Nos resultó chocante la manera como ciertos países, empezando por Gran Bretaña, pusieron en tela de juicio la Política Agrícola Común (PAC), así como la complacencia de ciertos comentaristas que la caricaturizaron. Según ellos, la PAC no ha evolucionado desde el Tratado de Roma. ¿Por qué tanta aversión hacia esa política cuando esa misma política goza de aceptación general en Estados Unidos? Cuando nosotros nos culpabilizamos, ¡los norteamericanos blanden el arma alimentaria! ¿Por qué tendríamos que abandonar nosotros una política que nos convirtió en el segundo exportador mundial de productos agrícolas no elaborados y en el primero de productos agrícolas elaborados? Al atacar esa política de la «vieja Europa», Tony Blair actúa contra Europa.
La agricultura europea constituye una fuerza para la Unión Europea. Tony Blair falsea las cifras de esa política para hacer creer que el 40% de los gastos europeos se destina a ella. Además, esos gastos son indispensables. Más del 10% de los empleos de la Unión Europea, y cerca del 20% de los puestos de trabajo del sector privado en Francia, dependen de ellos en el conjunto del ramo agroalimentario. Por otro lado, 450 millones de europeos se benefician con esos gastos ya que tienen acceso a productos alimentarios de calidad a buen precio. El presidente de la República tiene razón en señalar que la PAC es moderna. Es moderna por las relaciones que estableció con los países en desarrollo que gozan de un acceso privilegiado al mercado europeo. Eso contradice la propaganda según la cual Europa y la PAC matan la agricultura de los países pobres. Se acusa a Europa de desestabilizar los mercados agrícolas de los países en desarrollo, pero ¿quién se ha dado cuenta de que los cultivos más determinantes para los ingresos de los agricultores de los países en desarrollo son el algodón, el arroz, el maní o cacahuate, el café o el cacao, cultivos casi inexistentes en Europa? Finalmente, durante el ciclo de negociaciones que se desarrolla en la OMC, la Unión Europea fue la única en proponer cambios a favor de los países más pobres. Además, Jacques Chirac tomó la iniciativa de proponer, junto al presidente Lula, de Brasil, un impuesto internacional para financiar el desarrollo. También fue él quien dio inicio a la creación de la Fundación para la Agricultura Mundial (FARM).
Francia apoya la PAC. No está sola y fue por iniciativa suya que se estableció un límite para los gastos agrícolas europeos. Nos gustaría exhortar a la modestia a quienes pretenden dar lecciones. Europa ha pagado caro los errores ingleses en materia de agricultura y seguridad alimentaria. Las dos crisis sanitarias más importantes que hemos tenido en los últimos años (las «vacas locas» y la fiebre aftosa), vinieron de Gran Bretaña. Esas dos crisis nos están costando todavía unos cuantos miles de millones de euros. Los ingleses siempre atacaron la PAC, pero son los ingleses los que cobran los cheques más cuantiosos de esa política. No consideramos, por nuestra parte, que porque los agricultores hayan votado «no» en el referendo sea preciso «abandonarlos».

Fuente
Le Figaro (Francia)
Difusión: 350 000 ejemplares. Propiedad de la Socpresse (creada por Robert Hersant, hoy es propiedad del constructor de aviones Serge Dassault). Es el diario de referencia de la derecha francesa.

«La PAC, un enjeu d’avenir», por Bernard Accoyer y Josselin de Rohan, Le Figaro, 24 de junio de 2005.