La decisión de Francia es mala para Rusia, pues si se hubiese adoptado la Constitución, el número de negociadores con los cuales Rusia debe tratar se hubiese reducido al mínimo. La Unión Europea hubiese tenido una política unificada y consolidada acerca de un gran número de asuntos internos y foráneos. Nuestro ministro de Relaciones Exteriores hubiese podido marcar un solo número de teléfono y reunirse con una sola persona para ponerse de acuerdo con la Unión Europea: el responsable de la dirección de Relaciones Exteriores.
Las consecuencias de este referendo aclararán la realidad del proceso político actual en Europa. Ese proceso únicamente puede continuar si responde a los intereses de todos los países. Francia comprueba actualmente que su inversión en la labor de integración no siempre le resulta rentable. Los nuevos miembros, en particular nuestros vecinos, comprenderán que la integración europea no es tan sencilla. Las élites políticas de esos países serán más capaces de evaluar las perspectivas, los riesgos y los límites de la construcción europea. El resultado del voto en Francia hará que dejen de verlo todo color de rosa y que se desvanezcan sus sueños. Ellos mismos deben sacar sus propias conclusiones, Moscú no debe influir en eso.

Fuente
Vremya Novostyey (Rusia)

«Для России решение Франции плохо», por Olga Butorina, Vremya Novostyey, 31 de mayo de 2005.