El rechazo al Tratado Constitucional Europeo (TCE) por parte de franceses y holandeses convierte a la cumbre de Bruselas en un momento clave. Tony Blair tiene razón cuando pide una pausa para reflexionar pero esto no debe impedir que demos pruebas de estrategia. Estimo que la Constitución era un progreso para la Unión Europea pero somos democracias y no podemos obligar a Francia y a Holanda aceptar este texto. Ahora bien, sin ellos, las cosas no tienen sentido y esto es algo que debe reconocer el Consejo Europeo.
Necesitamos restablecer la confianza en la Unión Europea. Los pueblos tuvieron muy poco que ver con las transformaciones emprendidas por la Unión en los últimos 20 años. Debemos también adaptar las instituciones para la ampliación, mucho más por cuanto este proceso deberá proseguir. Debemos elaborar reformas que sean aceptadas por unanimidad y que hagan a la Unión Europea más transparente. Ello debe arrancar con la reforma del presupuesto, y sobre todo de la Política Agrícola Común (PAC). Se impone además reformar las economías europeas demasiado cerradas pero también dejar los modelos sociales en el ámbito de los Estados.
Como quiera que sea, el rechazo al TCE nos brinda una lección saludable sobre las consecuencias del alejamiento del pueblo de la construcción europea. Hay que dejar de convertir a Europa en chivo expiatorio ante las dificultades nacionales y conceder nueva confianza a la Unión Europea. Debemos también dejarle a la próxima generación de dirigentes europeos que sustituirá a Jacques Chirac, Gerhard Schröder, Silvio Berlusconi o Tony Blair la tarea de transformar la Unión Europea.

Fuente
The Independent (Reino Unido)

«Bury the treaty and create a new vision for Europe», por Charles Kennedy, The Independent, 14 de junio de 2005.