Con la caída de Lucio Gutiérrez, el 20 de abril surgieron en Quito grupos de personas que se comprometieron a mantener espacios de debate sobre los problemas del país, fue el inicio de las denominadas Asambleas Populares, una experiencia que trata de reproducir lo que ocurrió en Argentina durante la crisis de diciembre del 2001.

El objetivo que mueve a estas Asambleas, según lo han expresado sus voceros, es refundar la república a través de una reforma política impulsada desde una Asamblea Nacional Constituyente, que sería integrada, según dicen, por los miembros de estas asambleas, mientras que a los partidos políticos, en el mejor de los casos, se les daría no más del 15% de representación.

Aunque la mayoría de las Asambleas populares (si no todas) se concentran únicamente en Quito, en todas se expresan una diversidad de intereses y contradicciones, les falta un denominador común: un sustento ideológico y político claro, que les permita organizarse y canalizar sus propuestas y objetivos. Saber cómo, cuándo y hacia dónde quieren llegar con sus ideas de cambio.

El otro problema que tienen es que si quieren lograr mayor peso en la vida nacional, y no quedar como simples grupos de amigos, lo que se les impone como una necesidad es la acción política, insertarse en la vida nacional a través de propuestas o puntos de vista sobre los principales problemas del país, pero ello implica capacidad de convocatoria, que es lo que no tienen en este momento. Luego de la caída de Gutiérrez, la convocatoria que hicieron a los quiteños (asumiendo equivocadamente que todos se consideraban ‘forajidos’) para exigir la disolución del Congreso no tuvo mayor eco; en el mejor momento no pasaron de 2 0000 personas las que protestaban pacíficamente frente al edifico del ex Banco Central, las mismas que no sabían exactamente en qué proceso estaban involucradas: ¿cuáles serían los mecanismos para que los diputados se vayan? ¿qué se vayan los actuales y se posesionen sus alternos?

Lo más grave: sin Congreso, sin Corte Suprema de Justicia y sin Tribunal Constitucional, el presidente Palacio asumiría todos los poderes ¿Hablaríamos entonces, ahora sí, de dictadura? Porque se supone que al pelear por derrocar a Lucio Gutiérrez, los forajidos pelaron contra un “dictador”, que es un calificativo que se adoptó por todos los sucesos que ocurrieron en el Congreso alrededor de la reestructuración de la Corte y los tribunales, pero que en realidad no implicaban la desaparición de los poderes y la asunción omnímoda de ellos por parte del Presidente de la República.

Por otro lado, quienes están en las asambleas carecen de plena legitimidad, pues no son representativos de grandes sectores de la población, ni siquiera quiteña, peor aún del país entero. Son básicamente espacios urbanos, en los que no están integrados los campesinos, los indígenas, ni los diversos sectores que ya cuentan con tradición organizativa y que son realmente representativos a la hora de valorar los anhelos que existen en los pueblos: los maestros, los estudiantes, los pequeños comerciantes, los obreros, los barrios, las mujeres, etc.

En este sentido, en el interior de estas asambleas se expresan criterios excluyentes, regionalistas, y hasta en determinados momentos racistas. Uno de los requisitos, por ejemplo, que debe cumplir un asambleísta es no haber estado nunca afiliado y peor haber sido militante de partido político alguno. Es difícil entonces lograr que en una Asamblea estén valiosos líderes y dirigentes populares que en algún momento han estado, son parte o simpatizan con partidos políticos del espectro popular como Pachakutik, el Movimiento Popular Democrático, el Partido Socialista Ecuatoriano, el Partido Comunista, etc.

Las Asambleas se confrontan mutuamente

Al interior de las Asambleas existe el temor de que se puedan desvanecer del mismo modo en que surgieron, es decir, en un acto de espontaneidad. Y si se quiso reproducir la experiencia argentina, también esta autodisolución se dio de a poco en ese país, sin que logren tener mayor trascendencia que la de significar para algunos de sus integrantes (en su mayoría piqueteros desempleados) más que una nueva forma de vida, puesto que los cortes de rutas y otras acciones les permitía recibir ciertas cantidades de dinero; hablamos de personas que no tenían ninguna forma de subsistencia, que no es el caso de quienes integran estas asambleas en Ecuador.

Existe el riesgo de que en el mejor de los casos para estas asambleas, si el gobierno se decide, se vuelva a repetir la Asamblea Constituyente de 1998, donde se reformó la Constitución y sirvió solo para afianzar en el poder a los grupos oligárquicos del país y partidos políticos de derecha, se gastaron grandes cantidades de dinero y mejoras para el pueblo no hubo.

En todo caso, el interés que se expresa en estos sectores de discutir sobre política, de participar activamente en un proceso de transformaciones profundas para el país es positivo. Y la única manera de que no se desvanezcan estos deseos es que en las discusiones de estas asambleas se vea la política de manera más integral, como proceso histórico, en el que existen protagonistas y protagonistas, los más importantes, los que deben generar los cambios: los pueblos, que con una trayectoria organizativa y de lucha ya tienen un camino recorrido, que es necesario observar y a los que hay que acercarse a la hora de plantearse actuar en política.

Dr. Víctor Cruz
Asamblea Popular de EMASEO

Las asambleas que en la ciudad de Quito se vienen conformando, como la Salesiana, Politécnica Nacional, La Tola, La Floresta, La Plaza Grande, Villa Flora, Mercado Mayorista y ahora La Gatazo, hemos decidido conformar la Coordinadora de Asambleas Populares de la ciudad de Quito, cuyo propósito es fortalecer estas asambleas e ir a una Asamblea Provincial de Pichincha, con el propósito de promocionar una Asamblea a nivel nacional con asambleas populares que se están desarrollando en algunas provincias del país. Queremos unificar estas acciones bajo dos banderas: la consigna de que se vayan todos y de la necesidad de un gobierno popular, democrático, que haga transformaciones sustanciales.

Lo que planteamos es realizar una Asamblea Constituyente Popular, para que se encuentren las soluciones a los problemas que atañen a nuestra sociedad. No queremos que participen representantes de ninguno de los partidos políticos existentes, que solo buscan prebendas para sus partidos o de los grupos oligárquicos de poder.
Para llegar al objetivo de la Asamblea Nacional requerimos de 11 asambleas provinciales, a más tardar en 30 días tendremos resultados de las asambleas provinciales.

Wilfrido Ruiz
Presidente de la Cámara Nacional De Microempresas

La Cámara Nacional de Microempresarios, la Confederación de Comerciantes Minoristas y organizaciones artesanales de la Coordinadora de Movimientos Productivos hemos participado en las asambleas de la Coordinadora de Movimientos Sociales, tenemos vínculos con todas las organizaciones sociales y productivas del país. Una vez que el régimen anterior ha sido sustitutito, se han conformado asambleas populares y también la Cámara de Microempresas ha hecho lo suyo, en este caso las 182 Cámaras de Microempresas a nivel nacional estamos debatiendo la situación que vive el país y buscando las soluciones que necesitamos para la refundación de la República, que es lo que todos estamos buscando, los mandatos de los forajidos de los que somos participes: que se vayan todos.

Hay que precisar ¿dónde hay que hacerlo? ¿Cuándo y quienes lo vamos a hacer? y ¿Cómo lo vamos a hacer? Dentro de la legalidad porque los ecuatorianos somos amantes de la paz.
Estas asambleas vienen de hace varios años, en las que se han integrado barrios, gente deportista y de otros sectores. Lo que no existe es el método, que debe ser no partidista, no ideológico, no frío, que no tenga muchos elementos, para poder analizar y generar propuestas.
Debemos confluir en acciones comunes y todos pongamos lo mejor sobre cada uno de los temas e imaginemos un modelo, que lo construyamos a través de un método que nos permita ver las cosas: ¿de dónde venimos? ¿a dónde vamos?, ahí inicia el proceso de construcción para un Ecuador más fuerte y productivo.

Fabián Núñez
Asamblea de la Salesiana

Nuestra asamblea se formó desde la toma de CIESPAL, unas dos o tres asambleas más se formaron desde ese día; la de la Independencia y la de la Villaflora. Somos los únicos que hemos sacado un manifiesto, que es el patrón base de todas las asambleas. Tenemos un manifiesto en el que están todas las tendencias sociales, políticas pero no como partidos sino como pensamientos políticos.

Lo primero que debemos comprender es que la rebelión de los forajidos es de la clase media, no llegó mayormente a los sectores de pobres, de los trabajadores, muchos de ellos se opusieron.

El Padre Eduardo Delgado dejó de ser parte de la Asamblea Salesiana porque violó las decisiones de la asamblea, que planteó que no se deben establecer diálogos con el Gobierno, ni con ningún sector de la clase dominante.
La categoría de forajido, se la da al que cumple con el mandato del pueblo, que quiere que no haya más este sistema de corrupción de los politiqueros, diputados, sistema de engaño de las elecciones, que se dé una representatividad del pueblo por el pueblo, no que le representen.

La asamblea popular soberana es una olla de varias clases sociales, pero lo que tratamos de ver es en qué concordamos; existen movimientos como Participación Ciudadana, Ruptura 25 que se autodenominan forajidos y están mangoneando en determinados sectores de poder, pero ¿a quién representan, si son ciudadanos norteamericanos?, porque sus organizaciones son pagadas por la embajadas de los EEUU.

Tenemos contactos en diversas provincias: Ambato, Carchi, Esmeraldas, Guayaquil, Manabí. En la Asamblea existen dos tendencias, la una de mantener un liderazgo permanente y otra de mantener un liderazgo alternativo; al momento hay un vocero oficial, lo que no quiere decir que los demás no tengan derecho de opinar en otro espacio público. En la asamblea a la que pertenezco hay muy poca juventud, se aburren y se van porque ven la lucha como algo violento, que no es organizado.

Nos oponemos a la Consulta Popular, porque aparentemente es democrática, pero en esencia es un sistema de engaño para dilatar el proceso, para que las organizaciones que lo plantean se cansen. Lo importante es ir a la Asamblea Constituyente.