El voto de Francia contra el Tratado Constitucional Europeo constituye, ante todo, una protesta contra las fuerzas de la globalización económica. Los electores que votaron «no» creyeron que al rechazar una enmienda técnica al reglamento europeo, podían evitar un futuro amenazador. Las élites francesas que apoyaban el «sí» están deshechas.
Este «no» es un rechazo al texto, a Europa, al modo de vida liberal y a Jacques Chirac. El temor al futuro sigue siendo una fuerza política importante. Europa continuará como siempre, pero los políticos europeos pasarán más tiempo frenando ante la globalización que explicándola a su población.
Chirac será la primera víctima en la votación del 29 de mayo. Sus errores van más allá de la opción de acudir a la vía del referendo, lo que no era obligatorio. La verdadera falta de Chirac es no haber enseñado a los franceses, en diez años de presidencia, que era necesario hacer cambios para preservar su modo de vida. Chirac no se atrevió a decir a los franceses que no podían mantener su nivel de vida y conservar el funcionamiento rígido del mercado laboral.
Eso es, en cambio, lo que ha comprendido el sucesor probable de Chirac, Nicolas Sarkozy. Infelizmente, los franceses no confían en el «modelo anglosajón» propuesto. Es comprensible que los franceses digan «no» a Chirac, pero deben decir «sí» a un político que les permitirá construir un puente hacia el futuro.

Fuente
Washington Post (Estados Unidos)
Korea Herald (Corea del Sur)

«Chirac’s Failure To Lead», por David Ignatius, Washington Post, 30 de mayo de 2005.
« French voters cannot have it both ways », Korea Herald, 31 de mayo de 2005.