La Guerra Fría nos dejó con una enorme reserva de armas nucleares que ya no necesitamos, que ya no podemos utilizar o mantener en su estado actual. No obstante, la comunidad de expertos se aferra a la idea de una cobertura nuclear ante un futuro incierto. Esos mismos expertos exigen ahora la creación de armas nucleares de gran capacidad de penetración terrestre. El verdadero problema es que no contamos con una estrategia nuclear coherente. Antes de tomar cualquier decisión es preciso organizar un debate nacional sobre el papel de las armas nucleares y su contribución a nuestra defensa. El clima internacional ha cambiado y ya no estamos en los 80 o en los 90.
Quisiera presentar algunas observaciones para estimular el debate nacional:
 Estados Unidos debe seguir poseyendo armas para protegerse.
 Nuestras capacidades nucleares son sobreestimadas a causa de la antigüedad de nuestro arsenal.
 La posesión de una importante reserva de armas viejas es menos importante que la de ciertas armas perfeccionadas.
 Creo que deberíamos sacar integralmente de servicio nuestras armas viejas y sustituirlas por otras nuevas en menor cantidad.
 Al reducir la cantidad de armas limitamos la probabilidad de que caigan en malas manos.
 Rusia debería imitarnos.
 Nuestra nueva estrategia nuclear debe ir acompañada del retorno a los principios del Tratado de No Proliferación al adaptarlos al mundo moderno.
 Es inútil realizar ensayos con nuestras armas viejas.
Estas medidas permitirían no solo ahorrar sino también defendernos mejor.

Fuente
Washington Post (Estados Unidos)

«Toward a Nuclear Strategy», por John J. Hamre, Washington Post, 2 de mayo de 2005.