Según las opiniones más autorizadas, tanto de izquierda como de derecha, el proyecto de Constitución representaría, si fuese adoptado, una importante barrera contra «los excesos del liberalismo». El término «liberalismo» no es el apropiado ya que ese término designa en realidad al «desorden del laissez-faire».
Sin embargo, el artículo III-314 estipula claramente: «Para establecer una unión aduanera, de conformidad con el artículo III-151, la Unión contribuye, en el interés común, al desarrollo armonioso del comercio mundial, a la supresión progresiva de las restricciones y a las inversiones extranjeras directas, así como a la reducción de las barreras arancelarias y otras». Por consiguiente, esa Constitución no protege en nada de los «excesos del liberalismo». Por el contrario, ese texto institucionaliza la eliminación de toda protección de las economías nacionales de la Unión Europea. Ese artículo retoma el artículo 131 del Tratado de Roma y le añade «la supresión progresiva de las restricciones a las inversiones extranjeras directas». Como ya lo demostré en mi libro La Mondialisation. La destruction des emplois et de la croissance. L’évidence empirique , la aplicación imprudente, a partir de 1974, de ese artículo 110 del Tratado de Roma ha llevado a un desempleo masivo sin precedente y a la destrucción progresiva de la industria y de la agricultura.
Para tener alguna justificación, el artículo III-314 del proyecto de Constitución debería sustituirse por el artículo siguiente: «Para preservar el desarrollo armonioso del comercio mundial, debe asegurarse una protección comunitaria razonable ante las importaciones de terceros países cuyos niveles de salarios durante los cambios se establecen a niveles incompatibles con la supresión de toda protección aduanal.»

Fuente
Le Monde (Francia)

«Aveuglement», por Maurice Allais, Le Monde, 15 de mayo de 2005.