A raíz de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos ha convertido a la “lucha contra el terrorismo” en el eje fundamental de su política internacional a la par que ha incrementado la tendencia a resolver los problemas mediante el uso de las armas. Pero este discurso y esta política de supuesto combate al terrorismo han saltado por los

aires en las últimas semanas a propósito de la conducta cómplice y dilatoria que ha mostrado el gobierno de George W. Bush respecto a Luis Posada Carriles, ex agente de la CIA de origen cubano y uno de los terroristas con el más largo prontuario en el continente.

En efecto, la administración estadounidense -al arrestar a Posada Carriles solo por un asunto migratorio y al negar, en principio, “una solicitud de arresto preventivo con fines de extradición” reclamada por Venezuela- está demostrado que hay una clara intención de protegerlo violando su propia “declaración universal de guerra contra el terrorismo”, en la que incluye a “aquellos que albergan o acogen al terrorismo”.

Precisamente para debatir esta problemática se reunirá en Cuba el 2 y 3 de junio, el Encuentro internacional “Contra el terrorismo, por la verdad y la justicia”, que congregará a las redes de intelectuales, artistas, activistas sociales y parlamentarios del continente nucleadas alrededor de la iniciativa “En defensa de la humanidad”.

Según los convocantes a este evento, Posada Carriles es “un connotado asesino, responsable, entre otras atrocidades, del estallido en pleno vuelo de un avión civil que costó la vida a 73 personas, responsable confeso de una cadena de actos terroristas con bombas en numerosos hoteles de Cuba y prófugo de la justicia venezolana”.

Arrestado en Venezuela por su participación en la voladura de la aeronave de Cubana de Aviación, en 1976, fue encarcelado y estuvo preso por 9 años hasta que escapó en 1985 de la cárcel de San Juan de los Morros. Luego fue a El Salvador para trabajar en el operativo estadounidense Irán-contras, al mando del coronel Oliver North, en apoyo a las fuerzas contrarrevolucionarias que pretendían acabar con la Revolución Sandinista.

En la década de los 70 estuvo implicado, junto con el chileno Orlando Bosch y un grupo de exiliados cubanos, en el asesinato del canciller chileno Orlando Letelier y de su asistente, la ciudadana norteamericana Ronnie Moffi, acto terrorista que se llevó a cabo en Washington. Igualmente, Posadas y su grupo, en coordinación con la CIA, participaron en el montaje y ejecución del siniestro Plan Cóndor, que permitió a las dictaduras militares del Cono Sur coordinar acciones de tortura, asesinatos y desapariciones de numerosos opositores.

En el 2000, Posadas reaparece en Panamá planeando un atentado con explosivos en contra del Presidente cubano Fidel Castro cuando se encontraba en el Paraninfo de la Universidad de Panamá participando en la X Cumbre Iberoamericana de Presidentes. Por este frustrado atentado fueron detenidos Posada Carriles y sus cómplices Gaspar Eugenio Jiménez, Guillermo Novo Sampoll y Pedro Remón, pero el 26 de agosto de 2004, la presidenta de Panamá, Mireya Moscoso, los indultó.

En la presiones para el perdón del criminal confeso Posada Carriles abrían intervenido activamente el exilio cubano de Miami (que habría pagado 4 millones de dólares a Mireya Moscoso y a su hermana Ruby), el ex secretario de Estado Colin Powel y Otto Reich, ex secretario adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental., según Gramma Internacional (Nº 16, 17-04-2005).

El caso de Posada Carriles involucra directamente a todos los Bush (padre e hijo) pues éstos han mantenido fuertes lazos con la comunidad cubana de Miami. No debe olvidarse que George Bush padre fue quien indultó a otro terrorista cómplice de Carriles, el chileno Orlando Bosch. Quizá por ello, el gobierno estadounidense va a recurrir a toda clase argucias para impedir la extradición de Posada Carriles, y en caso de que las presiones internas (20 legisladores de EEUU se han pronunciado por extradición) y externas lo obligaran a hacerlo, seguramente lo haría hacia un país que no sea amigo de Cuba.

Para que no haya dobles raseros en la lucha contra el terrorismo, para que Bin Laden y Luis Posada Carriles y otros de la misma especie sean condenados y castigados por igual y bajo las mismas consideraciones y reglas, es que adquiere sentido el encuentro contra el terrorismo de La Habana. La sociedad civil y los pueblos están vigilantes y atentos sobre la decisión que pueda tomar el gobierno norteamericano.

ALAI