Nos opusimos a la guerra de Irak y cuando ésta se inició esperamos que nuestro análisis no fuera correcto. Lamentablemente ése no fue el caso. Es preciso que Estados Unidos retire sus tropas del lodazal en el que nos metimos basándonos en las mentiras.
Es una pena que ni la Casa Blanca ni el Congreso se pronuncien respecto al tiempo de permanencia de nuestras tropas en Irak. Paul Wolfowitz habló de por lo menos diez años e incluso congresistas opuestos a la guerra estiman hoy que debemos permanecer en el país. No estamos de acuerdo. Nuestra presencia alimenta la violencia como ocurrió en Vietnam.
Aún después de las elecciones seguimos sin saber cuáles son los grupos que de verdad están dispuestos a trabajar juntos, pero hay algo cierto: en estos momentos Washington no controla nada en el país. Debemos retirar de inmediato 30 000 hombres y seguir haciéndolo en la medida en que se formen nuevas tropas iraquíes. Debemos obrar de consuno con la ONU para librarnos de nuestro compromiso de la mejor manera posible. No hay garantías de que nuestra retirada contribuirá a mejorar la situación pero si hay algo cierto es que nuestra presencia impedirá el cese de la violencia.
Luego de dos años en Irak hemos perdido 1 600 hombres y aumentado el déficit en proporciones enormes. El statu quo no es aceptable.

Fuente
The Boston Globe (Estados Unidos)

«Withdraw from Iraq», por George McGovern y Jim McGovern, Boston Globe, 6 de junio de 2005.