Los desafíos que enfrentan nuestras naciones obligan a los intelectuales de todas las profesiones a adoptar posiciones razonables respecto de una serie de asuntos apremiantes. Nosotros, árabes liberales, lanzamos un llamamiento urgente contra la simplificación a ultranza de los asuntos relacionados con la región. Queremos que cesen las grandes invocaciones de palabras mayores como «democracia» o «resistencia» que hasta ahora sólo han llevado a la fragmentación y a la perpetuación de la derrota.
El liberalismo que adoptamos expresa nuestra fidelidad a los valores modernos e iluminados y no debe ser visto como una forma de fidelidad a Estados Unidos. Es cierto que nos inspiramos en la experiencia occidental. Sin embargo, no olvidamos la labor del jeque Mohammed Abdu y sus discípulos. Tampoco se nos olvida que ha habido gobiernos occidentales que le han dado la espalda a esos valores en nombre del beneficio material. Hay que establecer una distinción entre las ideas y su origen. Al contrario de los neoconservadores, pensamos que la democracia es la conclusión de un proceso y no un punto de partida. Nos alegramos de la caída de los dictadores pero la intervención extranjera no es la manera más adecuada de lograrlo.
Independientemente de lo que se pueda pensar del régimen sirio, no podemos desear que Damasco sufra la misma suerte de Bagdad. Estimamos que Occidente debe también recuperar sus valores, respetar la ley y darle la espalda al fundamentalismo.
Condenamos la apología de los mártires de la misma forma que condenamos las violaciones de los derechos de los palestinos por parte de Israel. Denunciamos las condenas a la globalización cuando nuestra región necesita inversiones, pero condenamos asimismo el silencio que rodea el destino de los más pobres. Los países árabes deben interesarse por nuevas ideas.

Fuente
Al-Ahram (Egipto)

«The liberalism we espouse», por un colectivo de intelectuales árabes, Al Ahram, 9 de junio de 2005.