Los iraníes ya no dan muestras del más mínimo interés por las farsas electorales del régimen de los mulahs. La actual campaña despierta más que nunca la oposición y el boicot de la población. Sólo aquellos que juraron fidelidad al régimen pueden presentarse a ella. Estas elecciones son por lo tanto ilegítimas. Resultado: elegir entre cuatro ex generales de los guardias de la revolución y cuatro mulahs con o sin turbante. La presencia entre los candidatos de un hombre como Rafsandjani es un elemento que revela el fracaso del régimen. Nadie ignora que durante un cuarto de siglo fue uno de los principales responsables de los crímenes del régimen.
Podríamos asombrarnos de que en Occidente se pueda pensar que estas elecciones conducirán al pragmatismo, la democracia y los derechos humanos. En realidad, cualquiera que sea el resultado, se tratará de un régimen debilitado y replegado sobre sí mismo. El abismo entre los iraníes y la teocracia aumenta cada vez más. La agravación de la represión sistemática y arbitraria, la masacre de los prisioneros políticos y la discriminación de la mujer erigida en doctrina de Estado han profundizado ese abismo. El país es rico pero la población es miserable. La existencia de cuatro importantes movimientos insurreccionales desde el inicio del año iraní demuestra que los iraníes desean un cambio de régimen.
Existe una ruptura entre ese régimen y la rica cultura iraní. En la actualidad sigue apoyando el terrorismo y trata de dotarse del arma atómica. La necesidad de un cambio es por lo tanto hoy más imperiosa que nunca en el propio Irán. Para que este cambio tenga lugar sólo se nos habla de dos opciones: la guerra exterior o la complacencia. Esta última constituye la opción de la Unión Europea y su único resultado será permitir a los mulahs ganar tiempo. Si existiera una forma de discutir con el régimen, ésa habría sido la opción de la oposición. Tratamos de hacerlo en 1979. Al cabo de dos años de asesinatos era evidente que la discusión no era posible. Desde entonces, los múltiples llamamientos de la resistencia para la celebración de elecciones libres bajo los auspicios de la ONU han tenido como única respuesta la continuación de la represión.
Los mulahs hacen todo lo que esté a su alcance para evitar cualquier cambio que precipite su caída. Lamentablemente, como pudimos comprobar hace dos años en Francia, en ese regateo entre Occidente y el régimen el medio de pago son los derechos humanos y los derechos de los iraníes a resistir y a liberarse. Por ello nuestro movimiento fue catalogado de agrupación terrorista aunque se haya demostrado que esta acusación es infundada.
En diciembre de 2004 destacado en el Parlamento Europeo que no estábamos obligados a escoger entre la complacencia y la guerra. El cambio democrático en Irán por parte de los iraníes y de su resistencia está al alcance de la mano. No pedimos ni armas ni dinero a Occidente, sólo que mantenga una posición neutra entre, por una parte, la resistencia y el pueblo, y, por la otra, la dictadura en el poder. Le pedimos que no obstaculice las acciones de la resistencia y que deje de catalogar como terrorista al principal movimiento de oposición.

Fuente
Le Figaro (Francia)
Difusión: 350 000 ejemplares. Propiedad de la Socpresse (creada por Robert Hersant, hoy es propiedad del constructor de aviones Serge Dassault). Es el diario de referencia de la derecha francesa.

«Une nouvelle politique pour l’Iran», par Maryam Radjavi, Le Figaro, 15 de junio de 2005.