El referéndum organizado para el 29 de mayo de 2005 en Francia reviste un alcance histórico. En caso de victoria del «no», los ciudadanos no habrán tenido nunca una oportunidad más clara y prometedora de dar un nuevo impulso a la Unión Europea (UE) a partir de nuevas bases y detener las políticas neoliberales. La verdadera cuestión de este escrutinio es también: sí o no al liberalismo a la europea.
Hay dos razones principales para el «no». La primera consiste en que, desde el Acta Única de 1986, Europa vive una profunda crisis económica, social y medioambiental, consecuencia directa de las políticas aplicadas por los países de la Unión y por la Comisión Europea. Se ha puesto la competencia como punto central de la Unión Europea en vez de la cooperación, la solidaridad y la justicia social. Por otra parte, esta competencia es ilusoria ya que frecuentemente los mercados son compartidos entre grupos transnacionales. A ello se añade una crisis política que se refleja en el fuerte índice de abstencionismo.

La segunda razón es que dicho texto conduce a organizar un retroceso sistemático de la democracia en Europa donde hace desaparecer además todo tipo de ambición social. Rechazo organizado de la democracia: imposibilidad de verdaderas iniciativas ciudadanas y, en la práctica, de una revisión de la Constitución; alejamiento del pueblo como fuente de la soberanía; diferencias en lo tocante a la igualdad entre los Estados; sumisión de la política exterior y de defensa de la Unión a la OTAN y por lo tanto a Estados Unidos; violación de la laicidad; limitación de las «cooperaciones reforzadas»; «constitucionalización» de la política económica. Por otra parte, el texto renuncia a cualquier tipo de ambición por parte de la Unión en términos sociales y medioambientales. Un mecanismo económico discutible, la «competencia libre y no falseada», está erigida en principio constitucional de organización de la sociedad. Si la Constitución Europea fuera ratificada, el viejo sueño de los neoliberales más radicales se vería en gran parte realizado en Europa. Habrían logrado al fin sustraer totalmente la decisión económica al poder del legislador y del sufragio popular.
El voto del 29 de mayo de 2005 es uno de los más importantes de los últimos 60 años y revelará la correlación de fuerzas entre las ideas neoliberales de regresión social y democrática y las ideas progresistas de solidaridad. Una victoria del «no» con seguridad estimulará las luchas sociales y sindicales. El gobierno Raffarin, el presidente de la República y el MEDEF [Movimiento de las Empresas de Francia, N. del T.], todos adeptos del «sí», se verán debilitados, lo que abrirá el camino a avances sociales. Ello forzará igualmente al Partido Socialista y a los Verdes a una definición sobre la cuestión liberal.
Una victoria del «no» en Francia tendría por lo tanto como virtud, de todas formas, desbloquear la situación, debilitar la influencia neoliberal en Europa, dar nueva confianza y esperanza a los que consideran que otro mundo y otra Europa son posibles. El caos anunciado por los partidarios del «sí» no tendrá lugar. Resurgirá la discusión entre los gobiernos, pero a partir de otra correlación de fuerzas, y seguramente permitirá respetar mejor las aspiraciones reales de los ciudadanos favorables a una verdadera Europa social y solidaria.

Fuente
Libération (Francia)
Libération ha seguido un largo camino desde su creación en torno del filósofo Jean-Paul Sartre hasta su adquisición por el financiero Edouard de Rothschild. Difusión: 150,000 ejemplares.

Libération Referencia: «Cette Constitution, non merci», por Jacques Nikonoff, Libération, 23 de marzo de 2005.