Condolezza Rice hablando en la OEA reunida en Florida.

El collar se lo quiere poner a la OEA la Secretaria de Estados de los Estados Unidos Condolezza Rice y el perro, por supuesto, es la Organización de Estados Americanos, reunida en la ciudad floridana de Fort Lauderdale desde ayer domingo con la presencia de los embajadores de los 34 gobiernos que la integran mientras que en las calles de esa ciudad marchaban, en protesta numerosos manifestantes que se oponen al llamado tratado de Libre Comercio con Centroamérica y Republica Dominicana, a la guerra en Irak, a la intervención militar en Haití, al asilo político que se le pretende otorgar al terrorista Posada Carriles y en general a la política exterior de los Estados Unidos para América Latina.

La asamblea de la OEA abrió precisamente con la polémica iniciativa propuesta por la señora Rice según la cual la Organización de Estados Americanos estaba en la obligación de aprobar la llamada «Carta Democrática», una resolución según la cual ese organismo interamericano intervendría en cualquier país en el cual un gobierno, aún electo democráticamente, no ejerza sus funciones de una «manera democrática».

El collar que se le quiere imponer a la OEA está bien claro que tiene la evidente intención de servir de instrumento para una intervención en los asuntos soberanos de los Estados miembros de ese organismo, puestos los ojos por Washington- eso está bien claro- en la república Bolivariana de Venezuela y su presidente Hugo Chávez.

La respuesta de Caracas no se hizo esperar. Dijo el Presidente Chávez: «Si aquí hubiera que monitorear a algún gobierno de la OEA, sería al de Estados Unidos, un gobierno que apoya a terroristas, que invade pueblos, que atropella a sus propios ciudadanos y que pretende instalar una dictadura global».

La propuesta estadounidense ha levantado por supuesto, una fuerte oposición de los países latinoamericanos ya que es mas que evidente que la intención de Washington no es otra que la de crear un mecanismo legal que le permita a Estados Unidos intervenir con la OEA en los asuntos internos de Venezuela y en apoyo de los grupos opositores del gobierno bolivariano que cuentan con el respaldo efectivo y económico de la Casa Blanca, como es el caso de la organización «Súmate» cuyos dirigentes están muy ligados a la extrema derecha cubana de Miami, grupo que tuvo una destacada participación en el frustrado golpe de Estado contra el Presidente Chávez.

Lo que ha propuesto la señora Condolezza Rice no es otra cosa que una reforma de fondo a los estatutos de la OEA ya que según las actuales reglas vigentes, ese organismo solo puede actuar en un país miembro, cuando se produzca una ruptura del orden constitucional, o en forma preventiva, a pedido o con el consentimiento del gobierno del país afectado.

De acuerdo al collar que le quiere poner la señora Rice a la OEA, este organismo pudiera intervenir colectivamente en una nación del hemisferio bajo el pretexto de que la «democracia» está siendo amenazada por el gobierno de un país dado, aunque ese gobierno hay sido electo democráticamente y ratificado por un referéndum popular como es el caso de Venezuela.

El retrato del Presidente Chávez está pintado en brillante tecnicolor como salido de un estudio de Hollywood.

La confrontación entre Washington y Caracas se ha puesto de nuevo sobre el tapete en el escenario de esta reunión de la OEA en la ciudad de Fort Lauderdale.

Aunque por supuesto que ya hay mediadores «componedores de batea» en busca de soluciones y avenencias entre las partes controvertidas, aunque son pocas las esperanzas ciertas de conciliación, porque de lo que se trata no es otra cosa que la pretensión de Washington de ponerle un collar a la OEA para que esta organización americana, como el famoso perrito de la RCA Víctor, sea la voz de su amo.