Durante todo el período de existencia de la Unión Soviética, la amenaza que ésta constituía fue el principal argumento utilizado con éxito por Washington para que los países occidentales y del Tercer Mundo se pusieran de su lado. Los países vasallos de Estados Unidos pudieron a continuación sentirse libres para actuar con independencia de los estadounidenses, en especial los aliados de Europa y del este de Asia. La llamada guerra contra el terrorismo es sin duda alguna el nuevo argumento esgrimido por Estados Unidos para convencer a los restantes países de que sigan sus designios.
Las altas y bajas mensuales de los indicadores económicos carecen de importancia. Si analizamos aquellos que son fundamentales observamos una gigantesca deuda gubernamental y un enorme déficit de la balanza de pagos. No se sabe de donde va a salir el dinero para pagar estas deudas. El déficit de la balanza de pagos se subsana de manera momentánea con las inversiones provenientes de Japón, China y Corea del Sur, pero esta situación no puede mantenerse. El gobierno de Bush se niega a aumentar los impuestos y una devaluación del dólar se traduciría en el cese de los pagos.
El problema actual radica en el hecho de que Estados Unidos ha contraído una deuda tan grande con el consumo mundial que cuando se produzca una caída ésta tendrá repercusiones en el mundo entero. No queremos decir con esto que cualquiera se alegraría del derrumbe de la economía estadounidense pero estamos ante un hecho inevitable. El problema es saber cuáles son los países y regiones que sufrirán más.
Creo que después de Irak y Afganistán, Estados Unidos ya no cuenta con recursos humanos y financieros, y tampoco con energía, para atacar otros objetivos. Algunos miembros del gobierno se muestran favorables a una acción de este tipo pero los militares y los pocos aliados que les quedan ya no están dispuestos a apoyarlos.
Pienso que uno de los objetivos de Estados Unidos al apoyar las «revoluciones de terciopelo» en los países de la antigua Unión Soviética es debilitar a la comunidad europea a través de la rápida incorporación de nuevos países que crearán dificultades económicas.
En mi opinión, el orden mundial y las alianzas geopolíticas más probables en los próximos 20 años serán en primer lugar las del polo asiático, con China, Japón, Corea y otros países de la región como centro. Vendrán después los conglomerados no civilizados: Estados Unidos, China y Japón contra Europa, Rusia y probablemente la India. Para el Reino Unido será difícil la elección. Los modelos de oposición Norte-Norte, Este-Oeste y Norte-Sur actúan de manera simultánea.
No es asunto mío dar consejos en materia de geopolítica al gobierno ruso. El objetivo principal del país es fortalecer su posición en el sistema mundial y en el plano interno. Debe escoger aliados en diferentes direcciones. Estimo que en la actualidad la política exterior de Rusia comienza a cosechar éxitos.

Fuente
Strana.ru (Rusia)
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«Коллапс американской экономики неизбежен», por Immanuel Wallerstein, Strana.ru, 1º de junio de 2005. Texto adaptado a partir de una entrevista.