El salón aeronáutico y espacial internacional de Le Bourget en París, Francia.

La industria mundial del transporte aéreo está en declive. Sus pérdidas podrían alcanzar US$ 6,000 millones en el presente año, según las estimaciones más recientes de la IATA (International Air Transport Association), o sea, un 25% más que en 2004 y un 9% por encima del cálculo preliminar realizado por este organismo internacional en el año pasado. Las compañías aéreas de EE.UU. se vieron afectadas más que nadie en la última temporada, habiendo perdido casi US$ 9,000 millones, y la única manera de superar esa situación es pasar a la explotación de naves aéreas más económicas, más potentes y más seguras.

La corporación Boeing presenta en Le Bourget un modelo que reúne precisamente esas características. Su nuevo jet, llamado Dreamliner, será capaz de transportar, en función del modelo, hasta 300 pasajeros a una distancia de 15.500 kilómetros en las condiciones más confortables.

Los colosos aeronáuticos de Europa y Estados Unidos se han enfrascado en una guerra de competencia muy seria. Ambas partes apelan a la OMC pidiendo sancionar al rival por el uso de privilegios financieros o preferencias económicas establecidas por los respectivos Gobiernos u organismos de la Unión Europea. Y ambas promueven una campaña publicitaria de gran envergadura, algo que está muy patente en la nueva edición del Salón Aeronáutico de Le Bourget.

A diferencia de lo que pasó en 2003, cuando el conflicto jurídico con la empresa Noga impidió a Rusia presentar en Le Bourget sus aviones de caza, esta vez todo el mundo puede apreciar la insuperable capacidad de maniobra del Su-27SKM.

El avión caza ruso Sukhoi.

El piloto de pruebas Serguei Bogdan, de la empresa productora Sukhoi, se lleva una ovación del público tras cada vuelo, como si fuese una estrella del cine.

En realidad, los constructores aeronáuticos y pilotos rusos ya han acostumbrado a la audiencia europea a esta clase de acrobacias aéreas, así que la gente viene a Le Bourget especialmente para presenciarlas. «Lo más importante para la Rusia de hoy es estar integrada en el sistema de la división internacional del trabajo y poder acceder a los nuevos mercados de venta con su tecnología de punta y sus servicios de alto nivel» - confiesa el mariscal de aviación Evgueni Shaposhnikov en una entrevista al corresponsal militar de la agencia RIA Novosti.

Podría parecer paradójico pero las empresas aeronáuticas de Rusia cooperan a un mismo tiempo con Boeing y Airbus. Ingenieros y técnicos rusos han hecho su aportación tanto al modelo 787 como al A-380.

El avión civil Airbus 380, un dinosaurio de los aires, capaz de transportar 800 personas.
Foto arriba: el día en que se construyó el primer bloque del avión. Abajo: El A-380 en un vuelo de pruebas, observe que es un avión de dos pisos.

En un caso se trata de las aleaciones de titanio que contribuyen a aliviar la estructura de la nave, haciéndola más resistente y segura; en otro, es el desarrollo de varios segmentos del ala, lo cual también eleva la seguridad del avión. Sukhoi es líder incuestionable entre las compañías rusas en esta materia.

Aparte de su famosa gama de cazas, Sukhoi presenta en Le Bourget un nuevo proyecto civil, el denominado RRJ (Russian Regional Jet), avión de pasajeros que está destinado para la explotación en las rutas regionales de mediana distancia.

El mayor mérito de este proyecto es que se viene implementando gracias a la división internacional del trabajo, con la participación de empresas tan renombradas como la norteamericana Boeing, las francesas Thales (sistemas aviónicos y logísticos) y Snecma (turbina y nacela) o la rusa NPO Saturn.

El RRJ (Russian Regional Jet), avión civil ruso.

Los sistemas de control remoto son desarrollados por la compañía europea Liebherr y la rusa NPO Voskhod; los equipos de aire acondicionado también llevan la marca Liebherr; el tren de aterrizaje viene de la estadounidense Messier Dowty; el sistema de combustible será de Intertechnique; los equipos eléctricos, de Hamilton Sundstrend; el interior de la cabina es creado por B\E Aerospace; los propulsores adicionales, por Honeywell y la rusa Saliut; y las butacas de tripulantes, por Ipeco...

El autor de estas líneas presenció en Le Bourget la firma de un contrato entre Sukhoi y Thales, mediante el cual los franceses invertirán US$ 120 millones en el desarrollo de los sistemas aviónicos para la modalidad RRJ-95, destinada para 95 pasajeros (también hay proyectos para 75 y 65 personas); y los rusos aportarán una suma dos veces inferior.

Víctor Subbotin, quien es director del programa RRJ, afirmó que el proyecto sigue avanzando a plena marcha, sin dilaciones algunas. Tiene rango de programa federal prioritario, por lo cual cuenta con el respaldo del Gobierno ruso. Se contempla que el primer jet regional, construido en la planta aeronáutica de Novosibirsk, va a realizar su primer vuelo en marzo de 2007.

Tareas muy similares se plantean ante el sector espacial de Rusia. El jefe de la agencia espacial Roscosmos Anatoly Perminov anunció que no habrá recortes algunos en el programa de actividades conjuntas, calculado para los próximos quince años, y que todos los proyectos, incluidos los de exploraciones lunares y marcianas, se van a cumplir.

Los europeos manifiestan especial interés por el nuevo transbordador espacial ruso Clipper, cuya maqueta está presentada en Le Bourget. Al decir de Perminov, las empresas europeas están dispuestas a colaborar activamente en su construcción. No habrá ningún marco que limite tal participación. La única condición es que será la entidad rusa NPO Energya, autora del Clipper, la que se encargará de dirigir, coordinar y controlar los trabajos en este proyecto.

Fuente
RIA Novosti (Rusia)

Este artículo apareció originalmente el 15 de junio 2005.