto, pero tienen un común denominador: indican que la historia no ha terminado, como pretendió el grito triunfal de la post guerra fría.
Uno de los lugares donde esa reacción ha dado los pasos más “osados” es Venezuela.

Allí se está empezando a construir una alternativa real al modelo hegemónico del gran capital: la Revolución Bolivariana. “Socialismo del siglo XXI” la llamó quien encabeza ese movimiento, el presidente constitucional Hugo Chávez. Pueblo, gobierno y fuerzas armadas, en una intrincada unión de voluntades, están llevando adelante profundas transformaciones en lo económico, social, político y cultural. Transformaciones que han puesto en alerta a las fuerzas conservadoras, tanto dentro de ese país como en toda la región, incluido los poderes de Estados Unidos, virtuales “patrones” de la zona.

La reacción no se ha hecho esperar. Tanto el proceso venezolano como los distintos movimientos populares que recorren hoy día toda la geografía latinoamericana, comienzan a ser demonizados por el statu quo. Para muestra -una de tantas; sobran los ejemplos- nos permitimos transcribir el editorial de un diario guatemalteco (Prensa Libre), cuyo director, el Lic. Gonzalo Marroquín, es nada más y nada menos que el actual presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa -SIP-. El editorial (que abajo transcribimos) habla por sí mismo.

Y tan sin desperdicios nos parece el ejemplo, que igualmente nos permitimos citar la respuesta que el Embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Guatemala, Lic. Félix Méndez, enviara al periódico de marras.
Sin ningún lugar a dudas, algo se está moviendo: la historia no ha terminado.

Editorial: El avance de los neoizquierdistas (Prensa Libre, 28/4/05, Guatemala)

El movimiento político que puede ser llamado la “neoizquierda latinoamericana” ha empezado a afianzarse en el continente con más ejemplos que los casos de Brasil y Uruguay. Pueden ser agregados a este fenómeno los violentos acontecimientos políticos ocurridos en Ecuador y en Nicaragua, así como también la marcha multitudinaria, pero pacífica, de apoyo al actual regente de la ciudad de México.

Por esa causa, es importante analizar el fenómeno desde una perspectiva general y hacerse preguntas respecto de sus razones y también su financiamiento.

Ecuador no parece capaz de salir de las constantes crisis políticas y en el cambio de presidentes que han sido expulsados del poder como consecuencia de no haber cumplido ni con sus promesas ni con las esperanzas de los ecuatorianos.

En Nicaragua, la pedrada lanzada contra el presidente Enrique Bolaños es una muestra que los ciudadanos, debidamente instados por los sandinistas, están hastiados de los resultados del actual gobierno.

Y en México, la decisión de impedir, por medio de interpretaciones estiradas de la ley, la posibilidad de inscripción como candidato presidencial de Manuel López Obrador, sólo le ha producido beneficios políticos traducidos en la marcha en apoyo suyo, considerada la mayor de los últimos años.

El elemento común en los tres casos es la decepción de los ciudadanos ante los fracasos de los gobiernos democráticamente electos. Hay insatisfacción en gruesos sectores provocada porque la situación económica sigue mal, la corrupción no ha disminuido sino aumentado y, en general, porque los gobernantes no han cumplido con las expectativas de una población que vio con alivio y con esperanza la llegada de ellos al mando de los respectivos países.

Sin embargo, la insatisfacción manifiesta ha sido también instigada por fuerzas oscuras. Hace algunas semanas, el presidente venezolano Hugo Chávez señaló que él tenía apoyo en Centroamérica, lo que debe entenderse como que él está apoyando a los grupos opuestos a los gobiernos de la región y en otros países.

Las movilizaciones de esos miles de personas es complicada y cuesta dinero. En el caso de Nicaragua, por ejemplo, los sandinistas no tienen la capacidad económica para sufragar esos gastos, así que el hecho de que ocurran debe ser interpretado como prueba de que el dinero viene de algún lado.

Y Chávez lo tiene y además está convencido de estar llamado a realizar una nueva revolución en el continente.

La democracia inoperante es la que ha provocado que los ciudadanos latinoamericanos prefieran ceder algo de sus derechos con tal de que las cosas mejoren, como lo señaló un estudio hecho hace algunos meses en todo el continente.

Por eso la principal tarea de los sectores democráticos debe ser asegurar que esta decepción termine o disminuya como consecuencia de que la democracia sirve para algo práctico. Y en ese campo se debe analizar con cuidado cómo hacer para que las medidas económicas del mercado libre se reflejen en un mejoramiento de la situación individual, y no solamente en un cambio positivo de las cifras macroeconómicas.

Por no haberse logrado esto es que la neoizquierda puede avanzar, y de hecho lo está haciendo.

Respuesta de la embajada venezolana

Guatemala, 28 de abril de 2005

Señor
Gonzalo Marroquín G.
Director Editorial
Prensa Libre

Me dirijo a usted en la oportunidad de referirme a la editorial que ese diario publicó en su edición de esta fecha intitulado: “El avance de los neoizquierdistas”.

En relación a los particulares me permito plantearle, en mi calidad de Representante del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, país respetuoso de la libertad de expresión y de la acción de los medios de comunicación, las siguientes observaciones:

  1. Las situaciones que hoy se presentan en Ecuador, Nicaragua y México y que su editorial cita, atañen única y exclusivamente a realidades estructurales que tales países viven y que deben ser superadas por los ecuatorianos, los nicaragüenses y los mexicanos respectivamente. Si los dejan, cada pueblo a su manera y a su tiempo encontrará su vía.
  2. Al ser realidades estructurales resulta sumamente simplista atribuir a factores externos que ustedes llaman “fuerzas oscuras” la responsabilidad de tales situaciones.
  3. El Presidente Hugo Chávez Frías está en su absoluto derecho de expresar públicamente que cuenta con el apoyo de otros pueblos del mundo sea de Centroamérica, Asia o Europa. Resulta sumamente perverso y dañino atribuir dicho apoyo al financiamiento que pudiese estar dando el Gobierno venezolano a manifestaciones de carácter absolutamente social. Decir que “Las movilizaciones de esos miles de personas es complicada y cuesta dinero”. Que “En el caso de Nicaragua, por ejemplo, los sandinistas no tienen capacidad económica para sufragar esos pagos, así que el hecho de que ocurran debe ser interpretado como una prueba de que el dinero viene de algún lado”. Y cerrar afirmando que: “Chávez lo tiene...” es un acto no sólo temerario sino irresponsable.
  4. Por lo anterior instamos a ese diario que se considera asimismo prestigioso, serio y profesional a que presente pruebas de tales afirmaciones que vayan más allá de simples “interpretaciones” que resultan mediocres y groseras. No hacerlo sería una clara demostración de que “Prensa Libre” insulta la inteligencia del ciudadano y no ejerce un periodismo de altura como lo merecen sus lectores.
  5. Considerar el financiamiento externo una de las principales causas o razones de los movimientos sociales que vive hoy Latinoamérica demuestra también un completo desconocimiento de la historia. En el siglo XIX cuando arreció la lucha independentista contra España, no existían los adelantos de las telecomunicaciones que existen en la actualidad. Sin embargo, la lucha se extendió por toda América. “La revolución de la independencia había nacido con rara sincronía y pareja conciencia de la unidad americana”. Cuando existen realidades socioeconómicas comunes los desenlaces tienen que ser similares. Ignorar esta verdad es subestimar a los pueblos y su conciencia. Lo que ocurre en el continente es la pura manifestación de la nueva actitud del pueblo latinoamericano que ha despertado de un siglo de letargo y se opone a aquellos que desean mantenerlo en la opresión, la pobreza y la injusticia.
  6. Resulta igualmente descabellado pretender etiquetar los gobiernos progresistas de Latinoamérica de “neoizquierdistas” y verlos como una “amenaza” cuando la verdadera amenaza de este continente es el hambre, la pobreza y la exclusión social. Sin embargo, es más fácil echarle la culpa a otros que asumir las responsabilidades que cada uno tiene en la realidad que vive.
  7. El Presidente Hugo Chávez Frías además de estar concentrado tratando de resolver los problemas que Venezuela tiene y que heredamos de más de 40 años de gobiernos entreguistas e ineficaces, es un mandatario que respeta la no intervención en los asuntos internos de otros países, principio consagrado en nuestra Carta Magna. Ese respeto le impide inmiscuirse en las situaciones que padecen otras naciones.
  8. La tendencia de muchos medios es responsabilizar al presidente venezolano de todos los supuestos “males” que aquejan al continente. Resulta increíble que el Presidente Chávez tenga tanto poder para comandar al mismo tiempo tantos movimientos que se producen en la región. Se nota entonces, como bien dijera José Vicente Rangel, Vicepresidente de Venezuela, que: “Chávez los tiene locos”.

Esperando que la presente comunicación encuentre un espacio en “Prensa Libre” a objeto de permitirle al lector forjarse sus propias ideas lejos de posiciones extremistas o manipuladas, se suscribe

Atentamente

Félix Méndez Correa
Encargado de Negocios a.i.
Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en Guatemala