Joseph Smith, fundador de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días así como ex candidato a la presidencia de Estados Unidos, fue asesinado por una muchedumbre enardecida el 27 de junio de 1844 mientras cumplía prisión en Carthage (Illinois) por el delito de obstaculizar la libertad de prensa. Había cerrado, en efecto, un periódico que se oponía con demasiada vehemencia a sus teorías sobre la poligamia.
La doctrina de los mormones se basa en una aparición divina y una revelación que Smith decía haber recibido en 1823 de un mensajero llamado Moroni. Según Smith, el mensajero le había entregado dos placas de oro cubiertas de jeroglíficos así como el código para descifrarlos, lo cual le permitió transcribir el Libro de Mormón que relata la llegada de cuatro civilizaciones bíblicas a América a partir del segundo milenio antes de Cristo. Desgraciadamente, es imposible comprobar la autenticidad del testimonio de Smith ya que, después de haber terminado éste la transcripción, Dios se llevó las placas de oro y ningún arqueólogo ha encontrado jamás la menor huella de aquellas civilizaciones.
La Iglesia de Joseph Smith afirma contar actualmente con 11 millones de seguidores y es prácticamente la dueña de Salt Lake City.