El Banco Mundial pasó buena parte del año pasado discutiendo con la Autoridad Palestina, el gobierno israelí y la comunidad internacional lo que debe hacerse para reanimar la economía palestina. El crecimiento no garantiza la paz, pero el estancamiento la hace más difícil.
Cuando el gobierno israelí anunció su plan de retirada de Gaza, en junio de 2004, se pidió al Banco Mundial que analizara su repercusión en las economías de la región. El Banco concluyó que la situación económica cambiaría poco. El informe solicitaba, por consiguiente, la creación de una ayuda internacional sostenible. Durante la segunda Intifada, la ayuda internacional a los palestinos representaba 300 dólares anuales por habitante, lo cual no impidió que los ingresos de los palestinos disminuyeran en un 40 %. Se trata de un ejemplo de lo que puede provocar una política de ayuda en un mal ambiente político.
Es necesario que los palestinos puedan circular más libremente y que la Autoridad Palestina haga reformas. Esta debe liberalizar su economía. Se trata de condiciones previas para una entrega de la ayuda internacional.

Fuente
Daily Star (Líbano)

«Peace may crumple due to Palestinian penury», por Nigel Roberts y Stefano Mocci, Daily Star, 9 de mayo de 2005.