«Normalmente», nuestro mundo se muestra silencioso ante el mal. Israel, por su parte, no debe escoger entre el silencio y la complicidad tácita ante el terrorismo político, sino entre ser una víctima o recurrir a la fuerza. El uso de la fuerza no es un mal en sí, incluso es indispensable cuando se trata del terrorismo.
Israel se enfrenta a un terrorismo único por su cobardía y su carácter bárbaro y genocida. Cada Estado tiene el derecho de defenderse y ante una amenaza de terrorismo biológico e incluso nuclear Israel tiene el derecho de negarse a ser una víctima y convertirse en ejecutor. Albert Camus nos exhortaba a no ser ni víctimas ni ejecutores y contaba con el principio de reciprocidad para calmar los espíritus y limitar el número de ejecutores. Pero no vivimos en el mundo de Albert Camus y si adoptamos sus principios Israel se encaminaría a su autodestrucción.
Cualesquiera que sean los logros de Israel, estos no impresionarán a los islamistas que quieren asesinar a los judíos. No existe solución árabe con dos Estados, sólo existe una solución final.
Es preciso que los ejecutores encuentren un lugar en el gobierno israelí ya que, lamentablemente, asesinar es a veces un deber sagrado ante el mal.

Fuente
Washington Times (Estados Unidos)
Propiedad del reverendo Sun Myung Moon (Iglesia de la Unificación).

«Terrorism’s executioner», por Louis Rene Beres, Washington Times, 31 de mayo de 2005.