La justicia exige la cancelación total e incondicional de la deuda para todos los países del sur

Jubileo Sur, una red de campañas sobre la deuda, movimientos y organizaciones populares de África, América Latina, el Caribe, Asia y el Pacífico, permanece firme en su posición de que nada salvo la cancelación incondicional de todas las deudas reclamadas a los países del Sur liberará a sus pueblos de la dominación de la deuda.

Es innegable que el peso financiero del servicio de la deuda es desestabilizador y resulta en la violación de los derechos humanos básicos de nuestros pueblos y el empobrecimiento de nuestros países. La injusticia se magnifica aún más cuando examinamos la naturaleza, las condiciones y el propósito onerosos y a menudo odiosos de muchas de estas deudas y las consecuencias negativas de numerosos proyectos financiados con deuda, por los cuales los prestadores del Norte tanto como los gobiernos autoritarios y corruptos del Sur son responsables.

Es aún más fundamental cómo la deuda es utilizada como instrumento para perpetuar el poderoso dominio que las naciones ricas, las instituciones financieras internacionales y las corporaciones globales tienen sobre las vidas de nuestros pueblos. Utilizan este poder para continuar con la larga historia de explotación y saqueo que es una de las causas centrales del problema de la deuda en sí.

Desde el momento de la explosión de la crisis global de la deuda en los años 80, hemos sido testigos de una serie de planes para alivio de la deuda ofrecidos por los gobiernos del G8 y las instituciones financieras internacionales. Una y otra vez, estos planes tuvieron éxito no en liberar a nuestros pueblos de la servidumbre de la deuda, sino en mantener a nuestros países en la noria de la deuda y en crear condiciones aún mas favorables para la concentración de la riqueza y su extracción de nuestros países por los inversores extranjeros. En muchas circunstancias fueron iniciativas mal disimuladas para socorrer a los bancos internacionales y las instituciones financieras.

Desde el año pasado, los gobiernos del G8, liderados por los Estados Unidos y el Reino Unido, han estado debatiendo propuestas acerca de la cancelación del 100% de la deuda multilateral. Las campañas sobre la deuda tomaron esto como un desafío y una oportunidad para pelear por lo que podría ser un avance importante, aunque parcial, y resaltaron los términos en los cuales una cancelación de 100% de la deuda multilateral redundaría verdaderamente en un importante paso hacia adelante en la lucha contra la dominación de la deuda.

El 11 de junio próximo pasado, los Ministros de Finanzas del G8 hicieron pública una declaración sobre "Desarrollo y Deuda" que incluye una propuesta de cancelación de deuda multilateral que sería presentada a las Reuniones Anuales del FMI, Banco Mundial y Banco Africano de Desarrollo en septiembre de 2005.

No podemos unir nuestras voces a las de aquellos que festejan el último acuerdo sobre la deuda del G8 como una victoria "histórica" por los siguientes motivos:

  1. La cancelación de deuda multilateral propuesta está todavía ligada al acatamiento de los condicionamientos que exacerban la pobreza, abren nuestros países aún más a la explotación y el saqueo y perpetúan la dominación sobre el Sur.
    La propuesta incluye la cancelación de U$S 40.000 millones de deuda multilateral reclamada a 18 PPAE a Punto de Conclusión. La cancelación de 40.000 millones de dólares, si fuera a llevarse adelante, será un cambio significativo a la situación actual de muchos de estos 18 países. Pero no debemos olvidar que estos 18 países ya han pagado y continuarán pagando un terrible costo por estos U$S 40.000 millones - cumplir con los condicionamientos PPAE requeridos para llegar al "Punto de Conclusión", el impacto de los cuales será sentido por muchos años por venir.
    La propuesta también menciona que el 100% de cancelación de deuda será otorgado solamente a aquellos "que continúan en curso con sus programas de repago de obligaciones..." Esto significa que los países actualmente atrasados van a tener que ponerse al día en sus pagos antes de ser elegibles para la cancelación.
    Además no está claro si se impondrán nuevos condicionamientos sobre estos países de modo de asegurar "buena gobernabilidad, responsabilidad y transparencia".
    Según se entiende, la propuesta también comprende la inclusión de U$S 11.000 millones reclamados a 9 PPAE a Punto de Decisión, y U$S 4.000 millones reclamados a 11 PPAE que no han alcanzado todavía el Punto de Decisión. Estos U$S 15.000 millones vienen con el mismo precio - los otros 20 países devendrán elegibles para la cancelación solamente después de implementar los condicionamientos PPAE.
    El total de U$S 55.000 millones de cancelación de deuda multilateral definitivamente no van a ser suficientes para compensar el impacto devastador de estas políticas, que incluyen la privatización de servicios, liberalización indiscriminada del mercado y el comercio, la apertura de las economías a la inversión extranjera (con un énfasis especial en las industrias extractivas en África), políticas orientadas a la exportación a expensas de las necesidades domésticas. El impacto de estas políticas incluye socavar la soberanía y la democracia, la intensificación de la represión y el militarismo, y la guerra.
    La cancelación de deudas multilaterales no va a significar automáticamente la liberación de estos países del dominio que tienen sobre su economía el FMI, el Banco Mundial y el Banco de Desarrollo Africano. Estas instituciones financieras internacionales no son solamente prestadores - su evaluación y clasificación del desempeño de los países, ejercen gran influencia en el comportamiento de inversores internacionales y otros prestadores. Estos países continuarán siendo vulnerables a estas instituciones mientras continúen a la pesca de inversiones extranjeras, ayuda y créditos.
  2. Aún si la cancelación de la deuda fuera sin condicionamientos, la propuesta se queda muy corta, en términos de la cobertura y montos, para considerarse un significativo paso adelante hacia la justicia bajo cualquier criterio:
     No cubre las deudas reclamadas por el Banco Interamericano y el Banco de Desarrollo Asiático de al menos 6 de los 38 países considerados para la cancelación de deuda multilateral. No hay una explicación lógica evidente y ninguna fue ofrecida por la declaración del G8.
     Cubre solamente 38 de más de 160 países del Sur agobiados por deudas reclamadas por financiadores internacionales. Al guardar silencio sobre el resto del Sur, el G8 continúa perpetuando el mito para su conveniencia, de que la deuda es un problema solamente para "los países más empobrecidos".
     Aún aceptando que el G8 aspira a comenzar con las situaciones más urgentes, la propuesta ni siquiera intenta responder a las críticas condiciones de los países azotados por el tsunami en Asia y otros países que atraviesan graves crisis como Haití.
     Los U$S 40.000 millones son una vergüenza en comparación con lo que los gobiernos del G8 están dispuestos a gastar en su presupuesto militar anual - para el año 2004: U$S 400.000 millones para los EEUU y unos U$S 191.400 millones para otros 6 de los países del G8 combinados (excluyendo a Rusia).
     Esta comparación se hace más obvia considerando que de acuerdo con la propuesta, las contribuciones de los países donantes a la cancelación de la deuda por U$S 55.000 millones se extenderá por muchos años (la duración del repago de los créditos cancelados).
     Su contribución anual a la cancelación de la deuda se estima en solamente alrededor de U$S 1.000 millones anuales. Esto es una miseria comparado con lo que recaudan los gobiernos del G8 y las instituciones financieras internacionales en pagos de capital e intereses desde los países del Sur. En el año 2003, más de U$S 23.000 millones se recaudaron por pago de intereses solamente sobre deudas bilaterales y multilaterales reclamadas al Sur.
  3. Tal como las anteriores, la propuesta no trata el tema de las deudas odiosas y onerosas.
    Aún por los parámetros políticos, legales y éticos más limitados, la mayor parte si no todas las deudas reclamadas al Sur son evidentemente ilegítimas. En verdad, se ha demostrado que muchas son flagrantemente ilegales. Los gobiernos del Norte así como también las instituciones financieras internacionales se han negado y continúan negándose a tratar este tema abiertamente.
    La mayoría de los antecedentes históricos de reestructuración, cancelación o repudio de deudas odiosas fueron maniobras oportunistas de potencias colonialistas o de fuerzas de ocupación para liberar recursos en el Sur para sus propios intereses, siendo la reestructuración de deuda reclamada a Irak el ejemplo más reciente.
  4. La declaración del G8 no expresa ninguna medida de reconocimiento a las causas históricas y estructurales de las deudas ni la pobreza y su propia culpabilidad. Sin este reconocimiento, los gobiernos del G8 no pueden convertir a la pobreza en historia. En lugar de esto, la declaración del G8 es una reafirmación de su compromiso colectivo para forzar políticas conducentes a la pobreza y a la creación de deudas en el Sur.

Reconocemos que el acuerdo del G8 sobre cancelación de deudas multilaterales reclamadas por estas instituciones de 18 a 38 países, representa algún progreso con relación a otros planes y propuestas previas para alivio limitado de los pagos de las deudas. También es de notar que se incluyen algunas deudas reclamadas por el FMI, lo cual es un reconocimiento oficial de que las deudas con el FMI pueden ser canceladas luego de años de rechazar esta posibilidad.

El hecho de que los gobiernos del G8 han sido forzados a referirse al engaño y lo inadecuado de sus anterioress planes de alivio de deuda, no hubiera sido posible si no fuera por los esfuerzos incesantes e incansables de las campañas sobre la deuda y los movimientos sociales de todo el mundo.

Pero no podemos perder de vista la naturaleza y el impacto globales de estos acuerdos. El acuerdo sobre deuda “del G8 es un hábil esfuerzo de utilizar elementos positivos para proyectar una imagen de generosidad, pero esos mismos elementos están enmarcados en un paquete coherente y que avanza con su agenda económica y control sobre el Sur.

Rechazamos este nuevo intento de manipular las esperanzas y las exigencias de millones de personas en todo el mundo.

Instamos a todas las campañas sobre la deuda, a los movimientos sociales y organizaciones populares a reforzar la presión y exigir a los líderes de las naciones más enriquecidas y poderosas a dar pasos inmediatos y decisivos hacia:

 La cancelación incondicional de todas las deudas reclamadas a los países del Sur;

 El fin de la imposición de políticas al Sur utilizando créditos, ayuda, alivio de deuda y programas de cancelación de deuda, otros medios de presión económica, presión política y agresión militar;

 La restitución y reparaciones por la esclavitud y la colonización, el saqueo de nuestra riqueza y recursos naturales, la explotación de nuestra mano de obra, la destrucción humana, social y ecológica en el Sur causada por sus actividades económicas, operaciones militares y guerras.

Recordamos a los líderes de los países más enriquecidos y poderosos de las naciones más poderosas que en verdad es el Norte que debe al Sur. La acumulación y concentración de riqueza en el Norte ha sido mayormente a expensas del Sur - nuestra tierra, nuestros minerales, nuestros bosques y aguas, nuestra mano de obra, nuestras comunidades, nuestras economías, nuestras culturas, nuestros gobiernos, nuestras vidas.

Desafiamos a los gobiernos del Sur a ejercitar la voluntad política para repudiar todas las deudas reclamadas al Sur por el Norte y trazar un camino independiente hacia un desarrollo genuino y la autodeterminación.

Adital