Durante su última alocución televisada, el presidente Hugo Chávez aumentó la presión diplomática sobre la administración norteamericana al exigir la extradición del activista de extrema derecha cubano Luis Posada Carriles (a la izquierda en la foto), quien huyó del país en 1985 mientras cumplía una pena por haber organizado un atentado contra un avión cubano de pasajeros en 1976 y que provocara 73 víctimas. Documentos del FBI y la CIA, desclasificados el 18 de mayo de 2005, lo involucran directamente en este atentado. Ahora pide asilo político en los Estados Unidos en su calidad de ex agente de la CIA.
A pesar de la afirmación de George W. Bush en 2001 según la cual «Los que alberguen a terroristas serán entregados a la justicia», por el momento las autoridades norteamericanas rechazan la extradición argumentando que Venezuela actuaría por cuenta del gobierno cubano. Así, pisotean una vez más el derecho internacional: los Estados Unidos son signatarios del acuerdo de Montreal sobre los actos ilegales contra la seguridad de la aviación civil, en vigor desde 1971, así como del acuerdo de 1997 sobre los actos terroristas cometidos con bombas. Estos acuerdos de ninguna manera están sometidos a las relaciones entre los países signatarios.